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Bruno Hortelano, en pista conocida

El velocista español, que debuta hoy en los 200m, consiguió la mínima olímpica en el tartán azul de Río

Carlos Arribas
Hortelano, en los Europeos de Ámsterdan en julio.
Hortelano, en los Europeos de Ámsterdan en julio.VINCENT JANNINK (EFE)

Aunque no ha corrido nunca unos Juegos, la carrera de Bruno Hortelano (1991) está marcada por la cita olímpica y sus estadios. El velocista español, nacido en Australia, hijo de emigrantes españoles que luego se trasladaron a Canadá y finalmente a Kazajistán, decidió hacerse atleta cuando, a los ocho años, quedó fascinado ante el televisor viendo a Mo Green ganar el oro olímpico en Sidney 2000. Casi 16 años más tarde, hace un par de meses, en el tartán azul del Engenhao de Río, una pista que aún no podía llamarse olímpica pero que olía ya a Juegos, y sus aros modulados en la última recta, Hortelano conseguía la mínima olímpica al quedar segundo, con 20,48s, en la final del Campeonato Iberoamericano. Unas semanas después, en julio, en la pista roja del estadio olímpico de Londres, el mejor esprínter español de la historia, batió el récord nacional con 20,18s, una marca que le abre a todas las esperanzas.

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Ningún atleta español de una prueba lisa mínimamente de velocidad, entre 100m y 800m, ha llegado nunca a disputar una final olímpica. Si hay un candidato natural a abrir la puerta, ese es Hortelano. Sus 20,18s le habrían hecho terminar entre el quinto y el séptimo en las últimas finales mundiales y olímpicas. Si lo consigue, lo que él no duda, correría en la carrera de despedida olímpica de Usain Bolt, con quien ya compitió cuando batió su récord en Londres.

“He estado esperando toda mi vida este momento, y ni siquiera estaba preparado para vivir en calma la emoción del momento”, escribió Hortelano en su Facebook el día de Río que logró la mínima que le permitiría volver. “Corriendo en Río realizaré mi sueño infantil, un sueño que cuando empecé a abrigarlo, hace 16 años, nunca pensé que llegaría a convertirse en realidad”.

Casi sin pisar España

El sueño de Hortelano de competir con la camiseta roja ha tenido un recorrido que apenas ha pisado España. Hortelano, que ya fue semifinalista en los Mundiales de Moscú, en 2013, se ha hecho atleta en Estados Unidos, en la Universidad de Cornell (Nueva York), donde ha descubierto lo que es competir sin miedo y el valor del entrenamiento mental. Allí, en competiciones todos los fines de semana, se ha cruzado con tantos atletas que ya no puede temer a ninguno simplemente por su apariencia. Allí ha modelado su magnífica técnica y enseñado el manejo complicado de la distancia, el entrenador Adrian Durant.

“Ya hablaré con todos el viernes”

La preparación mental y la confianza van de la mano. El COE había convocado a la prensa para hablar con Bruno Hortelano ayer a las 13.00 de Río. Media hora antes, sin embargo, el atleta envió un mensaje a su federación en la que pedía que le disculparan pero que no podría hablar con los periodistas porque a la misma hora su entrenador le había pedido que fuera con él al lejano estadio olímpico para visualizar la carrera. “Ya hablaré el viernes”, prometió, dando, por supuesto, por sentado, que el jueves habría disputado la final de 200m al lado de Usain Bolt.

La visualización quizás deba repetirla, de todas maneras, dado que las condiciones meteorológicas, fundamentales en una carrera, cambiaron bruscamente. Cuando acudió al Engenhao, Río quemaba. El termómetro de estadio señalaba 37 grados. Una hora después, se levantó el temido viento sur en rachas terribles. En pocos minutos, la temperatura descendió hasta 20 grados mientras las gradas temblaban.

Uno de los elementos clave de su preparación para una carrera (las series de los 200m serán el martes a las 16.50, hora peninsular; las semifinales, a las 3.00, la madrugada del jueves; la final, a las 3.30 del viernes) es la relajación precompetitiva, que consigue repitiéndose, al ir hacia los tacos, la frase “esto es una carrera más”, y, un día antes, visualizando la carrera ubicándose físicamente junto a su entrenador en la pista en la que se disputará, delante de la curva que le llevará a su recta final.

Tanta confianza tiene Hortelano en que logrará disfrutar en sus Juegos Olímpicos que, aunque, en junio también, en el pequeño estadio de Moratalaz, en Madrid, batió el récord de España de los 100m con 10,06s, una marca que le acerca peligrosamente a la frontera que separa a los buenos de los muy buenos, renunció a participar en la distancia en Río. Toda su energía, física, mental, toda su voluntad, está en los 200m, la distancia en la que, como Usain Bolt, tiene puestas todas sus preferencias.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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