La nueva vida del Leicester

El Leicester ha perdido su condición de anónimo. Los aficionados hacen cola para tirarles fotos, los rivales de pretemporada son de lo mejor del planeta y allá por donde juegan los estadios ya no enseñan su esqueleto como antaño sino que se llenan hasta la bandera. Es lo que tiene ganar la Premier y por eso, también, se miden con el Barcelona esta tarde (20.00 h. / A3 y TV3), enmarcados en la International Cup, torneo que reúne a los clubes punteros.

Hace un año, los foxes se preparaban con amistosos contra el Lincoln City, de la quinta categoría inglesa, y el Mansfield Town, de la tercera. “El objetivo es la permanencia”, aseguraba el técnico Ranieri, recién aterrizado. Una temporada después, se han medido ante el Celtic, campeón escocés, el PSG, campeón francés y ahora lo harán ante el Barça.

“Presión, presión”, gritaba la semana pasada Ranieri en uno de los campos anexos del StubHub Center de Los Ángeles, el estadio de los Galaxy. Poco se asemeja la actitud enérgica actual del italiano a la de sus primeros días en el club, en julio de 2015, cuando se limitó a observar en silencio a sus nuevos pupilos. “Solo conocía a Robert Huth porque habíamos coincidido en el Chelsea”, reconocía el mánager, que no varió ni un ápice los entrenamientos previstos por los ayudantes de Nigel Pearson, despedido dos semanas antes. Dicen desde la isla que el respeto que mostró por su antecesor fue clave para ganarse la confianza de una plantilla muy próxima al técnico inglés. También convenció su propuesta futbolística, que elude la posesión del balón a la espera de golpear a través del contraataque y un estilo directo. Lo mismo que pretende ahora.

Lo que no ha cambiado es el lugar para ponerse a tono, puesto que tanto en el año anterior como en este escogieron Austria como lugar de concentración. Pero ya nada es lo mismo. Han pasado de un hotel de cuatro estrellas —“aquí no había ni aficionados ni nadie más”, cuentan desde la recepción del establecimiento—, por las cinco de un lujoso resort, además de continuar la preparación en América. Fue en Los Ángeles, donde cientos de aficionados esperaron durante horas para conseguir alguna fotografía. Como si fueran el Chelsea o el Manchester United, pero sin serlo.

Todo ha ocurrido muy deprisa. Las acreditaciones de la prensa se han triplicado y el equipo ya no cuenta sobre el césped con un papel secundario ni con el efecto sorpresa. “Pero mantenemos el hambre de éxitos”, asegura Kasper Schmeichel, el portero; “tenemos que empezar del mismo modo que lo hicimos el año pasado”.

El arranque para mantenerse entre los grandes, sin embargo, no está resultando sencillo. Contra el Celtic empató (1-1) y en el StubHub Center se dio de bruces contra el PSG de Emery (4-0). El equipo, según Ranieri, está en un proceso de aprendizaje lógico para un club que en 2008 competía en la Tercera División inglesa.

 Aunque la plantilla es casi la misma porque el pichichi Vardy decidió seguir y porque hasta el momento solo se ha ido el francés Kanté al Chelsea a cambio de 35,8 millones. Queda por ver que ocurre con Mahrez, el mejor jugador de la pasada Premier, pretendido por el Arsenal. Y en el capítulo de fichajes llegaron el punta Musa (del CSKA Moscú por 19,5 millones); el mediocentro Mendy (Niza, 15,5); al central Luis Hernández (Sporting de Gijón, libre) y el meta Zieler (Hannover, 3,5).

“Esta pretemporada es distinta. Prepararnos contra grandes equipos ayudará a los jugadores a coger experiencia internacional para disputar la Champions”, reconoce Ranieri, que el año pasado no pasó de las tres victorias en 10 partidos contra los cinco grandes de la Premier. Contra el Barça acaba el periodo de prueba y empieza su vida entre los mayores, que arranca el 7 de agosto, en la Community Shield