El maravilloso viaje de Berni Rodríguez

“Tu pelo rubio no me gusta nada”, le soltó Bozidar Majkovic a modo de recibimiento. El entrenador serbio, marcial como es cuando quiere, le paró así los pies al chaval que acababa de cumplir 19 años y que regresaba a su Málaga querida como campeón del mundo júnior de 1999. “¡Ojú!, ya hemos entrado en el mundo real del baloncesto profesional”, recuerda haber pensado para sus adentros Berni Rodríguez, que al igual que Navarro, Raül López, Gabriel, Cabezas, Pau Gasol y compañía se había teñido el pelo para celebrar un título sin precedentes en el baloncesto español.

Aquel triunfo con la selección en el Mundial de Lisboa, tras vencer en la final a Estados Unidos, fue el inicio de la leyenda de los júniors de oro, la mejor generación del baloncesto español y también el prolegómeno de la carrera profesional de varios de los que lo consiguieron. Uno de ellos, uno de los destacados es Berni Rodríguez. Ahora, 17 años después, ha decidido despedirse de su fantástica carrera en el baloncesto profesional. A sus 36 años el recuento de éxitos va desde el oro en el Mundial de 2006 a la plata olímpica en 2008 y a la plata en el Eurobasket un año antes, además de tres títulos que nunca antes había conseguido el Unicaja: la Copa Korac en 2001, la Copa del Rey en 2005 y la Liga en 2006. “Aquel título, ganado en la cancha del Baskonia, fue una locura, algo maravilloso”, rememora el escolta de 1,97 metros y que, en su condición de capitán, fue quien alzó el trofeo más importante en la historia del club malagueño. El Unicaja ha ratificado, tal como anunció en su día, que retirará la camiseta con el número 5 que lució como profesional, el mismo que empezó a lucir los colores cuando solo tenía ocho años y el veterano que le cedió ese mismo número a Rudy Fernández en la selección.

Director deportivo

Berni, en su carta pública de despedida, relata que jamás llegó a imaginar lo que iba a significar para él el baloncesto cuando sus padres le llevaron por primera vez a Los Guindos, el pabellón donde se ha forjado la historia del Unicaja. “No era consciente de la puerta que se estaba abriendo ante mí, ni de lo que había tras ellas. Era el inicio de un trayecto inimaginable”, escribe.

El Unicaja fue el club donde se formó como jugador y donde desarrolló la mayor parte de su carrera. Allí, en casa, estuvo 13 años como profesional, muchos de ellos junto a sus compañeros de generación y de correrías, Carlos Cabezas y Germán Gabriel. Allí brilló y se ganó la llamada de casi todos los seleccionadores. En 2012 fichó por el Murcia y dos años después por el Sevilla, el equipo en el que se despide, en la misma temporada precisamente en que lo ha hecho Raül López. Berni, al que le quedaba todavía un año más de contrato, pasará a ocupar el cargo de director deportivo del club sevillano, que acaba de evitar su desaparición gracias a un acuerdo de última hora entre el club, el Betis y CaixaBank.

Berni no pudo completar su vitrina con el oro del Europeo. Tuvo la mala fortuna de sufrir una lesión en un tobillo que le apartó a última hora del que se celebró en 2009 en Polonia. Le suplió Sergio Llull, que debutó en aquel equipo que ganó el título tras arrollar sucesivamente a Francia, Grecia y, en la final, a Serbia.

El jugador admira en especial a Navarro, uno de sus compañeros de generación, y uno de los que más le ha costado frenar en las múltiples ocasiones que se han enfrentado. “Me llevo cientos de historias (algunas no se pueden contar), pero esto solo es el final del primer cuarto de mi vida. Jugaré los tres siguientes con la misma pasión e ilusión”, concluye en su carta el chico que se tiñó el pelo de oro.