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Luis Enrique actualiza el modelo del Barcelona

El técnico azulgrana mantiene la idea de juego instaurada por Guardiola y le añade el contragolpe

Jordi Quixano
Luis Enrique, durante un partido de esta temporada.
Luis Enrique, durante un partido de esta temporada.Vicens Giménez

Cuando el expresidente Joan Laporta le confirmó como entrenador del Barcelona, allá en 2008, Pep Guardiola se propuso intentar una pequeña innovación futbolística. Por eso, junto a Tito Vilanova y al entonces preparador físico Paco Seirul·lo —ahora responsable del área de metodología y reconocido por todos como el gurú del estilo azulgrana—, se pasaron infinidad de horas delante del ordenador y del televisor revisando partidos de fútbol del último siglo. Y extrajeron la conclusión de que el juego se reducía a tres fases: el ataque, que se realizaba con tres o cuatro jugadores; la defensa, que se ejecutaba con seis o siete [y casi nunca se involucraban los unos con la tarea de los otros]; y el contragolpe. Todo ello aderezado con la versatilidad de los sistemas de juego. “Pero Pep quería algo nuevo, algo distinto”, relatan desde el Barça; “y como los tres amaban la posesión del balón a través del pase, decidieron que se debía partir desde ahí”. Aunque para que eso fuera posible, debían lograr las superioridades en todas las zonas del campo. La idea, entonces, pasaba por defender y atacar con 10 para generar dichas superioridades. Una propuesta, sin embargo, que no atendía al contragolpe. Algo que sí ha hecho Luis Enrique.

“Cruyff deja un legado que intentaremos seguir mejorando”

Los componentes de la primera plantilla del Barcelona guardaron un minuto de silencio antes del entrenamiento de ayer en memoria de Johan Cruyff, el exentrenador fallecido el día 24 a los 68 años. Jugadores y técnicos acudieron al memorial instalado en el Camp Nou. Luis Enrique recordó el legado de Johan: “Hablar de Cruyff es hablar del fútbol en su máxima expresión. Él relacionó este deporte con el espectáculo, y además con los resultados. Siempre le recordaremos”.

El entrenador del Barcelona añadió: “Es un legado muy importante que intentaremos seguir mejorando, una herencia que el club perpetuará. Deseamos copiar y mejorar ese estilo de juego que liga los resultados con un fútbol de ataque espectacular”.

Luis Enrique recuperó para el entrenamiento de ayer a la mayoría de los jugadores internacionales de la plantilla blaugrana. Adriano, sin embargo, sufrió una lesión en los isquiotibiales y será baja durante unos diez días.

Apoyado por las innovaciones tecnológicas, Guardiola también descubrió que al analizar las cargas físicas era mucho peor correr 50 metros hacia atrás que 10 hacia delante al perder el balón, del mismo modo que para atacar era mejor recular un paso para reorganizarse que correr en vertical sin ton ni son. La mezcla de todas esas premisas originó el fútbol del Barcelona de Guardiola. “En ocasiones se tildaba al juego de lento o aburrido, pero es lógico que ocurriera porque quería y anteponía la unidad, con 10 jugadores cerca del balón. Y eso requiere su tiempo organizativo”, convienen desde la entidad azulgrana. La filosofía, que recogía los rasgos del fútbol de Johan Cruyff, ya estaba renovada. Y fue por eso que Andoni Zubizarreta, entonces director deportivo, dijo en una de sus primeras entrevistas: “El modelo y la idea no se discuten, sino que se evolucionan permanentemente”. Concepto que junto a sus ayudantes se esmeraron en cumplir a rajatabla mientras estuvieron en el cargo, destituidos hace poco más de un año.

“Guardiola era evolución constante”, le definen desde el Barça. Por lo que el día que comunicó su decisión de abandonar el club, desde el área deportiva se decidió incorporar a Seirul·lo en metodología para ayudar a la remodelación del equipo de Wembley que ganó la Champions de 2011, tanto en nombres como en juego. Y observaron que había una fuerte tendencia instaurada en los rivales, que nos regalaban las bandas porque no había rematadores y poblaban los pasillos interiores para anular el efecto de Messi como falso 9. “Por lo que había que buscar otros registros en el equipo con un delantero que fijara a los centrales y rematara para liberar a Messi, y con otro que introdujera el desequilibrio por el lado contrario”, cuentan desde el club.

En Gavà se reactivó todo

Una tesis que no se pudo completar por el fallecimiento de Tito y que se quedó entrecortada con el Tata Martino, que a pesar de que respetó la idea, pensaba en jugadores distintos (Vergini, entonces en Newell’s y ahora en el Getafe, entre otros). “Porque al cambiar a los extremos, que ya no serían de ida y vuelta como los que había, el equipo reclamaba un perfil diferente de los medios, más trabajadores y con despliegue físico”, indican. Como Rakitic.

Pep anteponía frente a cualquier concepto la unidad, atacar y defender con 10

Todo se reactivó cuando Martino se ofreció a irse, sugerencia aceptada por el área deportiva. Y el entrenador escogido fue Luis Enrique, con el que nunca se dejó de hablar porque por algo incluyó una cláusula en su contrato de que le dejaran marcharse del Celta en el caso de que el Barça le llamara. Por lo que antes de acabar el curso, se reunieron en la casa de Gavà del técnico. “Allí se habló de algún nombre, pero sobre todo de fútbol. Se juntaron las ideas y el técnico fue parte capital de la reflexión”, exponen desde el club; “entre otras cosas porque es el encargado de pasar la idea a una hoja en blanco mediante los entrenamientos”. De ahí que prepare las sesiones de forma muy similar a Guardiola, con lo que él llamaba situaciones de simulaciones preferenciales. O, lo que es lo mismo, extraer determinadas situaciones de los partidos y simularlas fielmente en el entrenamiento para encontrar posibles soluciones.

Es por ello que, en el día de la presentación de Luis Enrique, Zubizarreta convino: “Conoce nuestra filosofía y es de esas personas que se atreve con los retos difíciles”. El reto era evolucionar el fútbol. “Sabía que el Barça no atacaba rápido y buscaba más imprevisibilidad aún”, añaden desde la entidad. Así que, apoyado en su grupo de trabajo (Robert Moreno, Juan Carlos Unzue y Rafael Pol), introdujo desde su llegada la variante que le faltaba al fútbol de Guardiola: el contragolpe.

Resulta que Luis Enrique está más cómodo con las transiciones que Guardiola, que requería de un equipo muy junto y corto para tener posesiones largas y un estricto control del juego. Ahora se buscan jugadas más rápidas. Y, aunque no casa con la idea de lograr superioridades en todas las parcelas del campo, sí que es un nuevo registro que no se salta la idea del juego, el ADN azulgrana.

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