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Trashorras, alma de delantero, cabeza de mediocentro

El que fuera goleador en la cantera del Barça, ha dado pasos hacia atrás hasta reconvertirse en el organizador del Rayo

Jordi Quixano
Trashorras protege el balón ante Iborra, en el Rayo-Sevilla del 21 de febrero.
Trashorras protege el balón ante Iborra, en el Rayo-Sevilla del 21 de febrero.PEDRO ARMESTRE (AFP)

El 8 de agosto de 2001 era uno de esos días de Rivaldo, que empezó el curso contra el Wisla Cracovia tal y como acabó el anterior ante el Valencia, con tres goles salvadores. Pero también fue la tarde de Roberto Trashorras (Rábade, Lugo; 35 años), que en el minuto 87 chocó las manos con Luis Enrique para pisar el césped. “Así debuté con el Barça”, dice; “y me gustó cambiarme por Lucho, porque fue de los que mejor se portó conmigo”. Entre otras cosas porque no era raro que se reunieran con Puyol —con quien compartió habitación en La Masia, además de con Iniesta y Valdés— para hablar de fútbol. “Siempre me aconsejaba que disfrutara el momento”, recuerda. Y eso hará hoy Trashorras, un futbolista con alma de delantero pero cabeza de organizador en la visita del Barcelona a su Rayo (21.00 horas. C+ Liga).

Pronto despuntó en la selección de Lugo para llamar la atención del ojeador del Barça en Galicia, Lorenzo Amador, portero azulgrana en los 80. “Hice unas pruebas y me quedé”, cuenta. Así lo decidieron, entre otros, Johan Cruyff y Charly Rexach, presentes en las sesiones. Y fue precisamente Rexach quien le dio la alternativa en la Champions esa tarde de 2001. “Había muchos holandeses de la época de Van Gaal y se subía poco al primer equipo”, señala. Y aunque también participó en la Liga ante el Deportivo, no se hizo un hueco en el Barça, por lo que en 2003, con la llegada de Ronaldinho, le dieron la carta de libertad tras una reunión con Frank Rijkaard y Txiki Begiristain. Firmó por el filial del Madrid. “Me pareció una buena idea”, señala; “pero quizá no lo debía haber hecho. Todo eran buenas palabras y promesas de ascenso de Jorge Valdano y Florentino Pérez…, pero no fue así”. Algo que no compartía Juan Ramón López Caro, su entrenador entonces y seleccionador de Omán ahora: “En el informe que hice al final de la primera temporada decía que era una buena opción para que lo subieran, pero la opinión del entrenador [Camacho y García Remón] debía ser que le faltaba madurar”.

Paco Jémez: “Te voy a alargar la vida y la carrera”

J. Quixano, Barcelona

En un entrenamiento muy físico, Trashorras bromeó con Jémez. “Paco, vas a hacer que me retire del fútbol”, le dijo. “Lo que voy a hacer es alargarte la vida y la carrera”, respondió el técnico. “Visto ahora, parece que tenía razón…”, conviene el mediocentro, que se lleva de maravilla con Jémez. “Tenemos una relación muy buena porque siempre dice las cosas claras”, admite. Y remarca: “Sé lo que quiere en cada momento y es uno de los mejores técnicos que he tenido sin ninguna duda porque maximiza tus virtudes y minimiza los defectos. Además, hace buenos a los jugadores, como a Baptistão, Chory, Michu…”.

“A mí me hubiera gustado tener un entrenador como Paco Jémez”, argumentó Luis Enrique. “Este Rayo es digno de elogio por su amor al juego de ataque y capacidad para complicar la vida al rival lo más lejos de su portería”, prosiguió el técnico, que solo tiene las bajas de Rafinha (lesionado) y Alves (sancionado) y no se plantea rotar al tridente: “Irá en función de lo que crea oportuno y de las necesidades. No se preocupen que lo que hago es siempre en beneficio del equipo”.

“Los partidos contra el Rayo acostumbran a ser complicados porque no dan un balón por perdido”, prosiguió Luis Enrique. Y, consciente de que el Rayo le disputa al Barcelona la posesión del balón, y en ocasiones incluso le supera, resolvió: “Lo prioritario es ganar el partido. El Atlético sigue apretando y no falla. Hay Liga. Nosotros nunca dijimos lo contrario”.

“Pasé de sonar en muchos equipos a buscarme la vida”, asume. Y recaló en el Numancia, en Segunda División, donde inició su transformación. “Tenía una calidad muy superior a la media, toque espectacular, buena visión de juego… pero no quería que sólo tuviera media hora buena, sino 90 minutos”, explica el técnico Andoni Goikoetxea. No le fue mal; fichó al curso siguiente por Las Palmas, donde cuajó dos grandes temporadas. “Me volví a meter en la rueda del fútbol”, admite. Y se marchó a casa, a Galicia, al Celta. “Era determinante en la fase ofensiva por talento y calidad, pero no nos llenaba ni al cuerpo técnico ni a los compañeros porque se desconectaba de la fase defensiva al entender que ya hacía mucho para el equipo”, interviene Eusebio Sacristán, que le dirigió entonces y ahora está en la Real Sociedad. Se quedó, sin embargo, con las ganas de ascender a Primera División y por eso no se lo pensó dos veces cuando el Rayo le dio la oportunidad.

Aunque ya había jugado en Las Palmas de mediocentro y en el Celta de volante, Paco Jémez no dudó. “Es un jugador distinto, capaz de dominar los tiempos del partido. Pero le faltaba el trabajo sin balón y ahí es donde le he podido exigir más”, relata el entrenador. “El rendimiento ahí está”, responde Trashorras, que ha completado todos los duelos de la Liga menos cinco (uno por sanción), y que es el segundo que más pases da (1.786 con un 85,78% buenos), solo por detrás de Modric (1.906); “he aprendido a anteponer el equipo a lo demás. Una de las órdenes que tengo es que el equipo juegue bien y, aunque depende de todos, también depende mucho de los medios”.

A sus extécnicos no les sorprende la reconversión. “Siempre tuvo esa clarividencia para entender el juego”, relata Goikoetxea. “Se puede adaptar a muchas posiciones por su inteligencia y por cómo se asocia con los compañeros”, resume López Caro. “Cuando se convenció de que con implicación total sería mucho más completo, hemos visto a un jugador que puede jugar en cualquier parte”, ahonda Eusebio.

Ahí, de mediocentro, le discutirá la posesión al Barça. “Es muy bonito poder quitarle el balón a un equipo que lo necesita tanto. Aunque ante equipos tan grandes, a veces no te llega con eso”, explica. Contra el Madrid, por ejemplo, perdieron hace unos meses por 10-2. “No nos hace daño nada porque creemos en la idea”, replica. Trashorras lo hace en sí mismo porque no piensa en la retirada. “Juego y me siento bien, no lo veo”, resuelve. Y, en su camino hacia atrás en el tapete, quién sabe, quizá alargue la carrera de central. “No es una locura…”, acepta.

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