Fiasco del Barcelona en el Villamarín
Los azulgrana solamente pueden empatar en el último minuto con un gol de Luis Suárez tras un partido muy bien manejado por un revitalizado Betis
El barcelonismo se llevó un chasco monumental del Villamarín. El equipo se perdió ante un soberbio Betis y el árbitro le birló un gol en una jugada que comenzó con un penalti no pitado a Neymar. A pesar del fallo del colegiado y el linier, la cadena de errores del Barça fue monumental después de cinco jornadas victoriosas y de presionar al Madrid. El entrenador se equivocó seguramente con la alineación y los futbolistas no dieron pie con bola, reducidos los azulgrana por la camisa de fuerza de Víctor Sánchez del Amo. La victoria verdiblanca parecía indiscutible, por juego, por ocasiones, por postes (dos a cero) y por goles (1-0) cuando apareció en el último minuto Luis Suárez (1-1).
Muy desorientados y aplatanados, los azulgrana solo se corrigieron a tiempo para empatar, nunca para vencer, víctimas de la solana del Villamarín. Quiso jugar el Barça al ataque con demasiados delanteros y se defendió muy bien con jugadores de contención el Betis. Los verdiblancos se han endurecido con Víctor, un técnico al que le gusta la estrategia, interesado en explicar desde sus tiempos en el Deportivo cómo se puede negar al plantel de Luis Enrique. El entrenador verdiblanco desenchufó ayer al tridente, diseminado y al tiempo desconectado también de los medios y zagueros del Barcelona. Las rotaciones de Luis Enrique dejaron a un equipo despersonalizado y extraviado, demasiado largo, alejado de Adán.
No funcionaron los laterales suplentes, Aleix Vidal y Digne, ni la dirección de Rakitic. El croata está fuera de forma, ya sea como volante central o medio centro, y los barcelonistas no encontraron la manera de asociarse, ni siquiera de tirar un buen pase, reiterativos en las pérdidas, sometidos por el despliegue físico de un Betis menos artístico y también más sólido, invicto en el Villamarín. Empachado de jugadores ofensivos, el Barça fue a remolque de un rival que compitió muy bien hasta que empezó la rueda de cambios y reculó hacia Adán. El Betis solo cedió cuando el partido entró en la locura propiciada por los cambios del Barça.
Hasta el gol de Alex Alegría no hubo más equipo que el Betis, replegado en una defensa de cinco, excelente en las transiciones, mejor también en la posesión, superior en corto y en largo, exigente con Ter Stegen. El portero intervino muy a menudo para bien y por el contrario apenas había noticias de Messi. El 10 se dejó caer a la zona de medios por la falta de munición y solo consiguió enganchar una vez con Neymar, reducido en el mano a mano por Adán. Impreciso, el Barça no contó ni una ocasión más hasta el descanso, arramblado por el Betis, liderado por Ceballos y con un excelente sentido de equipo por parte de Rubén Pardo. El Barcelona solo sobrevivió por la falta de puntería local y la bravura de Piqué.
Luis Enrique alcanzó de forma desesperada el vestuario, agotado en su intento de corregir a su equipo, que actuaba de manera descontrolada, sin jerarquía ni consistencia, amnistiado porque a la hora del tiro de gracia le tembló el pulso a Rubén Castro. El Betis se envalentonó con el paso del tiempo y no paró hasta alcanzar el gol en un córner botado por Durmisi. El centro del lateral fue rechazado en corto por los puños del acosado Ter Stegen y el rechace lo aprovechó Alex Alegría.
Los azulgrana despabilaron solo con el 1-0, recompuesto el equipo por Luis Enrique. A partir de un 4-2-3-1, situado Aleix Vidal como extremo y con los laterales titulares en escena —Sergi Roberto y Jordi Alba—, el Barcelona se entregó a un intercambio de golpes que le acercó al área de Adán.
Las oportunidades se sucedieron en las dos porterías, también en la de Ter Stegen, que le pudo en un cara a cara al desatinado Rubén Castro. También pudo marcar el Barcelona, que reclamó dos goles en dos jugadas clarividentes cuando fueron repetidas por televisión: no hubo gol en la segunda, porque la pelota no rebasó la línea, y en cambio en la primera Mendi sacó el balón de dentro de la portería después de un centro de Aleix Vidal. El árbitro y el linier, sin embargo, no se dieron por enterados ante la sorpresa del Barça. Los azulgrana habían perdido demasiado tiempo para aspirar al triunfo y se conformaron con un gol a última hora de Suárez, habilitado por Messi, después de un robo a pies de Nahuel. Nulos desde la elaboración, los azulgrana encontraron alivio en la presión para firmar el 1-1.
Ausentes Busquets e Iniesta, no funcionaron los volantes suplentes de Luis Enrique. Aunque cambian los jugadores, no es nuevo que el Barça se vaya dejando el título por sus empates en los campos de España. No ha sabido dar nunca un golpe de autoridad, ni siquiera para ser líder provisional, a veces condenado por las lesiones, en ocasiones lastrado por su juego, por momentos perjudicado por los errores arbitrales, casi siempre por un poco de todo, señal de inestabilidad, lo peor para aspirar a ganar un título que pide regularidad como la Liga.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.