Crutchlow impone su ritmo en Phillip Island tras una caída de Márquez
Rossi y Viñales acompañan en el podio al británico tras una fantástica remontada y el accidente del campeón cuando lideraba la prueba
Tenía tantas ganas de correr liberado, de competir sin hacer matemáticas, sin pensar en el campeonato, sino solo en la carrera de ese mismo domingo, que lo que más le molestó al verse en el suelo, rebozado como una croqueta, fue sentir que volvía a perder la ocasión de correr en Phillip Island. Volvía a equivocarse. Y lo hacía en el mismo escenario. Quería repetir la victoria del año pasado. Y a ser posible demostrar esta vez que podía imponer su ritmo desde la pole, sin vacilar, y sacar una buena ventaja al frente de la tabla, de esas que marcan la diferencia.
Esa ambición le perdió. Porque salió con el objetivo de tirar desde el primer giro, aprovechando que tenía la pole. Y que sus grandes rivales se habían clasificado mal: 12º, Lorenzo; 13º, Viñales y 15º, Rossi. En tres giros le sacaba un segundo y medio a Pol Espargaró, que hasta había osado colarse por delante de él en las primeras curvas gracias a una salida excepcional. Pero nada. Y siguió aumentando su ventaja. Crutchlow, a quien su Honda satélite le respondía maravillosamente en este circuito velocísimo, de curvas rápidas, con puntos ciegos, y vistas espléndidas, muy exigente para los neumáticos, que se enfrían con facilidad, más este fin de semana en que las temperaturas eran bajas (la carrera se corrió con 11º en el ambiente y 19º en el asfalto) y las rachas de viento fuertes, le tomó el relevo al pequeño de los Espargaró, y trató de marcar de lejos al nuevo campeón del mundo.
Pero no necesitó mucho tiempo para presionarle. Después de diez giros Márquez se fue al suelo. Solo. Fue en la curva cuatro, un punto crítico, la primera curva del circuito a la derecha después de dos largos virajes a la izquierda. “Frené demasiado tarde, intenté mantener la línea, pero no pude y perdí el control de la moto. Aquí la línea es muy fina. Suerte que el Mundial ya está decidido”, dijo al bajarse de la moto.
La carrera quedó en manos de Crutchlow, que ya había ganado en Brno después de firmar una remontada de escándalo sobre el asfalto mojado. Aquel día, sin embargo, su victoria se achacó en parte a una magnífica estrategia. La de este domingo, después de un fin de semana en el que se mostró muy consistente, en unas condiciones meteorológicas extremas y complicadas, y también durante la carrera, bajo un sol esplendoroso, no merece más que un sonoro aplauso.
Tras la caída de Márquez, el británico se armó de paciencia para aguantar las 17 vueltas que se le venían por delante. No le quedaban referencias. Y su inmediato perseguidor era Valentino Rossi, que, entonces, rodaba a dos segundos de distancia. Además, el piloto del equipo LCR Honda había escogido la misma combinación de neumáticos que el campeón y llevaba la goma delantera dura. No tenía claro que, con tanto frío en la pista, fuera la mejor opción para tirar a cada vuelta por la victoria: “Me sentía tan débil en aquella curva cuarto a cada vuelta. Me sentí aterrado cuando vi caer a Márquez. Ya había tenido un accidente allí hace unos años”, confesó, ya sin el casco, exultante de felicidad, como ganador de la prueba.
Rossi, tras una remontada fascinante, propia de un mito como él, que si no se ha retirado no es ni por romanticismo, ni por dinero, ni porque no tenga otra cosa que hacer (que negocios ya tiene muchos en marcha) sino porque es capaz de salir el 15º en Phillip Island y adelantar a más de media parrilla en diez giros, nunca llegó a cazarle. Pero se subió al segundo escalón del podio. Un magnífico resultado, que le afianza en la segunda posición de la general pues su compañero de equipo, Lorenzo, no pudo más que ser sexto. Le penalizan los neumáticos, mucho más duros de aquellos con los que comenzó el campeonato, que Michelin ha traído a las últimas carreras, especialmente después de Montmeló.
Otro de los que firmó una genial remontada fue Viñales, que protagonizó una deliciosa batalla por la tercera plaza del podio con su compañero de equipo en Suzuki, Aleix Espargaró, y con Dovizioso en las últimas vueltas. Espargaró se cayó a cuatro giros del final, en plena pelea. Y el de Roses salió vencedor. Y subió al tercer escalón del podio. Llevaba todo el año soñando con esta carrera. El final le hace justicia.
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