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Zidane: “Casemiro ha sido fundamental”

El técnico asegura que el gol de Piqué impulsó al Madrid y reivindica el papel de Casemiro como ejemplo de la buena labor defensiva de sus jugadores para frenar al Barça

Diego Torres
Casemiro intenta detener el disparo de Suárez.
Casemiro intenta detener el disparo de Suárez. A. Estévez (EFE)

Las primeras jugadas suelen proporcionar indicios de la configuración general de los clásicos. Estaba el Madrid metido en su campo, esperando al Barcelona en los instantes iniciales del partido cuando Busquets retrasó el balón a Bravo y Benzema, cansado de esperar, hizo aspavientos pidiendo a sus compañeros que adelantaran las líneas de presión para apurar al portero y a los centrales azulgrana. Pero Modric, lejos de subir, dio unos pasos atrás intentando cerrarle los espacios a Neymar, que se desmarcó entre líneas. Nadie siguió a Benzema. Al contrario, Cristiano y Bale se quedaron clavados. Los demás retrocedieron. La descoordinación abrió una brecha. Bravo tocó para Busquets y el centrocampista penetró en espacio libre, con tiempo para levantar la vista buscando el pase final. Desesperado para corregir la descompostura, Pepe abandonó la formación y se abalanzó sobre su oponente llevándoselo por delante, pelota incluida. El Madrid dio la impresión de equipo confundido. Al borde del derrumbe.

La secuencia resumió la nítida impronta conservadora del plan de Zidane. Pero no expresó lo que sucedería cuando el gol de Piqué adelantó al Barcelona en el minuto 55. La ventaja acomodó al equipo local y destrozó la hoja de ruta del Madrid. Fue un golpe y una oportunidad. El juego de las paradojas. Un intercambio de papeles. “El fútbol es así de curioso”, dijo Luis Enrique, al acabar la velada. El fútbol es tan peculiar que al figurarse perdido, el Madrid se liberó. Hubo una estampida. Marcelo se descolgó, Kroos también, y Benzema abrió la compuerta con un golazo que dejó mudo al Camp Nou. De pronto, Messi y su tropa eran la imagen de la perplejidad.

“En la primera parte no hemos presionado como queríamos”, dijo Zidane, buscando una explicación al cambio rotundo de su equipo en la última media hora. “Al principio sufrimos; pero el gol nos dio un impulso”.

Los jugadores del Madrid acabaron abrazándose en el círculo central, reunidos como si celebrasen algo. El 1-2 fue la primera victoria del equipo ante un rival grande desde abril de 2015. Juventus, Atlético, Barcelona y Villarreal habían minado la moral de la plantilla. “Esto puede ser un punto de inflexión”, dijo Zidane, más comedido que en otras ocasiones, tal vez extenuado por el esfuerzo mental. “Anímicamente es muy importante ganar aquí. Por lo que nos queda de temporada, y sobre todo justo antes de jugar en Champions en Alemania. Este es un premio enorme para todos los jugadores porque la verdad es que hicieron un partido enorme”.

“El papel de Casemiro ha sido fundamental”, admitió el técnico. “Pero no puedo destacar a un jugador en particular… Los que marcaron goles han hecho la diferencia, pero creo que, sobre todo, hemos hecho un partido enorme defensivamente contra futbolistas que en muy poco espacio te pueden hacer daño. Me ha gustado ver que mis jugadores se ayudaban unos a otros”.

Se esperaba el toque de Zidane en su primer clásico como entrenador. La propuesta defensiva no entrañó ninguna complejidad aparente. Nada que no se haya hecho en el fútbol desde hace 60 años. Las consignas en ataque, a juzgar por lo que hicieron los jugadores mecánicamente después de cada recuperación, fueron igualmente elementales. Básicamente, de lo que se trató fue de pasarle la pelota a Bale. Se la daba Carvajal para correr la banda, se la daba Kroos desde el otro frente, y se la filtraba Modric. Así fue durante una hora. Hasta que el 1-0 rompió el molde.

“Son solo tres puntos”, dijo Zidane, secamente, cuando le preguntaron si a falta de siete partidos para la conclusión de la Liga y con siete puntos de desventaja respecto al Barça habría posibilidades de recobrar la cabeza de la clasificación. “Debemos pensar en la Champions porque el próximo partido es de Champions, contra el Wolfsburgo, y luego el sábado pensar en ganarle al Eibar. Pero para adelantar al Barça primero tenemos que adelantar al Atlético. Seguimos siendo terceros”.

“Estoy muy contento por el contenido y, sobre todo, por el resultado del partido”, zanjó el francés, hierático como una esfinge. “Estoy orgulloso de los jugadores”.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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