Alberto Gallego, suspendido antes de debutar
El ciclista extremeño, despedido del Caja Rural y sancionado provisionalmente por la UCI por un positivo con estanozolol
A Alberto Gallego Ruiz, extremeño, le costó un par de años de emigración en Portugal llegar a un equipo ciclista profesional y solo un par de días, y un control antidopaje el 3 de enero, decir adiós.
El ciclista de Don Benito, de 25 años, tenía previsto debutar el domingo 31 con el Caja Rural en el GP La Marsellesa, en Francia, pero un comunicado de su equipo al mediodía de ayer, informaba de que eso no sería posible y de que, además, rescindía su inmediatamente su contrato recién firmado. Paralelamente, la Unión Ciclista Internacional (UCI) anunciaba en su web que Gallego estaba suspendido provisionalmente después de dar positivo por el anabolizante estanozolol. Antes de debutar en la liga de los grandes, a Gallego se le evaporó el sueño y un sueldo de 50.000 euros anuales.
Deshecho en lágrimas de incomprensión y rabia, Gallego comunicó la noticia a su agente, Juan Campos, asegurándole que nunca había tomado nada prohibido y que nunca se le ocurriría hacerlo. “Seguramente han sido unos aminoácidos o unas proteínas que compré por Internet y que estarán contaminadas”, le dijo Gallego a Campos. Y este, un veterano en el oficio que lo ha visto todo y que tiende a no poner la mano en el fuego por nadie, quiere creerle y que el contraanálisis, aún no efectuado, o que los laboratorios en los que analizarán las muestras de proteínas sospechosas le den la razón
“Todo lo que he hablado con sus directores en el Extremadura amateur y en el Boavista de Oporto me confirma que no había razones para sospechar nada de Alberto, un chaval muy serio”, dice Campos. “Antes al contrario. Yo estaba convencido de que era un ciclista, un escalador, que iba para bueno, y, de hecho, le había dicho a Unzue que pronto le tendría que hacer un hueco en el Movistar. Es un guerrillero nato que no gana mucho porque no es rápido, pero sube mucho, un lujo”.
Esplendor en los Pirineos
De Benito se vieron grandes cosas el año pasado en la Ruta del Sur, en el puerto de Balès, donde brilló a la sombra del duelo sin piedad al que se entregaron Alberto Contador y Nairo Quintana, quizás los dos mejores escaladores del mundo. Terminó séptimo aquella carrera, una actuación que el extremeño, entrenado por Eladio Ambite, el mismo técnico de los comienzos de Alberto Contador, sabía que le abriría de par en par las puertas de un buen equipo.
También sabía Gallego que su paso a un equipo se segunda división le supondría pasar tres controles antidopaje fuera de competición para poder disponer de pasaporte biológico. Por eso no es extraño que la UCI enviara a los agentes a su casa el 3 de enero; por eso a Campos le extraña que pudiera doparse con estanozolol, el anabolizante que hizo famoso con su positivo en Seúl 88 el canadiense Ben Johnson, un producto que no casa con el ciclismo de resistencia —solo produce músculo y sobrepeso— y que es muy fácilmente detectable, pues permanece meses en el organismo.
El sadismo del laboratorio de Colonia
El pasado verano se produjo una inesperada y sorprendente epidemia de positivos por estanozolol (el conocido Winstrol de los gimnasios), un producto que se creía en desuso desde que Ben Johnson descubrió en 1988 que era muy detectable. Poco después se conoció la razón de la resurrección del producto: el laboratorio de Colonia, el que más afina en el mundo, había descubierto dos metabolitos de larga duración del anabolizante y no lo había anunciado para desgracia de los incautos. En Colonia, justamente, detectaron el estanozolol de Gallego.
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