Moisés Muñoz, el portero Youtuber
El guardameta del América, que tuvo que soportar las mofas de las redes por su estado físico, vive el Mundialito como una segunda oportunidad tras los errores de la anterior edición
Moisés Muñoz tiene 36 años. Aparece a eso de las diez de la noche por unos de los múltiples pasillos del hotel Bay donde se aloja el conjunto mexicano que esta tarde (las 11.30 de la mañana en España) se enfrenta al Real Madrid. Ha terminado de cenar hace poco, arroz y pescado. Luce, como el resto de sus compañeros, una sudadera con el número 100, los años que ha cumplido el América.
Moi, como le llaman todos, tiene un canal YouTube, llamado Moi Mutv, con miles de visitas y seguidores. “Aquí en Japón he interrumpido un poco la rutina. Normalmente, le dedico una hora a la semana. Si le dedicara más, no tendría tiempo para entrenarme y entonces ya tendría que dejar la profesión”, cuenta. En sus programas, además de lucidos análisis de los partidos, ha traído también algún que otro invitado (como Miguel Layún, lateral del Oporto).
A final de este mes, el portero que emigró de chiquitito al Área de la Bahía cerca de San Francisco y regresó debido la enfermedad de su abuelo José, se despedirá del equipo. El club le ha encontrado sustituto. En el Mundialito del año pasado dos errores suyos contra el Guangzhou le costaron la derrota y la eliminación al América. La pasada primavera perdió la titularidad durante meses. “Más que una revancha la vivo como una segunda oportunidad”, explica mientras reflexiona sobre la fortaleza mental que hay que tener para olvidarse de los fallos y sobre cómo ha cambiado el fútbol con las redes sociales.
“Se ha agudizado todo muchísimo en los últimos años. Hay que gestionarlo con inteligencia, dialogar si el interlocutor es válido y olvidarse de los que no lo son. Muchos, además, se esconden detrás del anonimato. Yo intento que no me afecte”, dice. Los insultos, que antes se limitaban a la cancha, se han extendido ahora como la pólvora fuera de ella. Durante meses, Moi tuvo que soportar las mofas en las redes por su exceso de peso. “Es un atleta nato a pesar de su tendencia a coger fácilmente unos kilos demás”, le contaba Abdón Calderón, el preparador que le forjó, al periodista Diego Mancera la pasada primavera.
Moi empezó jugando al baloncesto y se pasó al fútbol porque en México, cuenta, no había ligas tan importantes en su deporte favorito. ¿Y por qué portero? “Porque me encanta la responsabilidad que tenemos. Si el delantero falla un gol, tiene posibilidad de enmendar su error durante el partido, si un centrocampista da un pase malo y pierde el balón, lo puede recuperar. Si un central comete un error, está el portero para ayudarlo. Pero a nosotros nadie nos ayuda. Me encanta ser portero aunque no sea fácil, muy pocos lo disfrutamos. Me gusta sentir esta responsabilidad”, confiesa.
Creció admirando a su compatriota Jorge Campos –“revolucionó la forma de jugar de los porteros”- y a Oliver Kahn y dice que, al igual que medio mundo, está a la expectativa de ver en qué se traducirán las declaraciones políticas de Donald Trump sobre inmigración y cómo reaccionará el gobierno mexicano. “Miedo no hay, preocupación sí”, aclara.
Recuerda Moi que nunca tuvo problemas de integración cuando emigró con su familia a San Francisco. Era un niño de 8 años y regresó a México con 12. “Mi abuelo tenía un problema en los pulmones y le dijeron que le quedaban tres meses de vida. Regresamos todos para estar cerca de él. Vivió once años más”, cuenta. Confiesa que después de cada partido, introspección es la palabra que utiliza, analiza sus actuaciones. “Si son malas, las corrijo, primero mentalmente y luego en la cancha. Si son buenas, me alimento de ellas”, asegura. Hoy le tocará defender la portería ante el Madrid. “Estudio mucho a los rivales y en México vemos todos los partidos de Champions y Liga del Madrid. Cristiano es impredecible, tiene la capacidad de salirse de lo convencional”, comenta.
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