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Vettel, rojo de rabia

A partir de su llegada a Ferrari el año pasado, el alemán ha ido perdiendo su condición de líder y el respeto de sus rivales

Oriol Puigdemont
Sebastian Vettel, hablando con los miembros de su equipo.
Sebastian Vettel, hablando con los miembros de su equipo.SRDJAN SUKI (EFE)

Sebastian Vettel sigue teniendo esa cara de niño que le hizo ganarse el apodo de Baby Schumi, pero los modales que está exhibiendo últimamente distan mucho de los cabría esperar de un tipo tan preparado, listo y refinado como él. En el ‘paddock’ del Mundial de Fórmula 1 ya hace tiempo que se le considera un llorón, por la cantidad de veces que se queja por la radio de alguno de sus rivales, bien sea un doblado que no se aparta con la celeridad que a él le gustaría, o cualquiera que, a su juicio, maniobra con demasiada agresividad. El viernes pasado, en México, le tocó recibir a Fernando Alonso, cuya trayectoria se cruzó con la de su sustituto en Ferrari, cuando este estaba en su vuelta lanzada. “¡Vaya un idiota!”, se le escuchó a Vettel por la radio. Alonso, tirando de sarcasmo de forma muy hábil, le exculpó después: “Sebastian tiene que estar muy frustrado, se le perdona”.

Vettel, tras un incidente con Verstappen: ¡Voy a pegar a alguien! Dale este mensaje a Charlie [Whiting, el Director de Carrera]: ¡Que te jodan!

Si el berrinche de Vettel monopolizó gran parte del flujo informativo del viernes y el sábado, el piloto de Heppenheim todavía se quedó más a gusto el domingo. Corrían las últimas vueltas del Gran Premio de México, y Max Verstappen, Vettel y Daniel Ricciardo peleaban por la última plaza del podio. En una de esas, el de Ferrari se echó encima del holandés, que se fue largo y se comió la variante de las curvas dos y tres, sin cederle después la posición a su oponente, que estalló: “¡Voy a pegar a alguien! Dale este mensaje a Charlie [Whiting, el Director de Carrera]: ¡Que te jodan!”.

Los lamentos de Vettel tuvieron su efecto prácticamente de inmediato, y Verstappen fue sancionado con una penalización de cinco segundos por haberse comido esa curva, por más que Lewis Hamilton dibujó una trayectoria prácticamente calcada en la primera vuelta y ni siquiera fue investigado. El joven de Red Bull abandonó incrédulo la sala contigua al podio para que Vettel se subiera al cajón, algo que no lograba desde el Gran Premio de Monza a principios de septiembre. Lo que no se imaginaba el tetracampeón es que algunas horas después sería desposeído de ese podio, una vez que los comisarios le impusieron a él 10 segundos de penalización, por un toque con Ricciardo, que en pocas horas pasó de cruzar la meta el quinto a hacerlo el tercero.

Mareos de resultado al margen, el domingo dejó la imagen de Vettel a merced del escarnio y la crítica de muchos de sus rivales, que censuraron su lenguaje y sus formas por inapropiadas e irrespetuosas. “Sebastian debería volver al colegio para aprender a hablar bien”, le dedicó Verstappen. “Su comportamiento es indigno de un tetracampeón del mundo de F-1”, le espetó Helmut Marko, el máximo responsable de Red Bull en las carreras y el hombre que le descubrió y le guio por la estructura energética.

Después de que el alemán le lanzara: ¡Vaya un idiota!, Alonso respondió: “Sebastian tiene que estar muy frustrado, se le perdona”

El protagonista de todo el jaleo reconoció al cabo de un rato haber ido a Dirección de Carrera a disculparse con Whiting, aunque tampoco le gustó que después le preguntaran por ello. “No entiendo por qué montáis un escándalo. Está claro que soltar todo eso no ha sido adecuado. Pero en mi defensa diré que las emociones y la adrenalina en mi cuerpo estaban disparadas. Por respeto he ido a hablar con él [Whiting] y le he comentado lo que hice”, respondió a los periodistas.

Vettel llegó a Ferrari a principios del año pasado como flamante recambio de Alonso, y desde entonces ha ido de más a menos. A día de hoy ha perdido todo protagonismo y parece atrapado entre el politiqueo que atenaza de forma endémica a la Scuderia. Figura el cuarto en la tabla sin ninguna posibilidad de atrapar al tercero (Ricciardo), y con solo nueve puntos más que su compañero, Kimi Raikkonen, alguien que se encuentra al final de su trayectoria.

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