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Las Palmas ahoga al Eibar

El equipo canario logra su primera victoria a domicilio en la Liga y se asoma a la salvación

Willian José (i) protege el balón ante Ansotegi.
Willian José (i) protege el balón ante Ansotegi.Juan Herrero (EFE)

Las Palmas no se hundió en Ipurua. Ya le había ganado al Eibar los dos partidos de Copa, aunque había perdido en el Insular, en la Liga. En Ipurua le esperaba otra vez una prueba que no fue de juego, sino de lluvia, una lluvia torrencial que creaba cortinas superpuestas entre los jugadores. Y Las Palmas se llevó un partido antiguo jugado al estilo moderno. Incluso venció a la antigua usanza, en un córner que un central, Bigas, remató a la red. No podía haber mayor homenaje a las viejas usanzas, algo que presuntamente le correspondía al Eibar, más bregado en inclemencias atmosféricas pero que el equipo de Quique Setién dominó de principio a fin. Tocó cuando pudo tocar, es decir, en la primera mitad, cuando el césped de Ipurua tragaba el agua sin cesar. Luego, en la segunda, cuando se atragantó y los charcos afloraron, también supo moderar la tentación natural a huir del balón, golpearlo, alejarlo como si fuera un enemigo.

No le falta físico al conjunto canario. Wakaso libró una pugna heroica con Capa, dos gladiadores veloces, fuertes y valientes que se quitaron el frio el uno al otro con carreras interminables, choques frontales y miradas que matan. William José es otro bigardo que puso en jaque a los centrales del Eibar, lento Ansotegi y fallón Pantic. El Zhar, por la derecha es otro expreso de recia carcasa. Casi nunca pudo con ellos el Eibar, incapaz de dominar el juego y, por tanto, incapaz de promover ocasiones más allá de la tenacidad de Enrich para pelear en ventaja y en desventaja. Ausente Peleteiro, ahogado en los charcos, y terriblemente impreciso Inui, Borja Bastón fue una auténtica isla en ese mar de lluvia. Dos posibles penaltis pudieron cambiar el signo del partido.

El primero a Bastón, de Bigas, se produjo fuera del área, aunque el árbitro no pitó nada; el segundo de Garrido a Enrich fue más claro. Y tampoco pitó nada. Eran accidentes notables, pero el juego seguía siendo del Las Palmas bien gobernado por Tana y Roque Mesa y mejor conducido por Jonathan Viera, tres ardillas que superaban por velocidad al Eibar. Solo Riesgo les pudo frenar con tras acciones magníficas en la primera mitad, antes de que Bigas aprovechase el córner que a la postre le dio la victoria. El Eibar sigue encallado con los fantasmas del pasado revoloteando por la cabeza y el conjunto canario salió a flote y disfrutó de su primera victoria a domicilio

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