El Tour rompe con la UCI

El WorldTour, el calendario que agrupa las principales carreras del año y a los mejores equipos, que tienen su participación garantizada, nació como un compromiso entre las dos grandes fuerzas que históricamente han dirigido y codificado el ciclismo: el Tour de Francia y la Unión Ciclista Internacional (UCI). El WorldTour nació en 2009, después de que el Comité Olímpico Internacional (COI) mediara en la lucha de poder permanente entre Tour y UCI, y morirá probablemente en octubre de 2016, una vez celebrado el Giro de Lombardía, la última carrera del calendario.

Así se desprende de la decisión de Amaury Sport Organisation (ASO) --la empresa dueña del Tour de Francia y también de la Vuelta a España y de otras pruebas como la París-Roubaix, Lieja, Flecha, París-Niza y Dauphiné que forman la columna vertebral del calendario europeo--, de inscribir sus pruebas a partir de 2017 en la llamada categoría superior (HC), lo que significa, por un lado, que no puede invitar a los 18 equipos que forman el WorldTour actualmente, pero, por otro, que gozará de libertad a la hora de elegir los participantes. En la práctica, a pesar de que al WorldTour siga fiel RCS Sport, la empresa milanesa que organiza Giro de Italia, Tirreno, Milán-San Remo y Lombardía, la decisión de la empresa francesa, también dueña del diario L’Équipe, es un golpe mortal a la liga organizada por la UCI el año en que iba a ponerse en marcha su reforma más ambiciosa.

Precisamente 2017 debería ser el primer año del nuevo WorldTour, que aumentaría su número de competiciones hasta 180 días al año (frente a los 120 actuales), muchos de ellos en los llamados nuevos continentes del ciclismo, Asia y Australia, y garantizaría a los equipos una permanencia mínima de tres años, frente al año actual. “Es una reforma a la que nos oponemos”, se lee en el comunicado que utilizó ASO para anunciar la ruptura. “No queremos un sistema deportivo cerrado, sino que somos fieles al sistema europeo y a los valores que representa: un sistema abierto en el que priman los valores deportivos”.

El mes pasado ya se había manifestado contra la reforma la asociación de organizadores, dominada por el Tour. En un comunicado, a media tarde del viernes, la UCI recordó que la reforma se había pactado entre todos los sectores del ciclismo durante más de dos años de discusiones y de que se comprometía a llevarla adelante pese a la oposición del Tour.

Los equipos, por su parte, siempre el eslabón débil del ciclismo por su escasa capacidad de decisión, apoyan una reforma que les permitía garantizar cierta estabilidad a sus patrocinadores, su única vía de ingresos, ya que los derechos televisivos pertenecen a los organizadores, que no los reparten. “Ya estamos acostumbrados a estos pulsos entre Tour y UCI”, dice Eusebio Unzue, mánager del Movistar, el único equipo español del WorldTour, un calendario que exige un fuerte desembolso económico y otras exigencias a sus afiliados. “Supongo que después de este golpe en la mesa del Tour, en 2016 volverán a negociar todos y llagarán a otro acuerdo. Un WorldTour sin Tour de Francia no es viable”.