Nadal, el rey de los 200

Cuando Rafael Nadal celebró su primer triunfo en un Grand Slam, tenía tan solo 17 años. Lo firmó en Wimbledon, sobre un tapete verde, en 2003, y todavía era un adolescente. “Siempre fue un sueño para mí jugar allí, así que fue una gran victoria porque, de hecho, a principios de año había jugado en un challenger contra Mario [Ancic], en una pista cubierta, como de moqueta, y me había dado una paliza. Así que sí, fue importante para mí”, rememoraba ayer, 13 años después, sin excesivo romanticismo porque ahora ya es todo un adulto, curtido en mil batallas y otros tantos avatares, y las cifras, dice, cada día le preocupan menos y las valora incluso con cierto recelo, al menos de puertas afuera.

El caso es que ayer, frente al argentino Facundo Bagnis, volvió a jugar un partido de campanillas, si bien es cierto su rival era de menor entidad y tampoco le puso en ningún aprieto. Nadal se lo quitó de encima en una hora y 44 minutos (6-3, 6-0 y 6-3) y avanzó hacia la tercera ronda, en la que tiene una cita mañana con Marcel Granollers (6-3, 6-2 y 1-0, antes de que Nicolas Mahut se retirase por lesión). “De pequeño veía la Chatrier por la tele y ahora jugaré ahí, contra el rey de la tierra. No tengo nada que perder, pero en lo único que pienso es en disfrutar”, expresó el catalán (56 del mundo), un fenómeno siempre ante los periodistas.

La de Nadal podía haber sido una victoria más, un episodio pasajero camino de otra meta gloriosa, pero este último triunfo habla. Dice que el español, a punto de cumplir 30 años (el 3 de junio), se convirtió en el octavo tenista de la historia que alcanza las 200 victorias en un torneo del Grand Slam, y esta no es una cifra cualquiera. Tan solo Roger Federer, el único que ha rebasado las tres centenas (302), y un pequeño puñado de elegidos han conseguido llegar hasta ella; además del suizo, Jimmy Connors (233), Andre Agassi (224), Ivan Lendl (222), Roy Emerson (217), Novak Djokovic (215) y Pete Sampras (203).

'No comment' al arbitraje

El de Manacor llegó hasta ese número redondo, pero lo hizo con un matiz importante: de entre ese grupeto de elegidos, ninguno tiene un ratio de victorias tan bueno como el suyo. En los grandes torneos solo ha cedido 30 partidos, por lo que su estadística en los majors (86.9%) supera ligeramente a la de Djokovic (86.4%), Federer (85.8%), Sampras (84.2%) y Connors (82.6%). “Es solo un número, lo verdaderamente importante es el triunfo. Lo único que sé es que estoy en la tercera ronda y que tendré seguir jugando a un nivel muy alto para seguir pasando, ese es mi único objetivo. A mí me importa el día a día”, relativizó el número cinco.

Intentó morderse la lengua después, cuando se le recordó la amonestación del juez por emplear tiempo de más en sus turnos de servicio. “Me reservo la opinión, de verdad”, señaló tras un silencio contenido de cinco segundos; "no quiero ni hablar bien ni mal. Como en todas las cosas de la vida, es necesaria gente con ilusión y con ganas de hacer las cosas bien, porque cuando uno lleva muchos años en algo, el ser humano tiene un poco más a acomodarse un poco. Pero creo que en este sentido creo que hay árbitro que llevan muchos años en el circuito que son muy buenos, otros que han mejorado, otros que han empeorado, otros que se han mantenido... Al fin y al cabo es mi opinión, y eso no significa que esté en posesión de la verdad".