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Victoria sinuosa de México ante Jamaica

La selección azteca bate a Jamaica (2-0) y se clasifica, pero con agujeros preocupantes

Pablo de Llano Neira

En el descanso, un entrenador colombiano, Juan Carlos Osorio, debió de mirar a 11 jugadores de fútbol mexicanos (más los del banquillo) y decirles con respeto, buenas maneras colombianas, pero con cara de hablar muy en serio que haber ganado a Uruguay en el primer partido y estar a punto de clasificarse para cuartos no era motivo suficiente para afrontar el partido contra Jamaica como un experimento de alelamiento defensivo ante un rival mucho más débil.

Las tres ocasiones francas, claras, dos de ellas cuasigoles, que tuvo Jamaica en los primeros 45 minutos desnudaron la falta de concentración de México, y eso que salió con un esquema 5-3-2 con el Kaiser de Michoacán en el eje de la retaguardia, Rafael Márquez, fino y fuerte a sus 37 años. Fueron un trío de lapsus que, si bien los mexicanos se adelantaron en el minuto 18 (1-0), dejó un regusto preocupante de desconcentración de los chicos de Osorio.

El gol, de Javier Chicharito Hernández (que está a uno de empatar el récord de 46 de Jared Borgetti con la selección), fue un bonito cabezazo dentro del área, de giro de cuello de manual.

Pero lo que provocaba exclamaciones era la combinación de agujeros negros defensivos mexicanos con la incapacidad de anotar de los jamaicanos, balas sin diana. Una de Donaldson, el referente en ataque, que sólo ante Guillermo Ochoa cruzó demasiado. Segunda, la de McClearly, al que le llegó un pase de la muerte que remató como un verde y soñoliento pastelito jamaicano. Tres: Michael Hector a bocajarro. Era gol cantado. Ochoa lo paró a lo Casillas –milagrito.

Tras su primera parte pasmada (con gol pero pasmada) la selección de México salió el campo en la segunda parte con otro brío. Concentrada, cuidando más el balón. Jamaica se replegó. Si bien los caribeños volvieron a tener alguna oportunidad, de nuevo Dolandson ante Ochoa, de nuevo Donaldson negado ante el gol, los de Osorio estuvieron más serios. En el minuto 81 el delantero Oribe El Cepillo Peralta se encontró con un balón de regalo dentro del área y lo remató adentro mordido, lento y mellado, pero adentro. El 2-0, la sentencia, pase a cuartos.

México, que jugará su último partido de la fase de grupo contra Venezuela, también clasificada, ha dado señales contradictorias. Ha pasado a las eliminatorias finales en dos partidos, con eficacia de cronómetro, pero en este segundo ha asomado la fragilidad defensiva. La proverbial tendencia de la selección azteca de meterse en líos cuando más fácil parece su tarea. Tiene razones para el optimismo: el buen momento del punta Chicharito Hernández, la clase del fantasista Jesús Manuel Tecatito Corona y el saber hacer del soberano centrocampista Héctor Herrera. También el aire de buena fortuna que ha traído Osorio, ocho victorias seguidas con el Tricolor. Pero no debe hacer la vista gorda ante su flanco más débil, la dispersión, los cortocircuitos que tantas veces la han dejado chamuscada.

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