Mirotic despluma a Francia y España vuela a semifinales
El equipo de Scariolo brinda una demostración de su poderío, desborda y abruma a su eterno rival (92-67)
Llegada la hora de la verdad, el cruce mortal de los cuartos de final, allí donde se palpa el fuste real de los equipos, reapareció la mejor imagen de la maravillosa selección española que lleva 15 años en la cima del baloncesto, que hace 10 ganó el Mundial y abrió las vitrinas del oro europeo y las platas olímpicas. Ese equipo de Pau Gasol, de Felipe Reyes, de Rudy Fernández, de Ricky Rubio, en esta ocasión también de un Mirotic desencadenado, y demás, convirtió a Francia en un invitado de piedra. La superó por un elocuente 92-67. No es poca cosa. Francia es un señor equipo. Pero ni Parker, ni Batum, ni Diaw, ni De Colo, ninguno de los ilustres nombres franceses pudo mantener el pulso de su equipo ante el torrente de juego que se le vino encima.
España, 92-Francia, 67
España: Ricky Rubio (6), Sergio Llull (10), Rudy Fernández (6), Nikola Mirotic (23) y Pau Gasol (5) —cinco inicial—; Sergio Rodríguez (6), Juan Carlos Navarro (4), Víctor Claver (2), Felipe Reyes (7), José Manuel Calderón (2), Abrines (5) y Willy Hernangómez (18).
Francia: Parker (14), De Colo (13), Nicolas Batum (-), Boris Diaw (8) y Ruddy Gobert (7) —cinco inicial—; Thomas Heurtel (5), Antoione Diot (-), Gelabale (5), Charles Kahudi, Pietrus (-), Kim Tillie (3) y Joffrey Lauvergne (12).
Parcial: 19-16; 24-14; 26-19; 23-18.
Árbitros: José Reyes (México), Damir Javor (Bulgaria) y Olegs Latisevs (Letonia).
Carioca Arena 1: 9.725 espectadores.
España estará en las semifinales de los Juegos Olímpicos por tercera ocasión consecutiva, por cuarta en su historia. La excelencia como rutina. Eso es lo que ha conseguido esta selección, con el matiz, durante los últimos años, de que se ha especializado en gestionar los campeonatos con una pericia inverosímil. Lo pasa mal en los primeros partidos, tramita y economiza sus recursos, afila poco a poco la puesta en forma conforme avanza el torneo. A costa de provocar un ataque de nervios, de rozar a veces un desastre prematuro. Pero cuando pone la directa, rezuma talento, sincronía, baloncesto de altos vuelos.
Mediado el partido, un partido de la importancia de cuartos de final, Francia ya sacaba la bandera blanca. La tunda fue enorme. Y la rúbrica principal la puso Mirotic. El jugador hispanomontenegrino estuvo certero, mareó a Diaw y a toda la defensa francesa. Disparó el marcador español con 23 puntos, además de cinco rebotes y dos asistencias. Vincent Collet, el seleccionador francés, no encontró la tecla para evitar la hemorragia.
Los triples abren brecha
Pau Gasol se aplicó en los aspectos más defensivos. Puso tres tapones, intimidó y cerró espacios, abrumó a Gobert y Lauvergne. Se quedó en cinco puntos. No le hizo falta más a España. Rudy sacó del partido a Batum, que ni se enteró. Willy Hernangómez, autor de 18 puntos y seis rebotes, asombró a la defensa francesa con unos minutos gasolianos. España cabalgó al ritmo vivo, fresco de Ricky y Llull. Uno maneja el compás con una pericia y picardía fenomenal; el otro es siempre agresivo en ataque, rompe las líneas defensivas rivales, bien a base de penetraciones que las para un toro, bien a base de triples.
La superioridad de España se fue cociendo a fuego lento, sin que Francia dijera gran cosa. Los triples de Rudy y Mirotic abrieron pronto la brecha (15-8). Tras los primeros relevos, con la entrada de la segunda unidad española, Heurtel y Lauvergne, se produjo una pasajera fase de igualdad (17-16). Pero a partir del segundo cuarto, con Willy Hernangómez dueño del interior de la zona, bien abastecido por Ricky y Sergio Rodríguez, España imprimió un ritmo que sacó por completo del partido al equipo francés. La zona que intentó imponer Collet fue una filfa para el ataque español. Francia se centró en la defensa en Pau Gasol y fue muy permeable, primero en el perímetro, luego en el interior cuando Hernangómez tomó el relevo. Y al revés, España secó el ataque francés. Parker arrancó bien, pero se fue apagando. De Colo apenas tuvo incidencia, siempre a la sombra de Llull. Batum se quedó a cero. Heurtel apenas apareció.
España dominaba por 18 puntos pasados 22 minutos de partido, superó los 20 antes del último cuarto y llegó a los 30 (81-51) cuando faltaban siete minutos para el final. España volvió a ser la España de las finales olímpicas, de los oros europeos y el Mundial. Así llega, otra vez, a los aledaños de la máxima gloria olímpica, arrasando, con un juego admirable, desbordando a Francia, otra vez, como hace un año en las semifinales del Europeo. La mejor versión de España, en el momento crucial.
Gasol: “Espero que lo del gemelo no sea nada”
Pau Gasol logró sólo cinco puntos en el partido de cuartos de final ante Francia, su peor anotación después de 103 partidos oficiales con la selección española. El anterior registro del pívot estaba cifrado en siete puntos, ante Rusia en el Europeo de 2001 y ante Alemania en el de 2007. Su intimidación fue suficiente para rendir a la tropa de Parker. Pau estuvo en pista 22m 50s y vio el final del partido desde el banquillo, con una bolsa de hielo en el gemelo de su pierna derecha. Fue el único contratiempo en la fiesta de España. “Espero que lo del gemelo no sea nada. Tengo algo ahí, pero no soy consciente del alcance”, explicó Pau con antes de analizar la victoria.
“Fue un partido muy completo de principio a fin. Estoy orgulloso de cómo hemos sabido reaccionar otra vez más. La idea siempre es ir de menos a más y lo hemos vuelto a lograr. Este equipo va más allá de un jugador. La cohesión en defensa ha sido crucial”, relató. “El carácter de este equipo es increíble. Sabíamos que si nos poníamos todos en defensa lo lograríamos”, sumó Rudy.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.