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El ‘Glorioso’ acaricia la gloria

El Alavés está a punto de retornar a Primera División tras una década de calvario deportivo y económico

Toquero pelea un balón con Raíllo
Toquero pelea un balón con Raíllo JOSE RAMÓN GOMEZ (EFE)

El Glorioso, como se le conoce al Alavés (luego fue el pink teamen los años dorados de Dortmund), cuenta los días que le faltan para acariciar la gloria y retornar a la Primera División que abandonó en 2006 y que penó hasta la Segunda B, pasando por el infierno de Dimitry Piterman y el concurso de acreedores al que le condujo una deuda de más de 20 millones de euros. El Glorioso ha vivido muchos años en el infierno y ahora araña su regreso a la Liga BBVA: Líder con 68 puntos, lo tendrá a tiro si gana este jueves al Bilbao Athletic, aunque aún tendrá que esperar después de que el Nástic sumara ayer tres puntos (ahora con 67) ante el Osasuna (1-0). Una derrota de los de Tarragona hubiera convertido su victoria en un ascenso matemático. Le quedan después otros dos partidos para lograrlo, frente al Numancia, en Vitoria, o en su visita al Nàstic en la última jornada. Solo un desastre le conduciría al cataclismo de disputar el play off de ascenso para el que ya se clasificó la pasada jornada.

Vitoria ha recuperado la ebullición deportiva que le caracterizó cuando fútbol y baloncesto convivían con un inmejorable estado de ánimo

Vitoria ha recuperado la ebullición deportiva que le caracterizó cuando fútbol y baloncesto convivían con un inmejorable estado de ánimo. El Baskonia siempre estuvo ahí, el Alavés iba y venía. 2001 fue el año de la eclosión: el Baskonia disputó la final de la Euroliga ante el Kinder Bolonia y el Alavés, la final de la UEFA ante el Liverpool en Dortmund. Se perdieron las dos, pero Vitoria, una pequeña ciudad de menos de 250.000 habitantes, giró los focos deportivos hacia su ubicación en el mapa. Ahora ambas entidades tienen como máximo accionista a la misma persona: Josean Querejeta. El alma mater del Baskonia se convirtió en el dueño del Alavés en abril del 2011. Fútbol y baloncesto siempre convivieron bien en la capital vasca y compartiendo en buena medida una afición común.

En los bares de Vitoria se hacen cábalas sobre el ascenso desde hace varias jornadas. Dos mujeres de mediana edad, empleadas de una empresa de informática, repasaban los rivales del equipo albiazul, recelando de lo que pudiera ocurrir en Bilbao (finalmente el partido se jugará en Barakaldo por las obras de la cubierta de San Mamés) recordando cuando el Athletic venció al Alavés de Mané en la última jornada enviandole a la Copa de la UEFA, que a la postre le dio la gloria, que no el título, al Glorioso. Ahora se enfrentan al Bilbao Athletic, ya descendido, y la una le ofrece a la otra la posibilidad de llevar a su hijo al campo con una invitaciones que le han dado.

Miles de aficionados homenajean a los jugadores del Alavés en la plaza de la Vírgen Blanca de Vitoria, tras perder la final de la UEFA ante el Liverpool en 2001.
Miles de aficionados homenajean a los jugadores del Alavés en la plaza de la Vírgen Blanca de Vitoria, tras perder la final de la UEFA ante el Liverpool en 2001.Pradip J Phanse

El Alavés es un plantel sobre el que se han generado más dudas de las necesarias. El técnico Jose Bordalás llego a decir, e insistir, en que “esto es lo que hay”, cuando las cosas no iban muy bien, y que los fichajes de invierno “habían sido del club”, ladeándose sobre las responsabilidad de los mismos. La consecución matemática de un puesto en el play off -si no hay ascenso directo- le permite por contrato renovar una temporada, pero nadie da un duro por su continuidad. Bordalás no salió de su comunidad valencia natal hasta 2012 cuando entrenó al Alcorcón. Como jugador, nunca lo hizo y nunca superó la Tercera División, colgando las botas a los 28 años, por las lesiones, en Regional Preferente. A sus órdenes figura un plantel de futbolistas con hambre que se han adaptado bien a la Segunda División, donde conviven tipos como Kiko Femenía, una promesa incumplida hasta ahora del fútbol español, o Gaizka Toquero, alavés que durante siete años se convirtió en el punto de referencia de la grada del Athletic, contagiada por su tesón y su pasión sin límites. “Ari, ari, ari, Toquero lehendakari”, fue un grito habitual cada vez que el delantero se asomaba al partido.

Con mimbres escasos, el Alavés está a punto de volver por donde solía. “Sin presión, pero con ilusión”, según el central Laguardia, “sin euforia”, según el técnico Bordalás, acuden a la cita en Lasesarre frente al Bilbao Athletic. Con todos los futbolistas convocados. Falta mucho para recuperar el pink team, aquel equipo vestido de rosa de Jordi Cruyff, Javi Moreno, Desio, Astudillo, Herrera y compañía, dirigidos por Mané, aunque una pancarta gigante ante la Ponferradina rezaba “Otra vez en Europa quiero verte jugar”. El primer paso está a punto de darse, volver a Primera División, diez años después, olvidado Piterman. Aquellas dos madres de mediana edad, ya han tachado más fechas en el calendario para que el Glorioso esté en la gloria.

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