La lucha de Stepanova

Yuliya Stepanova dejó claro en los Europeos de Ámsterdam lo que piensa del trato recibido en su país desde que destapara el escándalo del dopaje sistemático en Rusia. “De acuerdo con lo que he escuchado en los medios de comunicación rusos, no soy bienvenida a competir bajo bandera rusa. Solo por eso, competiré bajo bandera neutral.” “Pero no sé si voy a ir a los Juegos de Río porque nadie me ha dado permiso todavía para participar.” 

Su participación en los Juegos Olímpicos dependerá que la aprobación o no del COI, que es quien tiene la última palabra. Pero primero, el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) tendrá que resolver sobre la participación de otros 68 atletas rusos el 21 de julio. 

Aunque lo consiga, Stepanova no está en su mejor momento de forma. Desde que destapara el escándalo de dopaje sistemático de Rusia, ha estado sometida a una enorme presión: “Al principio, la presión fue muy dura. Había mucha gente que no me creía y ahora el porcentaje es aún mayor. Los medios de comunicación rusos no creían que estuviese diciendo la verdad. Creían que buscaba vengarme. Y Rusia todavía no se lo cree, no se cree que todas las historias del dopaje sean ciertas.”

 Venganza porque ella misma fue parte del sistema. En 2013, tras descubrirse irregularidades en su pasaporte biológico de marzo de 2011, la castigaron con dos años de sanción por dopaje, quedando invalidados todos sus resultados desde esa fecha. La atleta británica Jenny Meadows, quien estuvo animándola en los vestuarios de Ámsterdam, cree que Stepanova fue víctima del sistema. “Creía que todo el mundo lo hacía, es lo que le decían. Pensaba que yo hacía exactamente lo mismo.” Después de verse desamparada en ese mismo sistema una vez que fue descubierta, decidió hablar. En 2014, reveló grabaciones secretas a la cadena de televisión alemana ARD. Desde entonces, tuvo que marcharse del país, primero a Alemania y después a Estados Unidos, porque temía por su vida. En Ámsterdam, cuando un periodista le preguntó si sentía que su vida corría peligro después de que un portavoz de Vladímir Putin la hubiera llamado traidora, se hizo un silencio tenso: “Que yo sepa, el presidente nunca ha dicho eso”, respondió. Yuliya no quiso hablar más sobre dopaje. 

Quería hablar de atletismo, pero su participación en los Europeos de Ámsterdam –siendo la única atleta que pisó el estadio olímpico de la capital belga después de que la IAAF suspendiera a la Federación Rusa el pasado noviembre– fue más simbólica que deportiva. Llegó en baja forma y castigada por lesiones. En los 800 metros lisos, se desgarró un ligamento del pie en plena carrera. Pese al dolor, terminó y entró trotando a meta haciendo más de 4 minutos, el doble de su marca personal. Y, para colmo, fue descalificada posteriormente por invadir la calle interior. Pese a todo, Yuliya dijo estar muy contenta por haber podido participar y agradeció el apoyo que le brindaron sus compañeras en los vestuarios. 

Para la Federación Europea de Atletismo, la presencia de Stepanova en Ámsterdam también ha sido una manera de reforzar la imagen que la IAAF se esfuerza por dar de que está luchando realmente por eliminar del deporte a los tramposos. El presidente de la Federación Europea quiso despejar de antemano cualquier duda sobre Ámsterdam, ante el daño que el dopaje, no solo en Rusia, ha causado al deporte en los últimos años. “La gran mayoría de los atletas están limpios pero se han visto perjudicados por la situación actual. Es importante darles la oportunidad de expresarse”, declaraba el presidente de la EAA, Svein Arne Hansen, antes de que arrancara la competición. Una expresión que fue visible en el estadio: durante los cinco días de Campeonatos Europeos, en los dorsales de los atletas se pudo leer un lema: I run clean, I jump clean, I throw clean, I am clean. Corro limpio, salto limpio, lanzo limpio, estoy limpio.