La fortaleza de Nervión

Ya van 10 victorias seguidas en Liga. Nada detiene al Sevilla en Nervión, ni las bajas ni el lógico cansancio que acumula un grupo que compite miércoles y domingo. Tampoco el buen partido del Levante, que hizo sufrir al equipo de Emery con un juego vistoso y atrevido, donde Rossi demostró que puede ser un refuerzo importante para los de Rubi. No le importó al Sevilla sentirse dominado, consciente de que tarde o temprano su pegada acabaría imponiéndose. La que destila gente como Gameiro o Konoplyanka, que cerró el encuentro con un golazo al alcance de muy pocos futbolistas. Peleó el Levante, pero acabó destrozado por la artillería andaluza. El triunfo asienta al Sevilla en plazas europeas y consolida la marcha ascendente de los de Emery, vivos en todas las competiciones y con la ilusión por bandera ante la semifinal copera del próximo jueves frente al Celta. Otra vez corren buenos vientos por Nervión, por más que hubo momentos en los que tocó sufrir ante un buen Levante.

Más allá de la lógica aplastante de los resultados, la competición depara algunas sorpresas que hablan del excelente nivel de la Liga. Sin duda, una de ellas se corresponde con este Levante, que llegó colista a la fortaleza de Nervión, se encontró con un gol en contra a los 50 segundos y ni así se apartó un ápice de su línea de juego, valiente y atrevida, fresca como la matinal andaluza. El Sevilla, temible en su estadio, herido por las bajas de Krychowiak, Banega y Vitolo, sufrió mucho ante la irreverente propuesta del Levante, que presionó una barbaridad, se plantó en el área de Rico una infinidad de veces y dio la sensación de tener controlado el partido, pero no el resultado.

En primer lugar, porque Gameiro había marcado y Morales la envió al palo dos minutos después. También, porque a Rossi le queda todavía en el aspecto físico paras ser más resolutivo. El Sevilla, mientras, jugaba a ráfagas, solo cuando aparecía un soberbio Reyes. El utrerano fue otra de las noticias agradables de la mañana. Sus dos pases a Gameiro en la primera mitad fueron para enmarcar. El francés encontró la oposición de Mariño, que salvó al Levante ayudado por la fortuna. Gameiro está en un estupendo momento de forma, rápido y contundente, estilete de un Sevilla muy solvente, que sí echa de menos a veces a Banega. Sin el argentino, el fútbol de los de Emery (sancionado en el palco) se apaga, encomendado solo a las apariciones de Reyes y las fulgurantes carreras de sus laterales, Mariano y Tremoulinas, veloces y pujantes.

El Levante no aprendió la lección de la primera mitad. El segundo acercamiento del Sevilla a su área se tradujo en el segundo gol de los andaluces. Definió la calidad de Gameiro y su pase a Iborra, que marcó a placer en un tanto que le dolió una barbaridad por su pasado levantinista. Se metió el Levante en el encuentro con una buena acción de Rossi tras un error de Cristóforo en la salida del balón. El delantero disparó a puerta y Sergio Rico falló al atajar la pelota, que entró de forma suave en la portería.

El tanto dejó paso a los mejores minutos del Levante, que buscó el empate con ahínco pero sin pegada, la que le sobró a Konoplyanka en una soberbia acción. Tremoulinas, que se marcó un partidazo, le dejó el balón en el área al ucraniano, que lanzó un auténtico misil que se coló por toda la escuadra de Mariño. El gol heló de forma definitiva el corazón del Levante, que mostró la bandera blanca. Fue el final de un bonito partido, donde el colista mostró que está muy vivo y el Sevilla ofreció solvencia y pegada. En el tramo decisivo de la temporada, los de Emery dan señales de fortaleza. Eso les permite soñar con todo justo en el momento clave, cuando se deciden las competiciones.