Messi la pone donde quiere
El argentino, que iguala a Koeman con 26 goles de falta. Tsartas y Pantic le sitúan entre los mejores lanzadores
Cuentan desde el Barça que Messi se aficionó a tirar las faltas cuando su amigo Pinto le picaba desde debajo de los palos. Pasaban horas practicando y para un superdotado del fútbol como es el 10, era cuestión de tiempo que le cogiera el pulso a los chutes con barrera. “No ha perdido la costumbre de lanzar de vez en cuando”, explican desde el club; “y si te quedas mirándolo verás que siempre la pone donde quiere”. Incluso alguna vez lo ha hecho cuando no toca, cuando había una charla grupal. Del mismo modo, no es raro que se rete con Piqué, Neymar y Luis Suárez a ver quién toca más veces el larguero con el balón. Así, desde que se estrenara en esta suerte de lanzamientos en 2008 ante el Atlético —un disparo que pilló desprevenido a Coupet—, Messi no ha dejado de marcar faltas. Suma 26 dianas, las mismas que Ronald Koeman entre 1989 y 1995 (aunque tres suyas fueron de manera indirecta) y tiene un nuevo registro al alcance de sus botas. “Felicidades. Te falta uno para el récord”, escribió el holandés en Twitter al tiempo que acompañaba el texto con la falta de 1992 que supuso la primera Champions azulgrana.
— “¿Qué maqui, cómo lo ves?”, le preguntaba Xavi, ahora en Qatar, justo antes de tirar una falta.
— “Espera a ver cómo se coloca la barrera. Sí, me gusta, la tiro yo”, respondía Leo. Y casi siempre la tiraba el 10.
Ahora, comparte el protagonismo con Neymar, pero siempre decide quién tira. Entre otras cosas porque tanto le da que sea una falta para un perfil diestro o zurdo. “Es un fenómeno. Está a la altura de los grandes lanzadores”, resuelve Milinko Pantic, un especialista de las jugadas a balón parado como demostró en el Atlético. “Ha mejorado muchísimo y sí que está entre los mejores”, añade Vassilis Tsartas, otro gran ejecutor de las faltas que asombró en el Sevilla. Solo así se explica que haya logrado meter tres goles consecutivos en tres partidos distintos (la ida y la vuelta de la Copa ante el Athletic y frente al Villarreal en la Liga), por más que en este curso no anduviera tan afinado porque no había convertido ninguno. Con tres dianas, queda por detrás del curso 2012-2013, en el que anotó cuatro, y sobre todo de las siete del año pasado.
Más zurdo que nunca
Aunque es zurdo cerrado, Messi es un futbolista bien completo que no ha tenido nunca problemas para marcar goles con la derecha y con la cabeza, incluso con el escudo —como en la final del Mundial de Clubes de 2009 ante Estudiantes— o con la mano como frente al Espanyol en 2007. En esta temporada, sin embargo, explota como nunca su zurda porque ha marcado 25 de los 26 goles que lleva con ese pie. El que falta, en la vuelta de la Supercopa de España frente al Sevilla, fue con la testa.
El tanto que decidió la eliminatoria de Copa frente al Athletic no fue casualidad. Piqué y Busquets no se pelearon por un hueco con la barrera sino que se pusieron a su altura pero en el interior. Y cuando Leo le pegó por ese lado, el central se agachó y el mediocentro se tiró al suelo. “Cuando el portero ve la pelota, ya se le había hecho de noche y estaba vendido”, señala Pantic. “Así evitan que el meta tenga pistas”, ahonda Tsartas. “Ni me he enterado. No he visto el balón”, reconoció al concluir el partido el portero Iraizoz. Curiosamente, el primer gol que se recuerda con una táctica similar fue en el Mundial de 1974, cuando el goleador Rivelino le pegó con la zurda y un compañero de Brasil se tiró al suelo para que la pelota pasara por el hueco y batiera al portero de Escocia. “Ese es su truco, que la coloca donde quiere mientras que Cristiano dispara. Siempre chuta con rosca”, apunta Tsartas. “Sí, quizá no es un golpeo fuerte como el que tenía Mihajlovic —otro lanzador de época como fueron Puskas, Rivelino, Luis Aragonés, Maradona o Schuster— sino que es más técnico. Digamos que los que se ponen en la barrera no rezan para que la pelota no les dé”.
La revolución del espray
Pantic y Tsartas encuentran una diferencia abismal entre sus lanzamientos y los de Messi y sus contemporáneos. “En mi época no había el espray y cuando la barrera estaba a nueve metros (en teoría deben ser 9,15 metros) era fiesta nacional. Ahora una falta se puede comparar con un penalti y estoy seguro de que yo habría marcado muchos más goles”, dice el exatlético. Tsartas lo ve igual: “En los entrenamientos colocaba la barrera a siete metros, que es como solían quedar después de los pasitos que daban hacia delante. Ahora es mucho más fácil”. Pero la fiabilidad de Messi se explica con datos, toda vez que con 12 goles lidera la estadística de los últimos cinco ejercicios de las grandes ligas junto a Pjanic (Juventus), por delante de Çalhanoglu, Ronaldo y Pirlo, que suman 11.
Pendientes de su renovación —“queremos que siga muchos años aquí y nos haga disfrutar”, dice Luis Enrique. “Hay que tener sentido común y renovarle”, añade Luis Suárez—, Messi sigue subrayándose con goles. Aunque sean de falta porque donde pone el ojo, pone la bola.
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