El GPS de Conte
La selección italiana, dentro de sus limitaciones, ha demostrado que además de trabajadora y trabajada también sabe ser bella
¿Perdone, pero usted cuánto corre durante los partidos?, le preguntó anoche un periodista austriaco a Antonio Conte que no paró quieto ni cuando cayó el chaparrón del siglo. “Los partidos los tengo que jugar yo también. El otro día el preparador físico me propuso ponerme un GPS para medir los kilómetros que hago y con qué intensidad…”, contestó el seleccionador italiano que celebró el gol del Pellè pegando un salto para subirse al banquillo. Corre Conte y corre Italia.
Su Italia es trabajadora y trabajada. Pero ha demostrado que también sabe ser bella. No tiene estrellas, llegaba a la Eurocopa como la selección de los desconocidos, con las bajas de Verratti y Marchisio y una delantera pálida y sin goles y ha conseguido sobreponerse a todo y encima eliminar a España, la vigente campeona. “Las ideas han ganado al talento”, dijo anoche Conte que tocó la fibra de sus jugadores con el mensaje: “Nos tachan de mediocres, demostremos que no es así”.
No se limitó a eso, también planteó un partido perfecto. Creó superioridad en el centro del campo, presionó arriba, consiguió una salida rápida del balón, tapó los laterales de España, frenó a Busquets –más pendiente de atar a Pellè- y desconcertó a Del Bosque y a los suyos. Sobre todo a Iniesta. “Nos pidió que presionáramos arriba para no dejarles pensar”, comentó Giaccherini, el alma de la Italia de Conte.
“Esta victoria nació el 18 de mayo, el día que empezó la concentración. Conte desde entonces no hace más que repetir que si hacemos lo que sabemos no tenemos límites”, declaró Eder, transformado por el seleccionador después de cinco meses muy grises en el Inter. El técnico parece tener el poder –en realidad es capacidad- de reactivar a los suyos. Apostó por los jugadores con los que empezó el camino hacia la Eurocopa en agosto de 2014 aunque algunos no estuvieran demasiado en forma. Prefería seguir con su grupo a arriesgarse a dinamitarlo. Sabía que sus jugadores no le fallarían y que le devolverían la confianza en la cancha. Quería futbolistas multifuncionales, capaces de sacrificarse y adaptarse a jugar en varias zonas del campo para así poder suplir eventuales bajas. Y ha conseguido que eso funcione.
“No somos una selección, somos un equipo y llevo dos años batallando para conseguir esta mentalidad. El fútbol italiano está pasando por un momento por el que a estos torneos hay que llegar como equipo, no podemos encomendarnos a los talentos”. Entre otras cosas porque no los tiene (en la zona de creación, porque en defensa sí tiene de sobra).
Visionario Chiellini
“Somos inferiores a muchos, pero humildes”, resumió anoche Gigi Buffon, el capitán que, a los 38 años, sigue siendo un ejemplo de entrega y carisma para todos sus compañeros y de saber estar para los rivales. Él estaba cuando los penaltis de 2008. También en la final de 2012. Igual que Chiellini, el que abrió el marcador. Cuando el central de Italia le dijo a Pellè: “Mírame, voy a buscar el rechace y a marcar”, todos le miraron como un loco. Pero lo consiguió. Esa falta de Eder que terminó en gol, también la ensayó y mucho Italia en los entrenamientos. De ahí que Chiellini estuviera convencido de que conseguiría hacerse con el rechace.
“Cuando marqué pensé que era el destino. Pensé que antes de decir adiós a la selección me merecía ganarle a España porque me ha hecho sufrir estos años. Nos hemos quitado la espina [sassone, le llama, piedra enorme y muy pesada porque en Italia quitarse la espina es quitarse una piedra del zapato]”, explicó el defensa. “Teníamos ganas de revancha, España era nuestra bestia negra. Se veía que teníamos algo dentro, que lo queríamos más que ellos y queríamos cerrar el círculo para borrar tantas derrotas”, añadió. Las derrotas se borraron de un plumazo, con un ejercicio de trabajo, esfuerzo, pero también con buen fútbol.
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