De aguador a vencedor
"Si se daban las posibilidades podríamos trabajar para ganar, pero en ningún momento sacrificaríamos el equipo", ha afirmado Keukeleire
Jens Keukeleire es, ante todo, un tipo sincero. Podía haberse tirado al postureo, haberse tirad un largo, engrandecer su victoria más allá de la meta, con la literatura que envuelve las grandes historias. Pero el muchacho es un tipo sincero al que la felicidad de ganar no le oprime la sinceridad de pensar. Era un hombre feliz "porque mi familia lleva tres días aquí y me ha visto ganar", lo cual siempre ayuda a los latidos del corazón: no es lo mismo ganar en soledad que en compañía.
Hasta ahí llegó su estado de ánimo. Luego resplandeció la sinceridad. La verdad es que no habíamos trabajado mucho previamente esta llegada. Yo les dije que si se daban las posibilidades podríamos trabajar para ganar, pero que en ningún momento sacrificaríamos el equipo", afirmó. Algo así como que si la cosa se pone a tiro, vamos a disparar, pero si no, nos ahorramos todas las balas. Y como se puso a tiro, dispararon. Pero al final, muy al final.
Keukeleire fue más lejos. "En la primera subida al puerto no me veía bien. Estaba a cola de pelotón, sufriendo, llevando agua, porque mi trabajo normalmente es ayudar a Simon (Guerrans) y también a Esteban (Chaves). No lo pasé bien", reconoció con la humildad de quienes la gloria no les ciega, solo les ilumina. "Pero la segunda vez que pasamos por allí, ya me encontré mejor y pensé que por qué no. No quise arriesgar en el final porque hacía viento en contra y tenía que vigilar a Luis León y a Valverde. Pero sabía que era de los más rápidos para el esprint de los que habíamos quedado tras el paso del puerto". Y de pronto ¡zás!, la victoria inesperada, la que mejor sabe, la que no estaba apuntada, incluso la que estaba descartada cuando ascendió el último puerto. La victoria del aguador.
Previsiones se hace Nairo Quintana, el líder, que desea que mañana se consolide una fuga "y que llegue" para ahorrar esfuerzos a los que se están jugando el cocido de la general. Por Nairo, ¡que se vayan!, que por detrás ya se vigilarán los contrincantes. Aunque la etapa tiene más trampa de la que sugiere su perfil. Etapa para valientes y haberlos, haylos. ¿O no?
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