Así fue cómo Rossi y Márquez subieron al podio sin pilotar bien
Primero y segundo del Mundial, triunfaron en Brno gracias a una conducción antinatural para salvar el neumático. Lorenzo no supo hacerlo
Basta con echar un vistazo al podio de MotoGP en Brno para tener claro que la elección de neumáticos marcó la carrera. Pero también lo hizo la gestión que hicieron de las gomas los propios pilotos. Dejando al margen a Cal Crutchlow, un piloto de equipo satélite, mucho mérito lo suyo, una osadía (el único con gomas duras, delantera y trasera) que le brindó la remontada soñada, cabe analizar cómo los tres que pelean por el Mundial abordaron estrategias muy distintas para acabar en el podio, unos (Rossi y Márquez), o en el fondo de la clasificación, otros, caso de Lorenzo, que parece sentenciado a fracasar cuando se declara una carrera en lluvia.
El que mejor afrontó las 22 vueltas al trazado de Brno fue Rossi, segundo. Porque eligió la combinación de gomas de lluvia delantera blanda y trasera dura, al igual que su compañero Lorenzo. Pero también porque fue consciente muy pronto de que la pista no se secaría, no cambiaría de moto ni de neumáticos y el delantero no aguantaría, así que lo gestionó como mejor sabe: con la maneta del gas y el freno trasero, del que tiró más de lo normal para no estresar demasiado la goma delantera. “Cuando Cal me pasó y vi que llevaba gomas duras supe que no ganaría, pero sí que podría ser rápido hasta el final”, dijo. Solo tres pilotos llevaban el duro atrás: Crutchlow, que ganó, él y Lorenzo.
¿En qué falló Lorenzo, pues? Probablemente, confió demasiado en su goma delantera. “Este neumático es muy blando, como un chicle, aunque da la sensación de ser bastante duro”, explicó tras la carrera. Pero le falló, en plena remontada, cuando empezaba a mejorar sus tiempos. De repente, perdió un cacho de goma. Y tuvo que entrar a cambiar de moto. Y no pidió un cambio de neumáticos, sino que quiso probar y salió con la moto de seco y gomas de seco. Imposible. Volvió a boxes. Perdió mucho tiempo. Volvió a la pista y aunque su ritmo era muy bueno ya estaba demasiado lejos. Había perdido una vuelta. Rossi le había doblado.
El líder del Mundial, Márquez, eligió mal. Optó por las gomas blandas. Las dos blandas, opción radicalmente opuesta a la de Crutchlow. Y aun así acabó tercero. Su inteligencia sobre la moto le salvó. Se dio cuenta rápidamente, al igual que Rossi, de que la pista no se secaría y de que sus neumáticos, los dos en este caso, no aguantarían si imprimía el ritmo habitual y dibujaba la trazada normal. Así que no lo hizo. Un pilotaje antinatural, como el de Rossi. Se puso como objetivo no perder de vista a las Ducati, mantener una distancia de entre uno y dos segundos, para no sobrecalentar los neumáticos y tampoco perder su referencia. Debía, además, pilotar siempre por las zonas mojadas de la pista, así salvaría goma. El ataque lo haría solo a falta de cuatro vueltas. Y funcionó.
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