Halilovic, el escanciador de Dubrovnik
El croata brilla en el Sporting, donde está cedido por el Barcelona, y disfruta de Gijón, ciudad en la que ha encajado a la perfección
“Un club de la categoría del Barcelona siempre sabe lo que hace”, apunta desde el otro lado del teléfono el que fuera delantero de Mallorca y Deportivo de la Coruña a comienzos de la década de los noventa, Zoran Stodajinovic. Y lo dice con conocimiento de causa. El serbio, ahora representante, tiene entre sus clientes a una de las grandes promesas del fútbol mundial, Alen Halilovic (Dubrovnic, 1996). El Barcelona lo ató en marzo de 2014 tras desembolsar al Dinamo de Zagreb una cantidad superior a los dos millones de euros. Este verano, después una temporada en la que sobresalió en un filial que terminaría descendiendo de categoría, el club apostó por ceder al jugador a un equipo de primera división que le diera la oportunidad de explotar.
El destino elegido era el Sporting de Gijón, todo un desconocido para el talentoso volante croata, que se resistía a abandonar el vestuario de Luis Enrique. “Tuvo muchas dudas. Alen confía mucho en él y se sentía preparado para jugar en el Barcelona. Le costó marcharse”, reconoce su agente. Pero al final, la insistencia de Abelardo, entrenador del Sporting, y Nicolás Rodríguez, director deportivo, terminaron por convencerle y aceptó. “Fueron los puntos clave para que acabará en Gijón. Le llamaron varias veces para transmitirle toda su confianza y acabaron con todas sus dudas”, relata Stodajinovic.
Estar aquí es lo mejor para mí. Estoy muy feliz en el Sporting y en Gijón. Alen Halilovic
Tres meses después de su llegada, Halilovic es consciente de su acierto. “En estos momentos estar aquí es lo mejor para mí. Estoy muy feliz y muy contento en el Sporting y en Gijón. Me gusta mucho el club, el entrenador…Tengo 19 años y la verdad es que era la mejor opción para esta temporada.”, asegura el jugador balcánico, quien solo piensa en jugar. “Soy muy joven, tengo muchas ganas de estar aquí. Quiero jugar y disputar muchos minutos”. Debutó en la segunda jornada y a la siguiente Abelardo ya le dio la titularidad. Halilovic le correspondió con goles –2 en Liga y 2 en Copa-, asistencias -3-, sacrificio y un sinfín de recursos técnicos solo al alcance de unos pocos que le han convertido en indiscutible y que le permitieron conquistar a El Molinón, donde ya e sun ídolo. La conexión fue mutua y El Molinón tampoco tardó mucho en conquistarle a él. “No esperaba tanto apoyo. El ambiente en el estadio es espectacular y nos acompañan en cada viaje. Me ha sorprendido”, cuenta.
También lo ha hecho la ciudad, Gijón, y su gente. “Es genial. La gente me trata muy bien y la ciudad, que está cerca del mar y a mí me encanta, me gusta mucho”. En ella empezó a asentarse entre los consejos de su compatriota y ex jugador rojiblanco Mate Bilic. “Le conocí en un partido de la liga de Croacia cuando él jugaba en el Dinamo de Zagreb y yo en el RNK Split. Este verano, cuando le surgió la opción de fichar por el Sporting me llamó para preguntarme”, recuerda Bilic, y añade “le hablé del club, la ciudad, le dije que no dudará porque es un gran club para que se desarrolle. Ya cuando fichó, le intenté ayudar al máximo en la situación de un futbolista que llega a un equipo nuevo: buscamos piso y le dije a mis antiguos compañeros que le ayudaran y le cuidarán”.
Ellos, sus compañeros, son precisamente una de las claves para que Halilovic no haya tardado en despuntar. El croata fue acogido por un vestuario repleto de guajes que registra la menor media de edad de la categoría —23.9 años— y en el que el ambiente era el idóneo para su llegada. “Somos todos muy jóvenes y formamos un gran grupo tanto fuera como dentro del campo. Estoy muy contento con todos ellos” dice Halilovic. O guahilovic, apodo que puso al croata una de las piezas claves del vestuario, el preparador físico Gerardo Ruiz. “Las primeras veces que le llamé así, se pensaba que no sabíamos pronunciar bien su nombre. Cuando fue escuchando la palabra guaje día tras día, lo entendió”, confiesa.
En un guaje, David Villa, se inspiró para celebrar su tercer gol como rojiblanco, el segundo ante su afición. Halilovic marcó, pidió espacio a sus compañeros, se plantó ante la grada y simuló escanciar sidra hasta en dos ocasiones. También lo hace fuera del campo, donde aprendió. “Me llamaba la atención. Hace unas semanas, Lora y Bernardo me llevaron a una sidrería junto a más compañeros y el dueño me enseñó a escanciar. Fue muy divertido y prometí celebrar un gol así porque se lo había visto a Villa y me gustó la idea”, revela un Halilovic quien espera seguir repartiendo culines que ayuden a conseguir la permanencia al Sporting, que se mantiene fuera del descenso con un partido menos que el resto, y le permitan ganarse un puesto en la selección croata para la Eurocopa de Francia del próximo verano.
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