El Valencia, paciencia y victoria ante el Espanyol

Con carácter y orgullo, dosis de fútbol, paciencia, control y con incertidumbre final, el Valencia, al calor de Mestalla, consiguió una victoria balsámica que le concede un respiro ante un Espanyol de circunstancias por las numerosas bajas, inane, débil, sin apenas respuesta ante un Valencia que hizo de la necesidad virtud y que volvió a padecer un epílogo de infarto tras un gol encajado a cinco minutos del final en el único remate del Espanyol entre los tres palos.

A Voro le valida el conocimiento de la casa, su fidelidad a unos colores, su discurso moderado y su racionalidad. Aplicó el técnico valencianista la lógica recuperando a Gayà en el lateral izquierdo, dando vuelo al canterano Carlos Soler y otorgando el carril derecho a Montoya en detrimento de Cancelo. A la espera de Zaza, ya en Valencia, Montoya se ha convertido en un delantero insospechado. Abrió el cielo para el Valencia en una gran acción que remató en el centro del área, como un nueve puro. A partir del gol de Montoya el Valencia, con ciertas deficiencias estructurales pero con más mimbres de los mostrados hasta la fecha, creció en el partido.

No le tembló el pulso al Valencia, de inicio intenso, con personalidad. A los cinco minutos de juego contó la primera gran oportunidad tras un centro desde la línea de fondo de Gayà que despejó como pudo Diego López y voleó Carlos Soler desde la frontal del área, salvando en la línea de gol un defensor perico.

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Achicaba el Espanyol metido en su área escoltando a Diego López, sometido por un Valencia decidido con el apoyo de Mestalla que al cuarto de hora contempló una combinación poco vista últimamente en su equipo, llena de precisión y talento. Una pérdida de Salva Sevilla en la salida del esférico fue aprovechada por Montoya; el exjugador del Barça hizo una doble pared con Santi Mina para que el delantero gallego cediera el balón a Parejo que vio la entrada de Nani desde el costado izquierdo, asistiendo el portugués a Montoya para batir de cerca a Diego López. Una acción bella, culminada en gol por Montoya, un defensa con alma de delantero, que ya anotó un tanto en la jornada anterior ante Osasuna. El portugués Nani, recuperado ya de su lesión muscular, ofrece empaque y experiencia a un equipo con dudas y en el que Voro ha dado galones al canterano Carlos Soler en el centro del campo junto a Enzo Pérez y Parejo, con temple el criticado centrocampista madrileño.

No se conformaba el Valencia con lo obtenido, necesitado de tener un final tranquilo. Con control, cadencia y paciencia, manejaba el partido sin apenas contestación del equipo perico, tampoco en el segundo acto. Contaba el Espanyol con el tiempo y la cercanía en el marcador como aliado, mientras los nervios aumentaban en el césped y en la grada, acumulando amonestaciones los futbolistas che, mostradas con facilidad por el árbitro.

Se cubrió el Valencia, ya con menos presencia en ataque mientras el Espanyol seguía sin asomarse al área de Diego Alves, dominador ficticio el equipo de Quique Sánchez Flores, que comenzó a perder sus opciones tras una genialidad de Parejo, el jugador más frío del mundo. El centrocampista che botó directamente una falta lateral y Diego López rechazó como pudo el disparo traspasada la línea de gol. Santi Mina introdujo definitivamente el esférico en la red, anotándose el mérito del tanto que se inventó Parejo. La tranquilidad nunca llega a Mestalla y David López, a falta de cinco minutos para finalizar el encuentro recogió el rechazó de Alves y el travesaño para embocar a gol el remate de cabeza de Gerard Moreno. Ahí se quedó el Espanyol para alivio del Valencia que asoma la cabeza.