Ona y Gemma se rinden un homenaje y finalizan quintas
El dúo español de sincronizada termina su participación olímpica con un ejercicio netamente artístico
Perdido el equipo, en proceso de desintegración, e hipotecado el futuro a la espera de que aparezcan unos jóvenes talentos que deben integrarse a la selección absoluta, la natación sincronizada española ha aprovechado los Juegos de Rio para homenajear a dos de sus maestras, la pionera Gemma Mengual, y su sucesora Ona Carbonell. El dúo culminó la final este martes interpretando una coreografía conceptual sobre el Flamenco que tuvo mucha hondura. Conmovió al público pero no cautivó a los jueces, que, por exigir más velocidad y más dificultad técnica, no le reservaron un lugar en el podio. España quedó quinta con 186.635 puntos, por detrás de Rusia (194.991), China (192.368), Japón (188.054) y Ucrania (187.135). Lejos de las medallas.
Plata en Pekín y en Londres, el dúo español venía de vivir olimpiadas más felices, siempre como parte de un equipo que fue cuarto en los Juegos de 2004 y se subió al podio dos veces seguidas antes de que el presidente de la federación, Fernando Carpena, decidiera destituir a la seleccionadora Ana Tarrés por razones que no consiguió aclarar a la opinión pública ni a los jueces y magistrados, que condenaron a la federación en el Tribunal Supremo.
Hoy Ana Tarrés entrena a Ucrania, que superó a España en el dúo y aspira a medalla en la rutina de equipos.
La nueva directora técnica española, Ana Montero, asegura que todo forma parte de una transición prevista. Que la sequía se debe a la falta de talento para formar un equipo, y que existen jóvenes promesas listas para desarrollarse y competir por las medallas en Tokio. Algo parecido dijo el presidente Carpena en los Mundiales de Kazán, en donde España quedó quinta en dúos y en equipos, prometiendo que en Rio perseguirían medallas. La descalificación del equipo en el preolímpico dejó al dúo como única baza.
Finalmente, las medallas tendrán que esperar. Pero no el homenaje ni el sentido de interpretación artística, pues, según las nadadoras, la meta primordial en Rio no solo fueron los trofeos. “Nuestros dos objetivos eran pelear por la medalla y hacer crecer la natación sincronizada”, dijo Ona. “Y nos ha felicitado todo el mundo. Hemos hecho dos coreografías muy bonitas y hemos nadado desde el corazón”.
“Queríamos hacer algo distinto”, prosiguió la nadadora. “A lo mejor esto no es la moda de ahora y nos hemos arriesgado. Creemos que la sincro es algo más que ejecutar, también hay que transmitir, hay que llenar la piscina en todos los sentidos. Con otra rutina nos habría costado mucho disfrutar. Esto nos sale de dentro. Para nosotros lo más grande es emocionar al público y creo que lo hemos conseguido”.
Montero aseguró estar satisfecha: “Estoy emocionada y agradecida. Estas deportistas son lo mejor que ha tenido España con Andrea Fuentes en la historia de este deporte, y aquí en Rio nos han dejado una rutina libre para la historia. Han nadado para estar entre las mejores y nos tenemos que quedar con eso. Luego cada juez tiene su visión. Pero hemos traído dos ejercicios de medalla”.
Gemma se abrazó a Ona para confesar que pensaba seguir hasta los Mundiales del año que viene, cuando cumplirá 40 años. “No me cierro la puerta”, dijo, risueña y emocionada.
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