Inglaterra se mide a sus complejos
Hodgson dice que sus jugadores deben relajarse para rendir, y la federación ha contratado a un célebre psiquiatra especializado en deportistas, Steve Peters, para motivar al grupo
Inglaterra desembarcó en Marsella con el que probablemente sea su equipo más completo en décadas. Debutará en la Eurocopa contra Rusia en la noche del sábado y las expectativas son máximas. Es preciso remontarse al Mundial de 1990 para contar tantos jugadores brillantes en las filas de la selección europea con más trayectoria y más decepciones acumuladas. Un patrimonio de dones y de complejos tan abultado que la federación ha creído conveniente contratar a Steve Peters para ayudar a la expedición a gestionar el miedo al fracaso.
Peters es uno de los psiquiatras más populares del Reino Unido. Le avalan sus excelentes resultados con deportistas olímpicos de diversas disciplinas entre 2004 y 2012. Él atribuye su éxito a un método que basa en lo que ha definido como Paradoja del Chimpancé sin que se explique muy bien por qué. Lo aplicó en el Mundial de Brasil, pero sin efecto aparente. Inglaterra cayó en la primera fase. Su mejor recorrido en una Eurocopa fue en 1996, en el campeonato que organizó. La eliminó Alemania en semifinales.
Alemania ha medido como nadie las posibilidades inglesas. Si en 1996 puso de manifiesto las carencias de una selección que declinaba sin recambios, esta primavera reveló exactamente lo contrario. La espectacular victoria de Inglaterra el pasado 26 de marzo en el estadio Olímpico de Berlín puso en evidencia que algo se mueve bajo el viejo escudo de los tres leones. Los británicos iban perdiendo 2-0 y remontaron hasta ganar 2-3. Pero no fue el resultado lo más llamativo. Lo verdaderamente admirable fue que Inglaterra desplegó un juego magnífico, desvinculado de viejos tópicos, pleno de recursos que han tenido poco que ver con el arquetipo tosco asignado al fútbol británico. Hay una nueva generación de futbolistas que interpreta el fútbol desde criterios nuevos, por asimilación, después de años de influencia de técnicos continentales en los clubes de la Premier. La afición más incrédula del mundo tiene derecho a pensar que puede ganar grandes trofeos. Solo falta que el seleccionador, Roy Hodgson, y los hombres que le acompañan, comiencen a creérselo. Ahí es donde interviene el doctor Peters.
Peters, que ha hecho exposiciones hasta en el 10 de Downing Street, da charlas grupales e individuales. No acompaña al equipo permanentemente pero ha acudido a la concentración de Chantilly para dirigir una sesión de terapia motivacional. Profesor de la Universidad de Sheffield, es el gurú de esa ciencia de nuevo rótulo que llaman coaching. Asegura lo que vienen repitiendo los psicólogos conductistas desde hace medio siglo: que el pasado no existe.
Duelo desigual en el Vélodrome
En forma. Los datos avalan a Inglaterra ante esta Eurocopa. Pleno de victorias en la fase de clasificación y victorias en amistosos de calidad como ante Alemania (2-3).
La barrera de Rusia. Suele ser la primera fase de los grandes torneos. Solo en 2008, cuando llegó a semifinales, superó la fase de grupos.
Harry Kane. El pichichi de la Premier quiere brillar en su primera gran aparición internacional.
Artem Dzyuba. No juega mucho con el Norwich, de la Premier, pero en Rusia es el referente goleador.
“Nunca hablamos del tema”, dijo Hodgson, cuando ayer en la sala de conferencias del Vélodrome marsellés le preguntaron cómo persuade a sus discípulos de liberarse del peso que supone integrar un equipo cuyo último título se remonta a 1966. “Nunca discutimos sobre el pasado”, admitió. “No discutimos ni sobre lo que sucedió en 2014 ni 2012. Eso es agua bajo el puente. Desde la última Eurocopa hemos hecho tantos cambios en la plantilla que solo cuatro jugadores siguen con nosotros. Mi intención es que lo afronten con relajación. Sabemos cómo pueden jugar al fútbol porque les veo cada semana jugar con sus equipos. No debemos llevar la ansiedad al campo. 'Mira', les digo, 'eres bueno, es suficiente; solo entra al campo y juega como has entrenado, como tú sabes'. Esperamos ofrecer buenos momentos. Pero desafortunadamente no podemos decir palabras que modifiquen el pasado. Tenemos que vivir con la idea de que hace 50 años que no ganamos nada”.
El contraste
Pocas veces hubo un contraste más manifiesto entre unos jugadores y su entrenador. Si la nueva ola de futbolistas ingleses, gente como Wilshere, Alli o Kane, interpretan el juego de un modo vanguardista, Hodgson es, a sus 68 años, exponente de la escuela más tradicional. El hombre no acierta a leer las nuevas corrientes y sus soluciones tácticas resultan insuficientes. A su favor cuenta su gran capacidad para empatizar con los jóvenes, un carácter afable, y un humor a prueba de calamidades. Los jugadores se lo pasan bien en su compañía. Y eso, en un torneo corto, puede ser suficiente.
“Lo que queremos hacer es que los jugadores se sientan lo más cómodos posible”, admitió Hodgson. “No nos tenemos que preocupar por el pasado. Solo por el presente y el futuro, que es lo que podemos controlar”.
Wayne Rooney miró a su jefe en silencio. Inhibido, a sus 31 años de edad, el capitán también debió responder a la pregunta recurrente del miedo. ¿Qué le dirá a sus compañeros más inexpertos para que no sientan la presión? "¡Disfruten!", replicó el goleador, parafraseando al coach Cruyff.
Steve Peters ha picado piedras con ciclistas y atletas. Lo que tiene esta vez entre manos es pura roca basáltica.
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