Las Palmas vence al Eibar y a la adversidad

Se dirá: ¿qué hace un cuarentón jugando un partido intenso en un campo como Ipurua y frente a un rival como el Eibar? Defender, no; molestar, si, porque nunca ha sido cosa de Juan Carlos Valerón lo de defender sin balón, ni correr como los cobardes. Digamos que hace un par de cosas: oxigenar las jugadas mediante pases sensatos y ejecutar libres indirectos. Parece poca cosa, pero ambas cosas son asuntos para especialistas, muy renombradas en algunos casos, ninguneadas en otros. Las Palmas fue siempre por detrás, pero siempre llegó a tiempo sin que el Eibar supiera gestionar sus ventajas, ni para defenderlas ni para ampliarlas.

El espíritu defensivo de ambos equipos comenzaba el 2016 con una pereza infinita. A los diez minutos marcaba el Eibar, por medio de Hajrovic, tras trazar mal la línea defensiva el conjunto canario en un pase de Verdi. Pero el Eibar, tan experto en las jugadas a balón parado, tan contundente permitía seis minutos después un cabezazo de Aythami tras un libre indirecto preciso y precioso de Valerón. El central canario, entre el portero y dos defensores cabeceó a placer. La cabalgata defensiva del Eibar cayó por lo suelos. Pero más aparatosa fue la caída subsiguiente, a los cuatro minutos del Las Palmas en una jugada inclasificable: Adrián recoge solo en su campo lanza en profundidad por a banda a Juncá y no hay nadie a su lado en diez metros a la redonda. ¿Posible empeorarlo? Posible: su pase lo remata dentro del área Saúl Berjón sin nadie a su lado en diez metros a la redonda. ¡Qué era aquello!

Todo se vestía de azulgrana, por ventaja, por intensidad y por los errores defensivos de su rival, más suculentos que los suyos. De poco valía que Roque Mesa condujera el balón con vivacidad, que Valerón le diera la pausa o que Wakaso pareciera la locomotora del AVE por su costado izquierdo.

Pero el Eibar se durmió, se recostó en su placidez y Las Palmas recuperó el balón y el control del partido. Tocaba y tocaba aunque perdía uno tras otro a Asdrúbal y a David García por sendas lesiones. Pero tuvo que ser de nuevo una falta la que le propulsara en la eliminatoria. Esta vez Valerón la tocó horizontal y cortita para que Wakaso la empotrara en la red con un violento disparo. El Eibar no entendía el partido ni lo que ocurría. Corría sin sentido, aunque pudo volver a adelantarse en una contra bien llevada por Berjón que remató Enrich y repelió Lizoain en un alarde de reflejos. La impotencia condujo al Eibar a la locura. A Silvestre cruzaron los cables con una entrada violenta que le llevó a la ducha. Escalante hizo lo propio poco después y también se fue a la ducha sin tiempo para haber sudado. Cruce de cables y tercer gol del conjunto canario en otra gran jugada de Wakaso que culminó Momo con un tiro a la escuadra en tiempo de prolongación. Un partido raro como corresponde a aquel que se juega un jueves que parece un lunes.