La Real Sociedad golea y rompe el embrujo de Las Palmas
Un gol madrugador y la expulsión de Boateng allanan el camino del conjunto guipuzcoano (4-1)
El embrujo le duró al Las Palmas menos de un minuto en Anoeta. Todo el encanto que atesora el equipo de Quique Setién se convirtió en tinieblas por muy luminosas que fueran sus camisetas. De lo primero tuvo la culpa Willian José, más que un delantero centro, todo un activista del área con un aparente don de la ubicuidad. El brasileño que le dio la pasada temporada la victoria a Las Palmas, condujo esta vez a su exequipo al abismo de la goleada. Al brasileño le ayudó en la tarea, Boateng en un acto instintivo cuando sacó la mano para evitar un gol tras un error de Javi Vara. Vela marcó el penalti y Las Palmas se quedó con diez futbolistas con 70 minutos por delante. No hay rostro que soporte dos bofetones sin sonrojarse. El equipo mágico de Setién se quedó sin trucos como el viento le hubiera tirado el tenderete.
Porque la Real fue un vendaval impulsado por un futbolista volcánico como Carlos Martínez, un jugador arrasador al que ningún rival quiso o pudo seguir. De sus centros nacieron dos goles: el de Willian José y el de Zurutuza que era el tercero de la Real, en otra desatención de la zaga canaria. En poco más de media hora, la Real había dictado sentencia sin queja alguna por parte del reo. A partir de ese momento, a la Real se le ofrecía un pastel de esos que no abundan en los campeonatos, y a Las Palmas un sapo que sirviera de entrenamiento para circunstancias de inferioridad numérica pero más favorables en el resultado.
La Real se encontró a sí misma. Porque encontró el tacto fino de Carlos Vela y Xabi Prieto y la brega incansable de Zurutuza, un jugador silencioso con tendencia para pasar desapercibido a todo el mundo menos a sus rivales. Y Willian José metido en todos los ajos: descolgándose, cayendo a las bandas, asistiendo y rematando, hasta que un tirón lo mandó al vestuario cuando Las Palmas se defendía agotado, es decir, cuando el delantero brasileño olía goles por todos los lados. Aun así se marchó del partido con dos tantos, porque marcó el segundo penalti que señaló el árbitro por un agarrón de David Simón a Oyarzabal.
Al equipo canario, los minutos se le hacían horas mientras la Real soñaba con que el tiempo se detuviera para disfrutar de un momento interminable. Pero la gula es mala consejera y las lesiones acechan. Cinco futbolistas, tres de la Real, Yuri, Willian José y Carlos Martínez se fueron con sendos problemas musculares, lo mismo que Pedro Bigas de Las Palmas. Lemos resistió con idéntico problema porque todos los cambios se habían realizado Y esto acaba de comenzar. Cuando el cuarto árbitro levantó el cartel de tres minutos de prolongación, a Lemos no le debió hacer ninguna gracia. Carlos Martínez se retiró, con los cambios ya efectuados: prefirió la prevención al riesgo en un partido ganado. A cambio, dos futbolistas del equipo guipuzcoano vivieron un día feliz, más allá de la victoria, El defensa Raúl Navas volvía a jugar un partido después de 16 meses, tras lesionarse cuando jugaba cedido en el Eibar. Y todo por una lesión de pubis. El otro, Canales, que regresaba tras ocho meses de baja.
A Las Palmas solo le quedó el viejo honor del gol de la honra, que marcó Tana. Todo lo demás fue sufrimiento físico y psicológico
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