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Ponzio: “No podemos ir a los partidos como a guerras”

El capitán del River ya ha sufrido la pasión con la que se vive el fútbol en Argentina y pide calma para la grada y para el campo, donde no le importará correr detrás de la pelota si así vence al Barça

Jordi Quixano
Ponzio (derecha) se entrena en Japón con su compañero Gonzalo Martínez.
Ponzio (derecha) se entrena en Japón con su compañero Gonzalo Martínez.THOMAS PETER (REUTERS)

Cuando baja del autocar camino de los vestuarios del estadio Todoroki, Leonardo Ponzio (Las Rosas, Argentina; 33 años) se gira para aplaudir a los escasos aficionados que alientan a River Plate con sus cánticos y desgarradas voces. Luego encabeza el grupo que corre alrededor del césped y cuando toca hacer ejercicios ordena al grupo. Es el capitán, también la voz de los millonarios y la extensión del técnico Gallardo en el campo. Ha vivido de todo sobre el tapete, hasta que le lanzaran gas irritante que le provocó quemaduras en la Bombonera, estadio del Boca. Ahora jugará la final del Mundial de Clubes ante el Barça.

Pregunta. Tendrán unos 16.000 aficionados alentándoles en el encuentro. ¿Argentina vive el fútbol como nadie?

Respuesta. Es una locura la gente que llega. En la semifinal había 14.000 personas y teníamos más presión por ellos que por el rival (Sanfrecce Hiroshima); debíamos pasar como fuera. Pero sólo podemos agradecérselo, porque es increíble. Y sí, en cierto modo, lo vivimos como nadie porque nacimos en un lugar donde la grada es el folclore del fútbol. Pero no todo es bueno. En la Liga, por ejemplo [jugó en el Zaragoza], no hay este barullo, pero si se pierde la afición no se lo toma a la tremenda. A nosotros perder no nos va. Nos lo tomamos muy mal.

P. ¿Tan mal que le tiran gas irritante y le queman la espalda?

R. Nunca pensé que me iba a pasar algo así en una cancha. Es una pena que entre dos clubes muy grandes, en un clásico entre Boca y River que era tan importante en lo internacional, se mostrara eso. En algo se falla, porque no podemos ir a los partidos como guerras, sino tomarlo como lo que es: fútbol. Es que pasé miedo, bueno, quizá más apuro que otra cosa. Pero no se puede repetir.

El fútbol argentino es muy sacrificado y se corre mucho. Tendremos que imponer nuestro temperamento y esfuerzo. Estamos a nada de conseguirlo”

P. ¿Qué falla?

R. Hay que trabajar en la sociedad, fuera del fútbol. En Argentina no sabemos aceptar el no; y no nos valen las explicaciones. Ni las derrotas.

P. Ahora se miden con el Barcelona.

R. Bueno, tenemos que luchar. Sabemos que la posesión siempre es suya. Es su juego, su iniciativa. Pero no nos importa correr detrás de la pelota. El fútbol argentino es muy sacrificado y se corre mucho. Así que tendremos que imponer nuestro temperamento y esfuerzo porque estamos a nada de conseguirlo. Queremos la Copa y tenemos confianza.

P. ¿Quiere que juegue Messi?

R. Sí, así será una final más completa. Y Neymar también. No podemos pedir que no lo hagan. Pero me quedo con Messi. A Maradona lo vi con 10 años y no tenía la noción de lo que era un futbolista. Aunque yo no he visto a nadie de la magnitud de Messi. Es el mejor, no tiene techo. Así que lo dicho: habrá que esforzarse.

P. Pero entrega a usted no le falta, ¿no?

R. Nunca. Me inicié así, me lo creí siempre y eso me dio el empujón para todo.

P. ¿Le viene de familia porque su padre es agricultor y ganador, y por lo tanto tampoco negocia con el esfuerzo?

R. Seguro. Es el ejemplo del trabajo.

P. ¿Le pide que le ayude en las vacaciones?

R. No, pero de vez en cuando lo hago porque me gusta bastante. Como estar en mi pueblo porque allí me siento uno más.

P. ¿Un futbolista necesita eso?

R. Sí. Siempre trato de abrirme a los demás y en la primera impresión se quedan impactados. Luego entienden que hablan con una persona como otra cualquiera.

P. Aunque juega desde los 17 años en Primera…

R. Ha pasado demasiado tiempo, ¿no? Bueno, las ganas me mantienen vivo. Ocurre que ahora estoy más calmado, con más pausa, porque fui mejorando por el mismo trajín de la profesión. Además, las piernas me mantienen bien. Y la cabeza ayuda porque he aprendido a anticiparme a las cosas.

P. Ganar al Barça es posible.

R. Sí, claro.

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