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Guti descubre la felicidad del banquillo

El exjugador del Real Madrid brilla como entrenador al frente del primer juvenil blanco con un estilo intenso y ofensivo que le hace ser el mejor valorado de la cantera

Guti, en el partido del juvenil del Madrid frente al Atlético.
Guti, en el partido del juvenil del Madrid frente al Atlético.DANI SANCHEZ (DIARIO AS)

Una de las relaciones más complejas y especiales que existen en el mundo del fútbol es la que se da entre jugador y entrenador. Los primeros, poco dispuestos al consejo, ven tutorizado su talento y conducta por los segundos, que se suceden de forma numerosa a lo largo de su carrera, la mayoría de estilos y pensamientos contrarios, pero convencidos todos de conocer la fórmula y el estilo perfecto. El vínculo entre uno y otro lo marcan la experiencia y madurez del futbolista y lo definen los minutos sobre el césped. José María Gutiérrez Guti vivió en permanente conflicto con sus entrenadores por ello. El de Torrejón cerró su carrera como el jugador con más suplencias en la historia de la Liga. En sus 15 años en el Madrid, disputó 387 partidos ligueros, pero solo fue titular en el 41% de ellos (159). Guti arrancó 228 partidos como suplente y tan solo disputó los 90 minutos en 134 (35%). Sin embargo, ya retirado, el banquillo, que tantas veces fue su martirio, se ha convertido en su escaparate.

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Últimamente, el gusanillo de entrenador parece picar aún más a los exfutbolistas, que pueblan los banquillos y las ciudades deportivas de aquellos equipos en los que soñaron con jugar algún día. En esas se encuentra Guti. De carácter indomable y displicente durante su carrera, su caso es uno de los más llamativos y también de los más prometedores al frente de la pizarra.

El de Torrejón, que a los 40 años afronta su primera temporada completa como primer entrenador en el Juvenil A del Real Madrid, es el técnico mejor valorado de Valdebebas y su salto al banquillo del Castilla, que ahora mismo ocupa Santiago Solari, quien última su proceso de formación antes de dar el salto, no tardará en llegar.

De estilo ofensivo, Guti mantiene como entrenador la esencia que mostró sobre el campo. Intenso su equipo e intenso él, en su idea prima una presión ordenada y asfixiante y un fútbol que conjuga el toque y la velocidad con medios y volantes talentosos, extremos rápidos y una defensa siempre con la línea adelantada que conforman su 4-2-3-1 habitual. Todo ello lleva al Juvenil A a desplegar el fútbol más lustroso de la cantera madridista.

Líder de la ‘Youth League’

En el banquillo, Guti se muestra inquieto, alterado, en constante comunicación con sus jugadores, a los que busca tranquilizar, y con los árbitros, quienes le alteran. Vive intensamente todos los minutos de sus chicos, encantados con el técnico de Torrejón, con quien han congeniado y a quien entienden. “Estuve mucho tiempo aquí y sé lo que es trabajar aquí, las exigencias de cada etapa del canterano”, dijo Guti al coger el equipo.

Su juvenil lidera también el grupo V de Divisón de Honor, donde promedia 4,8 goles por partido y reciben solo 0,7.

Con la goleada por 6-1 al juvenil del Atlético hace dos semanas como máxima expresión, el Juvenil A domina en solitario el grupo V de División de Honor con 28 puntos en 11 jornadas, en las que han ganado con solvencia a los rojiblancos y al Rayo Vallecano (2-4), sus dos máximos rivales. Los blancos solo han cedido un empate y una derrota en un campeonato en el que anotan 4,8 goles por partido y reciben solo 0,7. Igual de exitoso es su camino en la UEFA Youth League (la Champions juvenil), en la que el Madrid es líder de su grupo con 10 puntos (3 victorias y un empate) y en la que ha mostrado su potencial goleando al Borussia en Dortmund (2-5).

Hasta ahora la progresión del Guti entrenador ha sido meteórica. Se incorporó al staff de La Fábrica el verano de 2013, ejerció de segundo entrenador en Alevín, Infantil y Cadete mientras terminaba los cursos hasta que en enero, tras el ascenso de Zidane, saltó al Juvenil B como primer entrenador. Allí ganó el campeonato, asombró con sus resultados y se ganó el ascenso. Los banquillos, donde Guti pasó frustrado mucho tiempo de su vida como futbolista, son ahora su mejor refugio.

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