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Guardiola: “Es hora de poner el alma”

El catalán afronta su estreno en la Premier consciente de que le juzgarán los resultados

Pep Guardiola, durante un partido amistoso contra el Arsenal el pasado 7 de agosto.
Pep Guardiola, durante un partido amistoso contra el Arsenal el pasado 7 de agosto. JONATHAN NACKSTRAND (AFP)

Harry bebe pintas de cerveza turbia en The Old Monkey, un pub que programa monólogos de humoristas en la planta superior, muy cerca del Ayuntamiento de Manchester. Ha terminado el trago y la camarera le pregunta si quiere otra ronda. Harry debe pasar de los 80 años, le tiembla el pulso y busca monedas en su vieja rebeca desgastada. No las encuentra y le invita un parroquiano. Harry agradece el detalle llevándose la mano a la visera de su vieja gorra, coronada por un escudo del City y sonriendo. “Bueno, Guardiola me gusta a veces y otras no. Hoy me gustó lo que dijo. Eso de poner el alma y de que el City no solo es dinero” dice cuando fluye la conversación. “Es la hora de poner el alma en el campo” acababa de decir Guardiola apenas a un kilómetro y medio, en la sala de prensa del Etihad, el día antes de sentarse por vez primera en un banquillo como un entrenador de un equipo de la Premier Legue. “Estoy excitado, claro, para mí es importante. Pero no es la prueba más dura de mi carrera. La más dura fue demostrarme en el filial del Barcelona que podía ser entrenador. Es un día especial para mí, claro, eso sí”.

A Pep y al City les encara el Sunderland, duelo que tiene algo de simbólico. Los Black Cats fueron los últimos que encajaron un gol en el Main Road, el viejo estadio del City. Allí estuvo Harry, claro. “Llevo cincuenta años viendo jugar a mi equipo”, dice el anciano. “Veremos que tal nos va con Pep”. “Me juzgaran los resultados”, admite el catalán. “Hay seis o siete equipos que pretenden lo mismo que nosotros, que quieren ganar la Premier, ya veremos como nos va”. Sabe que el sesenta por ciento de los aficionados del City dan por hecho que ganarán la Liga. Sabe que no será fácil. Pero también sabe que ha terminado emocionado algunos entrenamientos al ver como se han comportado sus jugadores. Al menos en cinco ocasiones durante los 38 entrenamientos que lleva en el City ha terminado la sesión preparatoria dándole las gracias a sus pupilos por su entrega y su esfuerzo. “Quizá no juguemos bien contra el Sunderland pero la pasión no se negocia. Para jugar bien, aún necesitamos más tiempo. Si tenemos que jugar feo lo haremos, ya habrá tiempo para mejorar, lo que no se negocia es la pasión”. Y sus jugadores la han puesto. “He visto un equipo que me ha impresionado por su calidad. Ha trabajado como me gusta. No tengo ninguna queja. Ninguna. Necesito tiempo y lo sé. Pero ha llegado el momento de poner el alma en el campo”.

El sesenta por ciento de los seguidores del City, piensan que ganarán la Premier

No dio pistas sobre el equipo, como suele ser su costumbre, pero lo tiene bien pensado, “en un ochenta o noventa por ciento”. Descartó a Sané, que apenas ha entrenador con el equipo, parece que Kompany y Otamendi no llegan a tiempo –“he de pensar en el Steaua”, aseguró en referencia al primer partido de la eliminatoria de la previa de la Champions que disputa el martes en Bucarest- y es duda Zabaleta, que sale de una operación en el tobillo. Pero se espera en el equipo a Stones, aunque se incorporó esta misma semana procedente del Everton. “Viene de trabajar bien con Ronald Koeman y me gusta, sabe siempre tomar decisiones correctas. Necesito dormir esta noche para pulir la alineación, que ya está pensada” sostuvo Pep, que la pasada semana cenó con Ronald.

Koeman, fue uno de sus hermanos mayores en el Barça, le dio su punto de vista sobre la Premier, como hacen a diario Brian Kidd o Mikel Arteta, sus ayudantes en el cuerpo técnico, y ha escuchado a Quique Sánchez Flores, ex del Watdford, y a Pochettino, y a tantos y tantas cosas, que cabe pensar que debe tener idea formada de lo que le espera, pero no: “Al final, hasta que no lo sienta no sabré. Me han dado muchos consejos, he escuchado muchas cosas, pero hay que vivirlo. No quiero prejuicios ”, dijo ayer. “Está loco por ver qué es, por experimentarlo”, admiten sus colaboradores, que se remiten a la experiencia en el Bayern. “Llegó con una idea y cuando descubrió la verdad, tuvo que cambiar muchas cosas”.

