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Hamilton no hinca la rodilla

El británico logra su séptimo triunfo del curso por delante de Rosberg, que el domingo que viene en México puede ser campeón

Oriol Puigdemont
Lewis Hamilton celebra la victoria en Austin.
Lewis Hamilton celebra la victoria en Austin.Lars Baron (AFP)

Martirizado últimamente en el momento de las arrancadas, Lewis Hamilton se hizo tan ancho como pudo en la primera curva del Circuito de las Américas, donde volvió a subirse al escalón más alto del podio casi tres meses después de la última vez (Alemania). Con este triunfo, el séptimo de la temporada para él, el británico apura las pocas opciones que le quedan para darle la vuelta a una situación de lo más comprometida y revalidar un título que tiene muy cuesta arriba. Hamilton cuadró un domingo para enmarcar y eso le permitió cortar la hemorragia que venía sufriendo respecto de Nico Rosberg, que hasta este último cambio de tercio había sido capaz de sumar 52 puntos más que él en las cinco pruebas anteriores.

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Al margen de mantener vivas sus aspiraciones con vistas al premio más gordo, esta victoria supone la número 50 de su hoja de servicios, una cifra que coloca al corredor de Tewin a una sola de igualar en esa estadística a Alain Prost (51), el segundo que más acumula en la historia del certamen por detrás de Michael Schumacher (91). También es su tercera consecutiva en Austin y la quinta en Estados Unidos, las mismas que lograron en el pasado Schumacher y Ayrton Senna.

El segundo puesto fue Rosberg, mientras que Daniel Ricciardo cerró el podio a partir de una estrategia agresiva con la selección de los compuestos que finalmente resultó acertada aunque no suficiente para desafiar la hegemonía de los Mercedes. Fernando Alonso cruzó la meta el quinto, igualando su mejor resultado en este 2016 (Mónaco), justo por delante de Carlos Sainz, sexto. Ambos protagonizaron el duelo más acalorado del gran premio, un toma y daca de alto voltaje que se decidió en la última vuelta en una maniobra de genio del asturiano, que metió el McLaren por un hueco imposible.

Por más que a los Red Bull todavía les falte un pelo para tratar de poner en jaque a Mercedes, el papel de los monoplazas de la escudería de Milton Keynes (Gran Bretaña) cobra una importancia capital en este tramo final del campeonato. La tropa de los bólidos energéticos siempre encuentra la forma de maximizar su enorme potencial, y eso les coloca en posición de jueces en el momento más decisivo del año. Rosberg llegó a Texas dependiendo de sí mismo para encasquetarse la que sería su primera corona, y la semana que viene afrontarla antepenúltima parada del calendario, en México, en esa misma situación pero con la primera bola de partido a su favor: si gana en el Autódromo Hermanos Rodríguez y Hamilton no finaliza entre los nueve primeros se proclamará campeón por primera vez. “Lo único que puedo hacer es esto, pilotar lo mejor que pueda. La batalla continúa”, avisó el vencedor al bajarse de su Flecha de Plata.

Los siete puntos que le recortó al alemán habrían sido más si Max Verstappen, obligado a retirarse (vuelta 32) por una avería en su prototipo, no hubiera forzó la aparición de un coche de seguridad virtual que permitió que Rosberg le arrebatara a Ricciardo la segunda plaza en los talleres: el holandés recorrió a paso de tortuga medio circuito hasta que aparcó su RB12 en la hierba y eso provocó la reacción inmediata de los comisarios y de Mercedes, que reclamó a su piloto y le pudo recolocar por delante del australiano, asegurando el quinto doblete de la temporada para la marca de la estrella.

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