García Pitarch: “¿Qué sensibilidad tiene Lim hacia el valencianismo?”
El que fuera director deportivo del Valencia hasta la semana pasada denuncia la falta de escrúpulos del dueño, Peter Lim, y advierte sobre una conspiración contra los jugadores
El sábado pasado Jesús García Pitarch presentó su dimisión incondicional como director deportivo del Valencia. Este martes, el supuesto máximo responsable de la administración deportiva del club convocó a los medios de comunicación para denunciar que se iba “sin cobrar un duro” tras comprobar que el Valencia está dirigido por un hombre sin sentimientos, capaz de despreciar a sus más estrechos colaboradores sin inmutarse. “Yo nunca he sido el paraguas de nadie”, protestó García Pitarch, que advirtió que abandonó la institución tras verificar reiteradamente que el dueño, Peter Lim fomenta situaciones que han conducido al Valencia a bordear los puestos de descenso a Segunda.
“Hubo un momento, el 13 de agosto, a la mañana siguiente del día de las peñas, en el que me desencanté”, dijo. “Me reuní con la presidenta Layhoon Chan a primera hora en las oficinas y me dijo que Paco Alcácer había sido vendido al Barcelona. En ese momento le dije a la presidenta: ‘¿Qué sensibilidad tiene Peter Lim, para en lugar de estar entregando insignias a los socios de más de 50 años, o estar ese día con los peñistas en Alcira, estuviera en Barcelona vendiendo a Paco Alcácer y leyéndolo yo en un periódico? ¿Era eso sensibilidad hacia el valencianismo? ¿Era eso respeto a ella misma y al director deportivo? Fue el primer momento en el que me di cuenta de que sería difícil reconducir cualquiera de las situaciones que se pudieran ir dando”.
El Valencia contesta
Pocas horas después de que García Pitarch compareciese, el Valencia emitió un comunicado en el que rechazaba "profundamente las desafortunadas opiniones" de su exdirectivo. El escrito tilda de "falsas" las acusaciones de Pitarch sobre los empleados del club.
El Valencia sostiene que el exdirector deportivo "demuestra una enorme irresponsabilidad al señalar falsamente a un empleado de la decisión del club de inicio de temporada sobre la grada de animación, lo que puede llegar a poner en peligro su seguridad personal. La decisión fue tomada por el club y aprobada por el Consejo de Administración".
Por otra parte, el Valencia confirmó a Voro como entrenador hasta final de temporada.
Célebre por su contribución en el diseño de la plantilla que consiguió las Ligas de 2002 y 2004, García Pitarch confesó que su desencanto se remontó al momento en que Peter Lim vendió a Alcácer contra todo lo anunciado. Apenas unas horas antes, Layhoon había prometido a los peñistas que Alcácer no sería traspasado. Fue, dijo, el primer desencuentro con un propietario del que ya se desafectó hace dos semanas el entrenador, Cesare Prandelli, también repentinamente dimisionario, antes de confesar su desazón ante la conducta sinuosa del magnate de origen chino.
Sentado en la sala de un hotel junto al Turia, García Pitarch respondió preguntas de la nube de periodistas que acudieron a averiguar las cuestiones más elementales del empresario singapurense que compró el club por 200 millones de euros en octubre de 2014. “¿Sabe por qué Peter Lim compró el Valencia?”, le inquirió un enviado; “¿lo hizo para quedarse con el dinero de los fichajes?”. La réplica del alto ejecutivo ante la insinuación de expolio del que fuera su jefe resultó de lo menos concluyente. “No lo sé”, dijo, “supongo que habrá comprado el club porque tiene una ilusión, porque le gusta el fútbol. Pero esto es una suposición mía solamente. De las cinco o seis veces que me he sentado en Singapur con Peter Lim a mí él nunca me ha dicho por qué ha comprado el club. Ni se lo he preguntado. No tengo opinión. No me atrevería a darla”.
Desde el propio club hemos puesto a los jugadores como escudos y culpables de todo. Hemos querido reducir el debate a que esto es una crisis deportiva. No es verdad. Aquí hay una crisis social e institucional enorme que está engullendo el rendimiento de todo el mundo"
“Ha sido una decisión dura y muy meditada”, declaró García Pitarch sobre su dimisión incondicional. “No lo he meditado desde hace unos días, sino desde antes de la dimisión de Cesare Prandelli. Se cumplen once meses desde mi regreso al club y yo no puedo seguir defendiendo aquello en lo que no creo. Debo reconocer que he cometido errores, pero el más importante ha sido no haberme ido antes”.
