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El Athletic apela al espíritu de la Supercopa

El equipo rojiblanco convierte la goleada sufrida ante el Barça en el Camp Nou en un estímulo para la Copa del Rey

Los jugadores del Athletic, durante el entrenamiento de la tarde de este martes en Lezama.
Los jugadores del Athletic, durante el entrenamiento de la tarde de este martes en Lezama.Luis Tejido (EFE)

A las 22.20 del sábado, Bilbao sentía el dolor del vinagre en las heridas. Un 6-0 en el Camp Nou duele por más que la heroica esperase el milagro de una victoria que no llega desde hace muchos años. A las 22.25, el espíritu de agosto había puesto tiritas en la herida. En esos cinco minutos, Bilbao había pasado de la Liga a la Copa con una velocidad de vértigo. La Copa tiene siempre en San Mamés un perfume embriagador, enardecido por el hecho de haber disputado tres finales en los últimos seis años, todas perdidas y todas contra el Barcelona. El hecho de perder sucumbía al poderío de haber atravesado un desierto de 24 años desde la anterior final (contra el Atlético) y la primera perdida contra los azulgrana en 2009. Superada la historia, Bilbao se agarró, a las 22.20 del pasado domingo, al poder de la Supercopa, cuando sorprendentemente goleó (4-0) al Barcelona y luego empató (1-1) en el Camp Nou, derrumbando el sueño del Barça de ganarlo todo y lograr lo que se llamó el “sextete”, por la facilidad del fútbol para alterar la lógica del diccionario.

A los cinco minutos el Athletic hizo el camino inverso de la derrota. Valverde fue el primero en enarbolar la bandera de la esperanza. Aún en el Camp Nou, hizo de tripas corazón y reclamó que esa dolorosa derrota se convirtiera en un estímulo para la Copa del Rey. Caer y levantarse, vino a decir, a sabiendas de que el rival tiene una envergadura muy superior y ansía ese título tanto como lo sueña el Athletic. A las 22.20 del domingo, la Liga había muerto temporalmente y la Copa tenía un efecto cauterizador. El efecto de la Supercopa ha resucitado unido al valor de San Mamés como templo de los milagros.

Dentro de ese clima psicológico, todo cabe en la cesta de la autoestima. Deportivamente, la presencia de Aduriz (que no jugó, por sanción, en el Camp Nou) es lo más parecido a un broncodilatador cuando el pecho se arruga tras una derrota tan contundente. Aduriz es lo que es y lo que significa, más aún cuando en la Supercopa le hizo al Barcelona cuatro de los cinco goles que el Athletic consiguió en los dos partidos.

Si antes nos aplaudían, decían ‘mira estos, qué majos son’, y nos ganaban siempre y ahora dicen ‘hostias, se nos están subiendo a las barbas Ernesto Valverde, entrenador del Athletic

Las posibles ausencias de Messi y Luis Suárez también encandilan al Athletic. Pero incluso los factores externos juegan el partido. Los silbidos que el Athletic recibió en el Camp Nou han recibido en Bilbao un tratamiento positivo. Mikel Rico dijo que “antes nos aplaudían, ahora nos silban”, una frase que podía tener visos de decepción. Valverde salió al quite y vio la botella medio llena y no medio vacía. “Es una muestra de respeto. Cuando eres un rival de verdad, la gente trata de influirte. Si antes nos aplaudían, decían ‘mira estos, qué majos son’, y nos ganaban siempre y ahora dicen ‘hostias, se nos están subiendo a las barbas”.

Pitidos habrá en San Mamés. Pitarán los irreductibles frente a Iniesta por una acción con Amorebieta perdida en el túnel del tiempo o a Neymar por su lambretta en la final o por pura respuesta a los pitos del domingo. Forma parte del atrezo. Como el cálculo aritmético del juego deportivo. El Athletic le ganó un título al Barcelona; el Barça le ha ganado dos de los cuatro partidos que han disputado; los blaugrana han conseguido ocho goles y los rojiblancos, cinco; Luis Suárez y Aduriz han marcado los mismos goles (4)... toda la métrica del verso futbolístico que luego se resuelve por el ingenio, los accidentes o la fortuna. Al final son muchos los que piensan —no Ernesto Valverde— que, hartos de perder finales con el Barça, mejor discutir a doble partido donde el precedente tiene un dato favorable.

El Athletic entrenó a puerta cerrada. Hay mucho que corregir tras el estropicio del domingo. Habrá cambios porque no solo la competición es distinta, también el escenario, y el Athletic sabe que la eliminatoria, en su caso, se juega principalmente en San Mamés. Para eso ha trabajado psicológicamente desde las 22.20 del domingo.

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