Gigante Sevilla, indesmayable Barcelona
Messi y Piqué le dan la vuelta al marcador en el Camp Nou ante un fiero rival
A cada partido encuentra el Barça un argumento para exigirse la victoria sin mirar la clasificación ni atender las desdichas del Madrid y la distancia con el Atlético. Tiene un reto consigo mismo, el de batir el récord de partidos sin perder en propiedad del Madrid con 34 desde la temporada 1988-1989, y le aguardaba una cuenta pendiente con el Sevilla, el último equipo que le había ganado, el 3 de octubre en el Sánchez Pizjuán. Los azulgrana se tomaron la revancha una vuelta entera después en la Liga e igualaron la marca del equipo de Beenhakker.
La estadística ayuda a dar volumen al periodismo de datos, tan de moda, y certifica el carácter irreductible del Barça, protagonista de otra remontada en un partido de palabras mayores, estupendo, resuelto como demandaba la noche por un fuera de serie y un superdotado: Messi y Piqué. El Sevilla reventó al Barça. Hizo un partido portentoso, pero no pudo ganar a un equipo que no descansa, empeñado en ganar los partidos sencillos y los difíciles, dispuesto a ser campeón de Liga y si puede de Copa y Champions.
Ni siquiera la visita de un equipo potente como el Sevilla alteró el plan de rotaciones de Luis Enrique. Formaron de salida Aleix Vidal, Arda, Sergio Roberto y Mathieu y acabaron el partido Alves, Iniesta y Rakitic. Necesitó el técnico de los titulares para cerrar un triunfo que siempre cuestionó el Sevilla, incluso hasta cuando apareció Iniesta tan afeitado que evocó la figura de Lo Pelat. Aunque parece más a gusto en el puesto de Iniesta que de Rakitic, el turco aún no calza en el juego del Barça, por más que ayer le convinieran jugadores finos como Arda.
Ni siquiera la visita de un equipo potente como el Sevilla alteró el plan de rotaciones de Luis Enrique
No es nada fácil jugar contra el Sevilla, siempre poderoso, exuberante físicamente, bien organizado por Emery. La fiereza del Sevilla se agrandó por la ausencia por sanción del virtuoso Banega y la presencia de Iborra, que le dio la noche a Busquets, señal de lo bien estudiado que tiene Unay al Barça, anticipo de la emocionante final de Copa que se avecina, una muestra más del enfrentamiento que sostienen ambos equipos desde la Supercopa de Europa. Al Barcelona le ha costado más tumbar al Sevilla que al Atlético o al Madrid.
Muy sólido y tapado, el Sevilla se entregó al contragolpe y al juego directo, fuerte como es en el fútbol aéreo, amenazador en cada córner y especialmente sutil cuando se activan Gameiro y Vitolo. Igualmente esperada fue la propuesta del Barça, intenso en la presión alta, encendido por los arabescos de Neymar, virtuoso con Messi. Volaba la pelota como un plato sobre la cancha del Barça y silbaba a ras de suelo en la del Sevilla. El partido se puso muy interesante por el ritmo, los saques de esquina y las llegadas visitantes y por dos disparos a la madera del Barça.
El gol cayó en la portería de Bravo de la misma manera que pudo hacerlo en la de Rico. A partir de un saque de banda, Krohn Dehli profundizó para Tremoulinas y su centro en el segundo palo lo remató Vitolo. No cierran bien los laterales azulgrana, a veces los centrales no encuentran su sitio, ni ante el portero ni detrás de Busquets, y no siempre es fácil dar con Messi. Los azulgrana no encontraban posiciones de remate pese al esfuerzo de Neymar y los desmarques de Suárez. Hasta que Rami abatió en la frontal del área al 9.
No es fácil jugar contra el Sevilla, poderoso, exuberante físicamente, bien organizado por Emery
Aunque la falta era para un diestro, perpendicular al poste derecho de la portería del Sevilla, la tiró el mejor zurdo del mundo, un futbolista para el que no hay imposibles, tampoco a balón parado, como es Messi. El 10 disparó con una potencia sobrecogedora, el cuero descubrió una comba perfecta por encima de la barrera hacia el poste izquierdo de Sergio Rico y la hinchada se recreó con el gol del empate: 1-1. Ya no paró el Barça. Apretaba el equipo, aceleraba Neymar, atacaba Messi y se desmarcaba Suárez. No había respiro para el Sevilla.
Un punto de fiebre
Incluso con el descanso de por medio, a los muchachos de Emery les tocó resistir, imposible desplegarse como al inicio desde el arco de Sergio Rico. El equipo de Luis Enrique tiene un punto de fiebre que le hace imposible incluso para rivales gigantescos como el Sevilla. No descansa nunca el tridente, ni siquiera en las segundas jugadas, también en las posteriores a los córners: Suárez y Messi combinaron a una velocidad que solo supo leer Piqué, que puso el pie para el 2-1. El gol dio paso a un duelo de porteros espectacular.
Sergio Rico negó el gol a Neymar y a Suárez; Bravo tapó un tiro a quemarropa de Gameiro, habilitado por un taconazo de Iborra. El encuentro quedó tan abierto que Luis Enrique oxigenó a su equipo con futbolistas como Alves, Iniesta y Rakitic mientras Emery cargaba el ataque del Sevilla. El plantel de Emery se fue al ataque y el Barça se encomendó a la contra en un diálogo vibrante, presidido por la fuerza de N'Zonzi y los quiebros de Suárez. Nadie diría que el Sevilla no ha ganado un partido fuera en la Liga.
Al Barça les costó conservar la pelota, controlar el partido y acabó hasta con Messi en la barrera para defender una falta y después dos córners consecutivos antes de que pitara el final Jame Latre. Un final de infarto para un partido de vértigo, como si se estuviera jugando la Liga, nada de especular ni administrar, como invitaba a hacer la clasificación y el derbi del Bernabéu. No perdona una el Barça.
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