_
_
_
_

Kranevitter, un ‘cinco’ de hierro

El mediocentro argentino, que aprendió con vídeos de Busquets y Pirlo y que llega mañana al Atlético, es un ejemplo de superación y sacrificio

Jordi Quixano
Kranevitter ante Messi en el Mundial de Clubes.
Kranevitter ante Messi en el Mundial de Clubes.Thomas Peter (REUTERS)

En el partidillo en espacios reducidos de la última sesión del River Plate antes de la final del Mundial de Clubes, Matías Kranevitter (Yerba Buena, Argentina; 22 años) se hinchó a recuperar balones y dar el pase de primeras hacia delante. “Es muy bueno. ¿Lo viste? Entendió como nadie lo que quería el DT [Marcelo Gallardo], cuándo había que tirar la presión hacia delante. Junto a él me ha sido muy fácil jugar”, reconocía instantes después de la práctica Leo Ponzio, en la pista de atletismo que rodeaba la cancha de fútbol del estadio Todoroki de Yokohama. El Colo, como le conocen sus compañeros, se ha hecho a sí mismo porque siempre entendió la profesión como una meta. Ya dejó River y mañana aterriza en Barajas para incorporarse a la dinámica del Atlético, que por la tarde tiene partido ante el Rayo en Vallecas.

No hace tanto, en octubre de 2014, Kranevitter fue operado del quinto metatarsiano del pie derecho. Dos semanas más tarde, hastiado de estar tumbado en casa, pidió que le llevaran en coche a la ciudad deportiva del River, se cambió de ropa y, en muletas, salió al césped para andar un poco, tocar el balón con la izquierda y apoyar a su equipo. “Me dieron vacaciones pero no aguanté”, soltó el mediocentro. Entre otras cosas porque nunca estuvo parado. “Desde chico aprendí que lo que quieras lograr en la vida tienes que hacerlo con mucho sacrificio”, aclaraba hace unos días en una entrevista al Diario AS.

Caddie antes que futbolista

De padre taxista o albañil, dependiendo de las épocas, y madre ama de casa, en su hogar el dinero no sobraba porque eran seis hermanos. Por eso, Matías Kranevitter acudía cada tarde a uno de los cuatro campos de golf que tenía cerca de casa para ejercer de caddie. “Me daban 15 pesos -un euro al cambio- y 10 se los daba a mi mamá para la comida”, cuenta el jugador, que tiene hándicap seis y que le viene de familia porque es primo del Pingu Romero y sobrino de César Costilla, golfistas profesionales

Convicción que mantuvo con 15 años, cuando recorrió los más de 1.200 kilómetros para instalarse en la pensión de River, que lo fichó después de verle jugar con un combinado Sub 15 argentino por más que durante una época debió dejar el San Martín de Tucumán por no poder pagar la cuota del club. “Sabía que debía hacer el esfuerzo y siempre fui muy sacrificado. No conozco otra manera de hacer las cosas”, conviene. Una filosofía que casa con la del Cholo Simeone, que el pasado 27 de agosto se lo dejó claro en la visita del jugador al Cerro del Espino. “Ven con ganas”, le pidió. Algo que nunca le faltó porque en un clásico ante Boca jugó con 40 grados de fiebre para después ir directo al hospital, afectado de una gastroenteritis severa.

Fue Gallardo el que le empezó a dar la titularidad –con Ramón Díaz dio el salto- tras ponerle varios vídeos editados con acciones de Busquets y Pirlo en una habitación de hotel, en una concentración del equipo. Una práctica del técnico extendida, en cualquier caso, porque al delantero Alario le hizo ver cómo definía Lewandowski en el Bayern. “Es uno de los jugadores más inteligentes que jamás vi. No hay otro mediocampista como él hoy en día”, reconoce Kranevitter sobre el 5 azulgrana, con el que se midió en la final del Mundial de Clubes. En ese partido, sin embargo, evidenció que también sabe jugar sin balón porque en ocho minutos hizo dos entradas duras sobre Messi –la segunda vio tarjeta amarilla- y aguantó hasta el final. “No me ha sorprendido porque ya lo conocía un poco, pero me pareció un buen futbolista”, analizó Luis Suárez. “Para su juventud demuestra una madurez muy avanzada. Es un cinco muy al estilo de River, muy posicional, con muy buen manejo de pelota. Tiene un futuro muy grande no solamente en Europa sino también en la selección”, abunda Mascherano, otro de sus referentes como en su día lo fue Fernando Redondo.

Ya internacional con Argentina de la mano de Martino –“con su llegada se terminaron las preocupaciones que surgieron sobre la falta de reemplazo de Mascherano”, explicó el Tata-, el Atlético pagó ocho millones por el 70% del pase del jugador, con un contrato de cinco años y una cláusula de rescisión que rondará los cuarenta millones de euros. “Gracias por enseñarme a ser persona desde chico y brindarme todo en estos ocho años; se va a extrañar”, escribió en las redes sociales después de cerrar su etapa con los millonarios. No en vano, se formó como persona en River y hasta aprendió a conducir en el aparcamiento del estadio Monumental gracias a la ayuda de Tito, el encargado de la pensión, y Morales, el jefe de seguridad, improvisados profesores. “Ya tengo ansias por estar en el Atlético”, confiesa ahora Kranevitter, que tendrá competencia extra en el puesto después de que el club rojiblanco haya confirmado la contratación de Augusto (Celta). “Sé que debo trabajar mucho para ganarme mi lugar. Pero si el Cholo me necesita, estoy preparado para jugar”, expone. Sacrificio no le faltará.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_