El Madrid, entre el jet lag y la lección del Kashima

“Venga va tío. ¡Es mano, es mano!”. En la fría tarde de Yokohama, con el estadio vacío, los gritos de Marcelo, Nacho y compañía en los rondos llegaban con eco a las gradas. Los fotógrafos japoneses pedían ayuda a los periodistas españoles para identificar a los jugadores: la cara de Kovacic no les sonaba para nada y así no había manera de acertar con los pies de fotos. El Madrid salió del vestuario cinco minutos antes del horario establecido por la FIFA para el entrenamiento. Y hasta las 17.30 en punto (9.30 en España) se tuvieron que aguantar las ganas de saltar al césped. Cristiano intentó adelantarse y un encargado con traje y corbata se lo impidió. Prohibido salirse del guion e infringir la norma de los horarios. La humedad, por cierto, es tal que los que se dejaron la mochila media hora al aire libre la recogieron empapada.

“Lo más difícil ha sido el jet lag, recuperarnos del cansancio del viaje y adaptarnos a los nuevos horarios [hay 8 horas de diferencia con respecto a España] porque eso para nosotros es todo nuevo. La competición también, pero ahí queremos hacer lo mismo que siempre: intentar ganar. Necesitábamos dos o tres días para adaptarnos y los hemos tenido, por lo que estamos listos”, explicó ayer Zidane en la pequeña y abarrotada sala de prensa del estadio con cara de no haberse recuperado todavía del jet lag. Esta tarde (11.30 en España) el técnico francés debutará en el Mundialito en la semifinal contra el América. Sergio Ramos es baja por una sobrecarga y Pepe es seria duda por el mismo motivo después de que ayer se perdiera el último entrenamiento.

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El año, que para Zidane empezó en Reyes con su presentación como técnico del primer equipo, terminará en Yokohama, a miles de kilómetros de distancia y en el mismo estadio donde en diciembre de 2002 ganó la Copa Intercontinental. Por aquel entonces no mandaba el marketing y se jugaba a un partido. Ahora hay dos. Y nadie se fía de nada después de ver como el Kashima eliminara al Atlético Nacional por 0-3 en Osaka. El Madrid se estrena contra el América de La Volpe que ayer hablaba una y otra vez del conjunto blanco como del “Real de Madrid”.

Dice el técnico argentino, 64 años y 33 de ellos en el banquillo, que la de su compañero de profesión no es flor. “Tiene variantes y ha ido cambiando cosas, no es como otros técnicos que no salen de sus libritos ganen o pierdan y esperan a que las estrellas les ayuden y que bajen los ángeles a echarles una mano”, explicó ayer.

Recurre a menudo a frases hechas, como que el fútbol se parece mucho al ajedrez, y sabe cómo tocar la fibra a sus jugadores –“al Madrid se le gana con equilibrio e inteligencia, no con las ganas y el sudor. Yo sé cómo contrarrestar equipos que sobre el papel son superiores porque lo hice cuando estaba al frente de la selección mexicana: juego contra sistemas, no contra los nombres y las camisetas”, enunció-, pero parece no haber visto demasiados partidos del conjunto blanco últimamente. Aseguró que la baja de Ramos no hará que el Madrid flaquee porque “el que sale a sustituirle, Varane [el central titular para Zidane], es también muy bueno”. Y aseguró también, en una entrevista en el Diario As, que contra el Madrid jugará como el Atlético de Simeone (que contra los blancos, en el Calderón, se llevó tres).

Zidane, por su parte, ha dejado atrás el liderato en la Liga, el sorteo de la Champions y el récord de 35 partidos sin perder. Volvió a repetir ayer que los encuentros y los títulos no se ganan con la camiseta y que no atribuye el papel de favorito a su equipo y el de víctima al rival. Los periodistas mexicanos en Yokohama han hecho hincapié estos días en que la semifinal contra el Madrid para los jugadores del América es el partido de sus vidas.

¿Qué tan complicado se le hace al Madrid saber que pese a ser superior se enfrenta a un rival con tanta motivación?, le preguntaron al técnico francés. “Para mí no somos favoritos. Sé de todas formas qué sensación es esa, porque en la Copa nos enfrentamos a la Cultural Leonesa y para ellos también era un sueño, y algo que sólo pasa una vez en la vida. Sabemos que hay que jugar con la concentración necesaria para contrarrestar eso. Para nosotros también es el partido de nuestras vidas”, contestó. Recordó, antes de marcharse de la sala de prensa para dirigir el entrenamiento, que no sirve de nada sumar 35 partidos sin perder. “El récord no nos ha quitado la presión, esa la tenemos siempre. Puedes ganar 35 y si pierdes el 36 es jodido”.