Castigados por el calendario
Los jugadores, sobre todo los de los grandes equipos, se ven de nuevo afectados por el 'Virus FIFA' y la acumulación de partidos
Ya no se marca el gol del cojo porque el fútbol evolucionó y las normas se flexibilizaron con el paso de los años. Resulta que hasta mediados de la década de los sesenta no se permitía hacer cambio alguno, ni por lesión siquiera. “La sustitución de jugadores en Inglaterra me ha causado mala impresión porque se presta a combinaciones sospechosas. En España, como máxima concesión, se puede sustituir al guardameta porque es un puesto sui géneris”, reflexionaba por entonces Andrés Ramírez, secretario de la federación española, mostrando su reticencia. Por lo que en muchas ocasiones quien se rompía muscularmente, o algo peor, aguantaba en el campo cerca del área rival por si cazaba una bola suelta.
Ya no hay cojos ni fútbol homérico porque primero se abrió el abanico a la sustitución del portero en caso de lesión y a principios de los setenta se entendió que cualquiera se podía romper y que no se caía por ello en la trampa sino que fomentaba el espectáculo. Ahora, aceptados los tres cambios desde 1995, el problema no son las normas sino el abarrotado calendario, que se traduce en lesiones como se ha demostrado esta jornada con el denominado virus FIFA y los partidos de las selecciones. Pero no parece que haya voluntad de solucionar el problema, que se aligere el sobrecargado calendario que tanto daño hace los jugadores, sobre todo a los de los grandes equipos.
Milik se rompe la rodilla
El caso más dramático en este parón de selecciones se dio en el polaco Arkadiusz Milik, que en el duelo ante Dinamarca se tiró en busca de una pelota, notó el contacto del rival por detrás y se le enganchó la rodilla para escuchar el maldito crack.Rotura de ligamentos que le mantendrá al menos seis meses en la rebotica y que desde el Nápoles lloran con impotencia porque fue el recambio de Higuaín para la punta de ataque, el delantero que sumaba siete tantos en nueve encuentros.
Uno que se libró por poco fue James, descartado a última hora por las pruebas médicas de Colombia por más que en la maleta guardara el viaje de ida y vuelta. Nada raro que en los grandes se sufra este virus porque, por ejemplo, el Madrid aportó 16 jugadores para estos encuentros internacionales al tiempo que en el Barça se fueron 13 y en el Atlético, nueve. Aunque la palma de la mala suerte, o de la exigencia del calendario, se la lleva esta vez el Barcelona: Alba se rompió muscularmente ante Italia; Sergi Roberto también arrastra problemas musculares que le descartaron ante Albania; Cillessen se torció el tobillo con Holanda; y a Neymar le abrieron la ceja (no será baja). Pero nadie se libra. El Celta, por ejemplo, pierde al Tucu Hernández por una rotura fibrilar en el aductor con Chile; y el Espanyol, en el anterior parón, preparó a la remanguillé el siguiente duelo por tener a cuatro jugadores al otro lado del charco y que apenas cumplieron un entrenamiento y Caicedo se lesionó en esta ocasión.
Javier Clemente, destituido
La jornada de partidos internacionales también ha tenido otra víctima ilustre, aunque en este caso sea con la destitución. Siria ha decidido prescindir de los servicios del técnico Javier Clemente, que perdió ante el Congo por un sonoro (4-0) para poner fin a una aventura de tres años.
“Deberíamos unificar el calendario en el ámbito europeo. Sería básico para que los jugadores descansen, tengan menos riesgo de lesiones y el espectáculo pueda ser mayor, pero seguramente chocaríamos aquí con Mr. Business. Aquí hay mucha pasta en juego”, se lamentó Luis Enrique durante la pretemporada. “Tiene razón”, le secundó Javier Tebas, presidente de la Liga: “Hay demasiados partidos internacionales”.
Ocurre, sin embargo, que la Liga mantiene 20 equipos en Primera cuando hace tiempo que se pidió reducir el número para reducir el calendario del mismo modo que se mantiene el formato de la Copa del Rey de ida y vuelta cuando en las grandes Ligas solo se disputa uno y se escoge a sorteo el campo anfitrión. De ahí que Simeone proclamara el año anterior su disgusto por solaparse los partidos y Zidane advirtiera que un jugador no puede rendir siempre igual en 60 partidos —sin contar los de las selecciones—, en referencia a la sustitución de Ronaldo. “Nunca podremos dar a todo el mundo el mismo descanso porque la única solución sería jugar todos el mismo día y a la misma hora y eso es imposible y no lo haremos nunca”, respondió el mismo Tebas.
Los lamentos son generalizados, desde Mourinho a Pellegrini, desde Klopp a Guardiola. “Jugamos cada tres días y en los veranos tenemos futbolistas con solo dos semanas de vacaciones”, reflexionó el técnico del City; “deberíamos imitar a la NBA, que juegan incluso con mayor frecuencia pero tienen cuatro meses de descanso para recuperar fuerzas”. Así, según un estudio de L’Equipe, Messi disputó el año anterior 6.457 minutos mientras que LeBron James, estrella de los Cavaliers, se quedó en 3.337. Pero el calendario no da su brazo a torcer y se resienten los jugadores, también el espectáculo.
La jornada de partidos internacionales también ha tenido otra víctima ilustre, aunque en este caso sea con la destitución. Libia ha decidido prescindir de los servicios del técnico Javier Clemente, que perdió ante el Congo por un sonoro (4-0).
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