Rashford no para de marcar y hunde al Arsenal

El Arsenal llegó a Old Trafford exigido por la victoria del Leicester en el tiempo descuento ante el Norwich el sábado y Marcus Rashford, un crio, le devolvió a Londres con dos goles y la sensación de que la vida en la pelea por la Premier se le ha complicado demasiado. En un mal partido, trabado en exceso y con más goles que fútbol, el último talento surgido de la academia del United dio la victoria a los de Van Gaal para igualar a puntos con el City en la tabla y alcanzar la cuarta posición. Al tiempo, deja a los de Arsène Wenger tiritando, a cinco puntos del líder y con la sensación de no ser capaces de levantar cabeza.

“Rashford tiene ese instinto que hace diferentes a los delanteros. Puede meter un gol con la rodilla o después de tres rebotes en el larguero, como le pasaba a Van Nistelrooy. Le basta con estar en el área”, dijo de él Paul McGuinness, el entrenador del equipo Sub-18 donde jugaba el chico hasta hace tres días. El mes de octubre pasado cumplió la mayoría de edad y el miércoles debutó con su equipo en la UEFA Cup, cuando Martial se resintió en el calentamiento, minutos antes de iniciarse el partido. Nacido en Longsight, un barrio obrero situado al noreste de Manchester, famoso por su mercadillo de los miércoles, con un 56 por ciento de población musulmana y una alta tasa de paro, el chaval impulsó el miércoles la remontada de los 'diablos rojos' contra el Midtjylland. Con sus dos goles superó a George Best y se convirtió en el jugador más joven del United en competiciones europeas. Formado en el Fletcher Moss Rangers, el mismo equipo donde dio sus primeros pasos Danny Welbeck, autor del primer gol del Arsenal en el partido de este domingo, Rashford rechazó la oferta del City y prefirió quedarse en el equipo de su vida, con el que debutó por todo lo alto en la Premier.

Más allá de la actuación del nuevo ídolo de Old Trafford, que también participó en el tercer gol asistiendo a Herrera –aunque su disparo rebotó en un defensa y descolocó a Cech– poco dejó el partido, además de la emoción al final tras el gol de Özil, que metió al Arsenal en la pelea por lograr un punto. Los de Van Gaal, que llegaban con media plantilla en la enfermería, jugaron con lo que pudieron, llenos de voluntad, y con De Gea, que se dejó ver con tres paradas decisivas, en especial en un mano a mano ante Monreal. Los de Londres encadenaron su tercera exhibición de impotencia en diez días, tras empatar con el Hull en la quinta ronda de la FA Cup y perder con el Barça el martes el partido de ida de los octavos de la Champions League.

Los de Wenger se miden el próximo día 5 al Tottenham en White Hart Line y el 8 jugará contra Hull el desempate de la FA Cup, con la temporada en juego, mientras el Manchester United vive aferrado al invento casual de Van Gaal: Rasfhord, un niño que no para de darle alegrías.