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La España pragmática vence a Suecia

Sostenido por las paradas de Pérez de Vargas, el equipo de Cadenas doblega al cuadro nórdico (24-22) y afronta la segunda fase en una posición de privilegio para acceder a las semifinales

Alejandro Ciriza
Nielsen intenta frenar el lanzamiento de Maqueda.
Nielsen intenta frenar el lanzamiento de Maqueda.JANEK SKARZYNSKI (AFP)

A tenor de lo visto en estos tres primeros partidos, España cerró la fase regular de este Europeo de Polonia con el mejor de los botines: como primera de grupo, con dos triunfos —contra Alemania (32-29) y este último, ante Suecia (24-22)—, un empate que supo a gloria —en los últimos instantes, frente a Eslovenia— y cuatro puntos de oro en el casillero. Es decir, si los renglones no se tuercen, los hombres de Manolo Cadenas afrontan la segunda fase del torneo desde una posición de privilegio para sellar su pasaporte a las semifinales.

ESPAÑA, 24 - SUECIA, 22

España: Sterbik (p), Pérez de Vargas (p), Cañellas (1), Aginagalde (4), Entrerríos (1), Maqueda (3), Tomás (1), Ugalde, Viran, Rivera (9), García (3), Mindegia (1), Del Arco, Baena, Gurbindo, Guardiola y Dujshebaev (1).

Suecia: Andersson (p), Appelgreen (p); Kallman, Karlsson, Eckberg (3), L.Nilsson (2), Konradsson (1), Jakobsson (4), Petersen, Cederholm (1), Ostlund (4), Zachrisson (2), Olsson, A.Nilsson (2) y Nielsen (3).

Parcial cada cinco minutos: 1-2, 3-3, 4-4, 7-6, 9-7, 12-10 -descanso-, 14-12, 15-14, 17-15, 21-17, 23-18, 24-22.

Árbitros: Slave Nikolov (MAC) y Gjorgji Nachevski (MAC). Excluyeron dos minutos a Antonio García y Gedeón Guardiola por parte de España. Y a Olsson, Petersen, Ostlund y Nielsen en Suecia.

8.000 espectadores en el Centennial Hall de Breslavia.

En la siguiente escala, los Hispanos se enfrentarán a Dinamarca, Rusia y Hungría. El primer duelo, contra el cuadro del exquisito Mikkel Hansen, supondrá una buena piedra de toque para calibrar el estado real del equipo en unos parámetros competitivos superiores. La primera fase deja pequeñas sombras, las estrecheces para doblegar a los alemanes y los suecos, dos huesos históricos, pero igualmente transmite la sensación de que esta España sabe desenvolverse en aguas revueltas.

Como ya ocurriera en los dos primeros compromisos, ofreció su versión más pragmática. Al no carburar del todo lo bien que se desearía el engranaje, tiró del libreto más pragmático y oficioso, que en campeonatos tan exigentes como este resulta una variable muy a tener en cuenta para escapar de situaciones comprometidas. Sin embargo, la correa de transmisión no está del todo fina y la revisión descubre dos inquietudes.

La primera, que está costando en exceso conectar con el hombre-boya, Julen Aginagalde, figura esencial en el devenir del equipo; y la segunda, que la corriente llega de forma discontinua hasta los extremos. Ante la Suecia de Stefan Olsson, devaluada en los últimos años y con la baja de última hora del célebre Jonas Kallman, pero siempre pujante, los de Cadenas apenas castigaron desde los costados y tan solo firmaron dos goles al contragolpe, especialidad de la casa. Sin velocidad ni carreras, el escenario se complica.

Frente a otro entramado muy rudo, fueron determinantes el pilotaje de Raúl Entrerríos, el acierto de Valero Rivera desde los siete metros (7/8) y, sobre todo, las manos de Gonzalo Pérez de Vargas, un ángel bajo los palos. El joven guardameta del Barcelona firmó 15 paradas a 37 lanzamientos, un espléndido 41%. Con Arpad Sterbik reservado, debido a una contractura, el portero fue el sostén principal de España, de esta España pragmática que debe activar el turbo de aquí en adelante.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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