_
_
_
_

El Real Madrid se receta fútbol

Zidane y Modric apelan al buen juego y la paciencia para remontar ante un inesperado Wolfsburgo. La eliminatoria mantiene en alerta roja al club blanco

José Sámano
Entrenamiento del Madrid el lunes.
Entrenamiento del Madrid el lunes.Francisco Seco (AP)

Más de una vez se le fue la olla, cosa extraña, ya que por lo general Zinedine Zidane jugaba con hielo. Ahora, en su amanecer como técnico en la élite, ante la primera gran alerta que debe afrontar, no duda en apuntar de nuevo a la mente fría. El Madrid, jugadores, entrenador y presidente, afrontan ante el rebelde Wolfsburgo un reto con el que no contaban: remontar un 2-0 para encadenarse a las semifinales de la Liga de Campeones. “Oigo demasiados mensajes calientes y es lo contrario de lo que necesitamos, porque para pasar la eliminatoria habrá que tener mucha cabeza”, dijo ayer el francés. Modric, tipo que también es poco proclive a la efervescencia, abundó en el mensaje de su preparador: “Hay que entrar al partido con la cabeza fría, ser pacientes y jugar al fútbol”. De eso se trata, por más que, como es lógico, la hinchada prepare una jornada con Chamartín en combustión, con la caldera bien atizada, como en las grandes ocasiones, aunque esta no contaba tras el sorteo.

Más información
El técnico del Wolfsburgo: “No necesito amuletos, tengo a mi equipo”
¿Cuántas veces ha remontado un 2-0 el Real Madrid?
Máxima tensión en el vestuario del Madrid ante la visita del Wolfsburgo
Zidane: “Debemos tener paciencia; el partido no dura diez minutos”

Hizo bien Modric en apelar a lo que suele hacer de maravilla, como es jugar al fútbol. Justo lo que le faltó al Madrid en su pésimo apeadero por Alemania. En la ida consintió que el Wolfsburgo fuera el Wolfsburgo, un equipo respetable, por supuesto, pero limitado a explotar las escasas virtudes que tiene. El grupo de Zidane le toleró exprimir sus únicos recursos y, a cambio, el Madrid nunca fue el Madrid, ni siquiera un poco de un Madrid no necesariamente extraordinario. Alguna ración de un Real más auténtico debería valer para dar un giro a la eliminatoria. Del propio Madrid depende.

Lo saben Modric y Zidane. Lo peor que puede pasarle al equipo es llegar al partido en estado de pánico. De ahí las cautelas de ambos protagonistas del día previo. “Hay que estar juntos, no podremos resolverlo en cinco minutos”, reflexionó el futbolista. “Tenemos 90 minutos y se sabe que en el fútbol puede pasar de todo; cuando Piqué nos hizo el gol en el Camp Nou estábamos a 13 puntos del liderazgo, ahora estamos a cuatro”, subrayó el entrenador.

Lo peor que puede pasarle al equipo es llegar al partido en estado de pánico

Además de envidar por la paciencia, desde la caseta madridista los otros términos más repetidos fueron “concentración” y “equilibrio”. En el primer asalto, Draxler y Schürrle, lo mejor del cuadro alemán, evidenciaron que sin estar bajo arresto son un peligro al contragolpe. Lo mismo dio que apenas tuvieran acompañantes, ellos solos lograban desarmar a su distinguido oponente. Hoy, en caso de que su equipo hiciera una simple diana en el Bernabéu, el Madrid se vería obligado a multiplicar la remontada, a llegar al menos al 4-1. Al referirse al equilibrio, Zidane no dudó en aludir a Casemiro, jugador que cuando su equipo tiene la pelota “ya está pensando en lo que pueda suceder”. Pero, como ya se advirtió hace una semana, con el brasileño como único nexo entre defensa y ataque no basta.

El calado de la noche invita a pensar en un equipo más gremial que nunca. Para ello, Zidane tiene donde escoger, con toda la plantilla en plenitud, incluidos sus compatriotas Varane y Benzema, ya recuperados. Salvo que insista con el señalado Danilo en detrimento de Carvajal, todo apunta a que el resto serán los mismos que patinaron en la ida.

Por la diferencia de jerarquía de un club y otro, todo el peso caerá sobre el Madrid. El conjunto alemán sabe que está ante una oportunidad única, con la que no contaba, lo que procura metabolizar hasta el tuétano para sacudirse la presión. Al frente del discurso, Dieter Hecking, el entrenador. “No tenemos tensión, de hecho, este mediodía nos hemos reído mucho. Estamos contentos con la misión que tenemos, pero el Madrid es el favorito y nuestra tarea es que fracase, debemos ser valientes y tener ánimo, porque no vamos a poder controlarlo todo y cometeremos errores. Lo que hay que procurar es que sean pocos”.

Un traspié definitivo abriría en el Madrid un cisma de proporciones incalculables. Al tratarse del Madrid y su competición fetiche, con la que ha construido su mística universal, caer eliminado siempre abre una brecha considerable. Es la losa de tantas leyendas. Pero esta vez, la etiqueta del rival acentuaría la herida, máxime tras un curso que, sin un milagro en la Liga, acabaría en barbecho. Y ya serían dos temporadas consecutivas, algo insostenible en una entidad como esta. Los remedios no serían fáciles, con un presidente de difícil sucesión si no se modifican los estatutos, un icono de la casa en el banquillo que podría quemarse ya en sus primeros pasos en la gran pasarela y una plantilla no del todo amortizada, muy costosa y con pocos relevos en el mercado.

Con tanto en juego, el Real Madrid no encontrará mejor receta que aplicarse con el fútbol, aunque por el camino también tendrá que cerrar la jornada con el corazón en los huesos. Pese al resultado a superar, para el Madrid no hay mayor enemigo que el mismo Madrid. Está en alerta roja por flojera propia, pero tiene casi todo lo que le falta al Wolfsburgo: excelentes futbolistas, un gen europeo único y un escenario que ha espantado a tantos y tantos. Cualquier otro estrépito sería un fraca

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_