La embajada
A la foto de James lo que le falta para ser perfecta es que fuese Guti
A la foto de James lo que le falta para ser perfecta es que fuese Guti. Y que existiese una portada el día anterior, con un gorrito de Papá Noel y copa de champán, con el titular: "Este año sí". Asi tendría un sentido definitivo aparecer en Valdebebas a las pocas horas perseguido por la policía como si llegase a entrenar después de un alunizaje. Además el 1 no hay periódicos de papel: seguiría la portada por ahí. El año bueno, el de la explosión.
El hecho de que sea James le da otra consideración histórica. James viene a representar en el ecosistema de Valdebebas un muchacho pulcro de vida apacible al que acechan los demonios de la capital. En el Madrid hay una tradición relacionada con la cantera y los nuevos fichajes: durante una semana se les habla de la suerte y la desdicha que tienen al ser jugadores de la primera plantilla del Madrid. Charlas con viejas glorias, con técnicos y con los jugadores más familiares. Hubo temporadas tan far west que lo más responsable que se encontró fue a Cassano rodeado de velinas apagando el puro en una carbonara.
La táctica a veces, muy pocas, tiene éxito. Y cuando lo tiene es peor: a Illarra lo tuvieron dos semanas advirtiéndole de los peligros de Madrid y terminó tan asustado que cuando llegaba al pueblo se vestía de Batman y toreaba una vaquilla. Al campo, para no convertirse en la "clásica estrella madridista", prefería no salir.
El Madrid es un movimiento pendular que jerarquiza la vida, como hacían antes los periódicos, y observarlo es uno de los grandes placeres de este tiempo. A eso ayudan las figuras. El 9 imputado en un caso de chantaje sexual, el 10 por la autopista con las luces de la policía detrás, el 4 de capitán y el 7 diciendo que su vida no es tan fácil: a veces quiere ir a Las Vegas a ver boxeo y no puede por la típica semifinal de Champions que te ponen en medio de la semana con los moscosos gastados.
Por eso cuando Manuel Rivas dice que la literatura es un gitano escapando de la Guardia Civil, hay que recordar que el Madrid es que a las Fuerzas de Seguridad del Estado las pare la policía madridista mientras James sigue su camino escuchando reggaeton. Esa sensación de estar llegando no a un club sino a un país. Hay en la cara de James tomando la última curva con la policía secreta del Estado español siguiéndole los talones algo del alivio del desertor que se encarama a la valla de una embajada. La inmunidad diplomática del Madrid, que le ha dado la nacionalidad a Benzema tras ser repudiado por Francia. El saber que en Valdebebas podría resistir cualquiera durante meses como Assange. Con sanidad y seguridad propias, en medio de planes quinquenales, buscando delatores, denunciando conspiraciones y amenazando con la bomba atómica, este año sí.
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