Yi Wei gana al estilo romántico

Pasear tras el desayuno en un día frío pero muy soleado por la playa del Mar del Norte en Wijk aan Zee, muy cerca del hotel de los jugadores, hace pensar que este pueblo es ideal para alojar cada enero una especie de Roland Garros del ajedrez, con unos 1.500 jugadores (casi todos hombres) participando en toda clase de torneos. Con la marea baja, el caminante va por un pasillo de arena mojada limpia, entre toneladas de conchas de navajas (moluscos) y kilos de estrellas de mar, por un lado, y miles de gaviotas posadas en el agua, por el otro. Un lugar magnífico y relajante para terminar de aclarar las ideas antes de la partida.

Pero si uno levanta la vista sólo un poco de la alfombra de navajas ve con prístina claridad el motivo principal por el que Wijk aan Zee tiene un festival de ajedrez anual desde 1938, con la única excepción de 1945: grandes columnas de humo blanco salen de las chimeneas de los altos hornos de Tata Steel, la acería que patrocina el ajedrez para compensar a los habitantes por las molestias que les causa su actividad industrial. Gracias a esa inversión, Wijk aan Zee disfruta de una temporada turística invernal que se añade a la del verano. De lo contrario, sólo quien no tuviera más remedio vendría a este pueblo en los meses más fríos.

Rapport y Wei son de sangre caliente, en cuanto a su estilo de juego, y por tanto no necesitan inspirarse con el sonido de las gaviotas y las olas para producir ajedrez electrizante. Esa afirmación tiene, sin embargo, un importante matiz: el chino puede ser muy conservador cuando se enfrenta a las grandes estrellas consagradas, pero no con sus iguales o teóricamente inferiores.

Y, para mayor placer de los aficionados, la partida siguió la misma senda de alto riesgo de las que jugaron el mes pasado en un duelo amistoso entre ambos en Yancheng (China), que terminó 2-2 en cuanto a las partidas lentas, con victoria del magiar en la muerte súbita del desempate. Aunque la elección de la pacífica Defensa Petrov por parte de Wei hizo temer una lucha aburrida, pronto se vio que se avecinaba una pelea de cuchillos afilados. Y así fue: ambos exhibieron gran osadía, cualquier resultado hubiera sido normal, pero ganó Yi Wei.

De hecho, esa pelea salvó la tarde, porque las otras cuatro partidas más interesantes no dieron mucho de sí: Nepomniachi se dejó un peón en un fallo táctico ante Giri, quien convirtió bien su ventaja; y los enfrentamientos Aronián-Carlsen, Eliánov-Aronián y Adhiban-So terminaron en tablas sin mucho que contar, excepto que So llega a las 50 partidas consecutivas invicto, y se mantiene sólo en el primer puesto.

La ronda de mañana, 7ª de las 13 previstas, también promete, porque Carlsen tiene las blancas frente a Giri, a quien por fin logró ganar por primera vez el pasado julio en Bilbao, tras 16 partidas entre ambos. Y si ese duelo, así como el de Kariakin con Aronián, o el de So con Eliánov, no alegran la tarde, Yi Wei tendrá las blancas frente al colista Van Wely, pletórico por su trepidante victoria de hoy.