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Los que le han acompañado en el camino desde Barcelona sostienen que en ese sentido, es otro. “Este mucho más maduro, más hecho como entrenador. Tiene muy claros tres o cuatro principios, en el resto es mucho más moldeable, depende más de los jugadores que antes”, aseguran. “Eso sí, igual que cuando llegamos al Bayern, ha cambiado mucho su idea sobre algunos futbolistas, unos para bien, otros para mal”. Los conceptos hablan de tener la pelota, atacar con sentido y orden para encontrar espacios, presionar rápido al perderla. Nada nuevo. La novedad la impondrá el juego propio de la Premier.

Lo que no ha menguado es su exigencia para los que le rodean, el cuerpo técnico y sus jugadores, y su capacidad de trabajo: “No para. Sigue llegando el primero y se va el último y necesita tener controlados hasta el último detalle. Ayer empezamos a preparar el partido contra el Stoke”, explican desde las entrañas de la Academia, la increíble Ciudad Deportiva que construyó el jeque Mansour bin Zayed Al Nahyan a kilómetro y medio de Picadilly Gardens, el corazón de la ciudad. Con él comió ayer Guardiola, será para agradecerle en privado las muestras de gratitud que dio a los dueños del club por la oportunidad que le han dado de tener disfrutar de un club que, según dijo, es mucho más que dinero. “Siempre que se habla del City se habla de lo que se gastan en fichajes, pero ha ganado todos los campeonatos en las divisiones inferiores por lo bien que se trabaja. Estoy encantado de la pasión con las que se vive en la Academia y como se cuida el talento”.

Guardiola, que el día de su presentación dijo que necesitaba conocer a sus futbolistas, abarzarles y tal vez, darles una patada en el culo, lo ha hecho. Se la dio a Nasri y a Yayá Touré, a los que apartó del equipo, por gordos. El portugués ha bajado ocho kilos, y dicen en los despachos que al marfileño no le habían visto tan delgado desde que llegó al club. También dijo que llegaba para aprender, y lleva un mes haciéndolo, porque otra cosa no, pero predispuesto estaba. Confesó haber descubierto “la disponibilidad humana de los empleados”. Y los empleados le han descubierto a él.

"La Premier hay que vivirla. No quiero prejuicios", dijo Guardiola

Mañana, en presencia de su padre, que llegó ayer de Santpedor, y de su familia, que se ha instalado en un piso del corazón de la ciudad, presentará credenciales en el Etihad. El equipo no está cerrado, porque sobran jugadores –mañana se va Zinchenco al PSV, cedido– y al cuerpo técnico le falta un dietista y un galeno –está a punto de fichar el doctor Edu Mauri, que fuera delantero del Espanyol- y sobre todo, le falta a Guardiola tiempo y le sobra ilusión. “Queremos jugar bien”, insiste Pep a quien se le ha visto hablar mucho con el equipo. “Raro el día que no les ha dado una charla buscando cosas que en los entrenamientos hemos visto más que en los partidos” admiten sus colaboradores de paseo por la calle Dean.

La hora ha llegado. Por tercera vez, Guardiola se reta a sí mismo, se pone a prueba. Sabe que le están esperando. Se inventó un Barça de autor, y descubrió que no podía repetirlo en el Bayern así que le dio una vuelta al estilo que heredó; ahora pide la pelota en Inglaterra. Le espera un país que ganó un mundial hace justo cincuenta veranos, en el de 1966, y que desde entonces, se busca sin encontrarse.

Harry bebe despacio las pintas de Bitter sentado en una ventana del pub. “Pep me gusta a veces y otras no, veremos”, sostiene desde la incredulidad que dan los años. Ya no canta como cuando tenía dientes y vivía los partidos de pie, en las gradas de Main Road. Pero su alma sigue siendo azul, como la camiseta del City. Es hora de ponerla en el campo.

Mourinho no podrá contar con Pogba

L.M., Manchester

José Mourinho debuta también el domingo al frente del United, en Bournemouth. El técnico portugués no podrá El técnico portugués no podrá con Pogba, al que la federación inglesa no permite jugar en el primer partido del campeonato al considerar que debe cumplir la sanción que arrastra de Italia. Paul Pogba fue sancionado por acumulación de tarjetas amarillas en su último encuentro con la Juventus. El francés protagonizó el jueves por la noche una escabrosa escena al escapar de un céntrico restaurante de Manchester por la puerta de la cocina tratando de escapar de una decena de fotógrafos que le esperaban en la puerta, lo que finalmente consiguió. Mourinho, que logró finalmente que Adnan Januzaj abandonará la disciplina del United para integrarse al Sunderland y juegue allí cedido por una temporada, presiona ahora para despredenrse de Schwesteiger, entre otros, mientras afronta lleno de optimismo una temporada en la que según dijo ayer Gary Neville está “obligado” a ganar la Premier tras haber invertido 185 millones en tres futbolistas.

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