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Italia asusta a Gales

El ‘XV del Dragón’ remonta gracias a Halfpenny ante un rival que se desploma en el segundo acto (7-33)

George North, de Gales, se escapa de Luke McLean
George North, de Gales, se escapa de Luke McLeanDavid Rogers (Getty Images)

El problema de la pegajosa y orgullosa Italia es el tiempo. Esos 80 minutos que diluyen sus estruendos. Su nuevo seleccionador, el irlandés Conor O’Shea, asume el reto. Los azzurri tienen argumentos para desquiciar a una favorita como Gales en una primera parte excelsa de su líder, Sergio Parisse. Ocurre que el avance del reloj, las dudas de la segunda unidad y un goteo imparable de indisciplinas acaban imponiendo el guión previsto. Y así sobrevivió la dubitativa Gales en Roma, con su puesto apertura bajo sospecha a seis días de jugarse medio torneo en la visita de Inglaterra.

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Para haber superado los 60 puntos en sus dos últimos choques frente a Italia, irse al descanso con apenas tres en el zurrón debió parecerles inaudito a los galeses. Rob Howley alineó a todos sus veteranos con la intención de desequilibrar pronto la balanza, alejar a Italia para que su juego contenido no fuera suficiente. Por eso o la búsqueda del punto bonus de los cuatro ensayos, Gales rechazó tres veces la opción de tirar a palos y encerró a los italianos en su línea de cinco metros, pero no encontró recursos para romper la última guarnición. El balón no llegaba a las alas en condiciones; las patadas de Biggar no tenían la mordiente deseada y las embestidas de la delantera encontraban réplica. Providencial, Lovotti evitó el ensayo con un anulado en la zona de marca.

Su hercúlea resistencia espoleó a los locales y Parisse entiende como pocos los vaivenes anímicos del rugby. Italia se asomaba al balcón galés y su capitán avistó la zona de marca cabalgando ligero tras una melé. Con el rival encerrado en la línea de cinco metros, Italia igualó la apuesta galesa. ¿Palos? No, melé. La ambición dio réditos y Gori presentó bajo palos el oval tras un maul improvisado. Y no se conformó el cuadro local, que rozó otra marca en la última acción del primer acto. Dueño del partido, Parisse ampliaba repertorio y le ganaba las disputas aéreas a Biggar, pero Warburton limitó daños en un momento clave (7-3).

Leigh Halfpenny trata de escaparse de Luke McLean.
Leigh Halfpenny trata de escaparse de Luke McLean.David Rogers (Getty Images)

Gales parecía desnortada, lenguaraz. El árbitro llegó a advertirles de que la siguiente protesta supondría sanción. North apenas recibía balones y no tenía ni una micra de terreno para arrancar. Desafinaba la banda y la batuta cambió de manos. Biggar se quedó en el vestuario y el número 10 está en el aire. Sam Davies, más dinámico a la mano, recogió las riendas. Howley descarta la receta inglesa–colocar a uno de los dos como centro- así que el dilema presidirá su mandato interino mientras Warren Gatland prepara el tour de los Lions.

La victoria era obligada. Gales limitó riesgos con el balón y se mudó a campo rival a esperar que cayeran los puntos. Italia se lo puso fácil: llegaron los errores evitables y la incapacidad para alejar el oval. La tercera galesa, con Warburton desplazado al lado ciego por Tipuric, dio mucho trabajo a Parisse y los suyos concedieron una cascada de golpes de castigo. Y Halfpenny no perdona: anotó tres en apenas cuarto de hora mientras Italia veía el campo rival en otra galaxia.

Con el marcador a favor, Gales forzó a la agotada delantera rival hasta que llegó la amarilla a Lovotti por hundir la melé. El XV del Dragón sentenció con dos ensayos en los diez minutos que jugó con un hombre más: Jonathan Davies culminó el primero y abrió al ala para que Williams firmase el segundo. Con el tablero patas arriba, North, renqueante, encontró la autopista para su galopada de turno. No hubo punto bonus para una Gales aliviada que por momentos amagó con sucumbir en Roma.

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