Iniesta, el clásico de los clásicos
El centrocampista se recupera de la lesión de rodilla y reaparecerá ante el Madrid para tratar de que el Barcelona recobre su juego
Hace unos pocos años, cuando eclosionó el Barça de Guardiola, el equipo se organizaba a través del pase y del balón, siempre con el protagonismo acentuado de los medios porque fabricaban el fútbol al tiempo que hacían de termómetro, con frecuencia reiterativos en la posesión y de vez en cuando agitadores. Busquets, Xavi, Iniesta y Cesc lideraban las estadísticas de pases en cualquier competición y defendían un estilo con el que hicieron fortuna hasta convertir al club en un referente mundial. Pasados los cursos, el Barça debió reformularse porque Xavi perdió comba del mismo modo que Cesc se marchó a Inglaterra porque la entidad no quiso retenerle. Así que con Luis Enrique se ganó en verticalidad y velocidad, entregados a un tridente (Messi, Luis Suárez y Neymar) de difícil detención que validaron la apuesta y repitieron el triplete primero y la Liga y la Copa, después.
Ahora, el técnico admite que el juego se acelera demasiado y que ya no hay pausa en el centro, así que Busquets busca sin demasiado éxito, por lo estirado que está el equipo, pases que descuenten líneas de presión. Otro cuento se da con el trampolín Iniesta, cómodo en las zonas calientes gracias a su control, desborde y capacidad para filtrar pases o poner el desequilibrio. Por eso Messi le dice que se junte con él en el campo. Aunque para llegar al clásico, Andrés ha trabajado de lo lindo.
Cuatro partidos y medio hasta el momento
Iniesta ha disputado 488 minutos en esta temporada. O, lo que es lo mismo, cuatro partidos y medio que le dejan en la posición 17 de la plantilla en cantidad de minutos sobre el césped, muy alejado de los 1.465 de Busquets. Lesionado de la rodilla al inicio del curso y también en el último mes, el jugador no ha cogido todavía el ritmo, también porque Luis Enrique le dosifica cuanto puede porque le reserva para las grandes ocasiones antes que frente a rivales menores. Pero ante el Madrid, parece que el 8 recuperará su sitio.
Tras una entrada del valencianista Enzo Pérez, Iniesta se tiró las manos a la cara y pensó que esa noche del 22 de octubre se había hecho trizas la rodilla. “Creía que se había roto porque tenía muy mala pinta”, revelan desde su entorno; “pero cuando le dieron la noticia de que no era tan grave —lesión parcial en el ligamento—, pensó en trabajar como un loco para llegar al clásico”. Lo mismo observan desde la ciudad deportiva: “Durante todo este tiempo, quizá porque se imaginaba que se perdería gran parte de la temporada, se le ha visto de muy buen humor. Y se ha dejado la piel en la recuperación”. Durante las dos primeras semanas guardó reposo para rebajar la inflamación y regenerar la zona. Hasta que le quitaron la férula, siempre supervisado por el doctor Ramon Cugat, y empezó a ponerse a punto. “Empezó en el gimnasio, salió al Campo 1, en la zona habilitada para la recuperación, y trabajó con Juanjo Brau, jefe de los recuperadores del Barça. Después, pasó a la arena y ya está sobre el césped”, señalan desde el club.
“Un jugador trascendente”
No se quedó ahí el asunto. “Ha sido muy metódico, como siempre. Durmió lo que le tocaba sin trasnochar, se puso hielo, hizo las corrientes y completó sesiones dobles que luego, ya en casa, reforzaba con el fisio y el equipo paralelo de trabajo que actúa en consonancia con el club para descargar”. Todo para estar ante el Madrid.
Arda, André Gomes, Rafinha y Denis Suárez han ocupado su puesto, pero no han dado con la tecla para enlazar la media con la delantera, demasiado preocupados con las idas y venidas. No solo se ha perdido el pase y el control sino que también se ha echado de menos el juego de posición. “Andrés es un futbolista trascendente para el Barça. Dicen que al equipo le falta pausa, pues él se la dará”, resolvió Xavi Hernández en la Cope. Es una de las muchas virtudes del 8, que mantiene en las botas el fútbol de siempre pero juega a otra cosa, capaz de correr el que más y de remar, de quitar la pelota o tirar de la medular para ejecutar la presión. “Ayuda en todo. Es un genio del balón”, dicen desde el área deportiva del Barcelona; “es el guardián del estilo y el pegamento del equipo”. Luis Enrique toma la palabra: “Es uno de los referentes del estilo Barça, pero no creo que el estilo varíe por un jugador”. Aunque su presencia entre las líneas asemeja capital para partir al Madrid. “Existen muy pocos jugadores con su inteligencia futbolística para encontrar espacios y generar ocasiones favorables en ataque y en defensa”, remarca Luis Enrique.
Con el alta médica del club —aunque la podía haber recibido para el partido copero ante el Hércules, pero estaba sancionado—, Iniesta pide turno para el clásico, un partido que ha jugado más que nadie (33), seguido de cerca por Ramos y Messi (32). “Jugar este tipo de partidos siempre le ilusionan. Y tiene muchas ganas porque en este mes veía al equipo y le generaba un poco de ansiedad porque quería participar y ayudar. Pero por el otro lado, ha sabido no ponerse nervioso porque poco podía hacer”, cuentan desde su entorno. Andrés lo tiene claro y así se lo ha dicho a sus allegados: “Estoy preparado”.
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