“Podría retroceder en el tiempo”, prosiguió, “y reconsiderar lo que le dije a la presidenta cuando me reuní con ella la primera vez. Ella me preguntó si podía asumir el reto de ser director deportivo. Y le dije que por supuesto que sí, que este era mi club, y que me hacía mucha ilusión, pero que si querían un paraguas no iba a funcionar. Que tenían que tomar muchas decisiones. En un momento dado de esa conversación ella me preguntó que qué opinión tenía de Jaime Ortí [expresidente valencianista]. Le dije que me parecía fenomenal que Jaime Ortí pudiera entrar en el club, en cualquier faceta, porque yo le insistí en que era importante que personas del valencianismo recuperasen su lugar en el club para aproximar al Valencia a su afición. La realidad es que once meses después se ha roto el paraguas y no hay ningún cambio ni en la estructura ni en las personas del club”
García Pitarch es el segundo director deportivo que se consume en la aventura de Peter Lim tras la salida de Amadeo Salvo y su equipo. Los persistentes rumores sobre las injerencias sistemáticas del agente Jorge Mendes, amigo de Lim y representante o intermediario en la práctica totalidad de los fichajes y traspasos, coinciden con los desengaños de Prandelli y García Pitarch. Pero ninguno de los dos se atreve a mencionarle directamente. “Yo he tenido la sensación de que mi trabajo ha estado mediatizado por Peter Lim”, dijo el director deportivo saliente. “Con quién hable, o quién pueda influir en el señor Lim, no tengo ni idea. No puedo responder”.
El ejecutivo dimisionario no se quejó de Mendes, un profesional externo, pero cargó contra dos personalidades del organigrama: Anil Murthy, el consejero ejecutivo, y mano derecha de Lim en Valencia, y el director de márketing, Damia Vidagany. A ambos los señaló como culpables de conspirar.
“Anil Murthy se escondió detrás de mí para no defender públicamente el proyecto, la bandera, el club, y algo que yo no he vivido”, dijo García Pitarch. “Porque Murthy estuvo presente como único testigo en la primera conversación que hubo entre Peter Lim y Prandelli, en Singapur, y volvió a ser el único que presenció la última conversación entre Peter Lim y Prandelli. Ahí me sentí como un paraguas y les expresé a Layhoon y a Murthy mi desencanto y mi decepción por mi comportamiento”.
“Hay personas dentro del club que han creado un muro entre Meriton [la empresa matriz, con sede en Singapur], Layhoon, la sociedad valenciana y el Valencia”, denunció García Pitarch, en un intento por explicar el inescrutable entramado que envuelve Mestalla. “Hay personas que se han autoproclamado embudo de lo que el valencianismo es por fuera y de lo que Meriton es por dentro. Y esas personas son las que probablemente han asesorado para que los resultados sean lo que son. No les doy un rango ejecutivo sino de supervivencia y autoprotección, creando un grupo que impida la creación de estructuras que puedan perjudicarles. He solicitado a Peter Lim y a la presidenta que esas personas no sigan. En mi opinión el principal embudo es Damiá Vidagany porque él es uno de los responsables de desterrar a los jugadores de Mestalla”.
García Pitarch señaló a Vidagany como autor de una estrategia de distracción para confundir al público con mensajes alejados de los problemas reales. “Los jugadores son quienes juegan, quienes tienen que sacar esto adelante”, explicó. “Y los hemos puesto como escudos y culpables de todo. Hemos querido reducir el debate a que esto es una crisis deportiva porque los jugadores no corren o los técnicos no tienen el nivel. No es verdad que el problema sea de técnicos y jugadores. Aquí hay una crisis social e institucional enorme que está engullendo el rendimiento de todo el mundo, incluyendo los jugadores y los entrenadores. Y ese discurso nace del propio club. ¡No podemos culpabilizar más a los jugadores como hace la Curva Nord! ¡Y quien tomó la decisión de alejar a la Curva Nord de Mestalla fue Damia Vidagany, creando un precedente terrible y es que los jugadores estén desprotegidos en el campo! ¡Se lo estamos poniendo muy difícil a los jugadores! ¡Es inadmisible que cuando Parejo va a tirar un penalti su propia afición le diga borracho!”.
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