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El Barcelona, a la espera de Messi

El equipo azulgrana precisa de la mejor versión del 10 mientras Luis Enrique, que no hizo ningún cambio en Mestalla, aspira a fichar a un delantero

Ramon Besa
Luis Enrique, en Mestella.
Luis Enrique, en Mestella. JOSE JORDAN (AFP)

El Barça cedió su primer empate en la Liga a falta de cinco minutos para cantar victoria en Mestalla. Aunque el Valencia permanece invicto en su estadio desde el 30 de noviembre del año pasado, cuando en la prolongación encajó un gol de Busquets, los azulgrana mandaban en la cancha y en el marcador con un gol de Luis Suárez; habían generado hasta media docena de oportunidades; estaban en racha desde su derrota en Sevilla —sumaban seis victorias consecutivas y habían eliminado por goleada al Villanovense en la Copa—; no recibían un tanto desde la visita del Eibar al Camp Nou —525 minutos— y formaban con la misma alineación que conquistó la Copa de Europa en Berlín con la excepción de Bravo, titular en la Liga en detrimento de Ter Stegen.

La sensación era que si el equipo de Luis Enrique había aprendido a ganar los partidos sin Messi, el triunfo le sería mucho más fácil con el retorno del 10, incluso en un feudo irreductible como es el campo del Valencia por más que el club pase por una situación de precariedad de nuevo solventada con Voro, un entrenador tan fiable que solo ha perdido un encuentro sobre ocho, después de sustituir de forma interina a Pellegrino, Koeman y Nuno.

Falsa impresión del Barcelona. El talismán Voro tuvo más efecto al final sobre el partido que la rutina victoriosa del plantel comandado por Messi. El 10 no atinó precisamente en el último tiro a la portería de Jaume Doménech. Al argentino le faltó pegada, no está todavía en su mejor forma, su regate no tiene la velocidad acostumbrada y sus conducciones aún no son explosivas, incluso se podría decir que ahora mismo está un punto por debajo del exuberante Neymar. A falta de un mejor arranque y más continuidad, Messi funciona de todas maneras como un excelente armador del juego, como se advirtió en el pase de gol para Luis Suárez.

El monopolio del tridente

Al Barcelona no le alcanzó esta vez con el tridente, protagonista de 31 de los 34 goles del equipo: Neymar: 14; Suárez, 13; y Messi, 4 por uno de Vermaelen, Iniesta y Bartra. No se dio el gol de Leo en el último minuto como pasó con la Real Sociedad (4-0). Los delanteros se adornan a veces en exceso, siempre pendientes de socializar el gol, como si fuera menester que marcaran los tres, para evitar falsas interpretaciones, combatir cualquier egoísmo, reafirmar su compromiso con el Barcelona.

No hay dudas de todas maneras en el vestuario sobre el tridente y el plan de Luis Enrique. Ayer Piqué afirmó en Twiter: “Estoy convencido de que volveremos a ganar la Liga. Tengo el mismo sentimiento que el año pasado después de jugar en el Sánchez Pijuán”. Los barcelonistas se dejaron empatar entonces por el Sevilla un partido que ganaban 0-2.

La reaparición de Messi, después de dos meses de ausencia y el próximo debut de Arda Turán y Aleix Vidal previsto para enero, son noticias muy esperadas para el Barcelona. A más plantilla se supone que mejorará un rendimiento que ha sido óptimo en la escasez por las muchas lesiones acumuladas y la imposibilidad de fichar por la sanción de la FIFA. El Barça ha respondido estupendamente a un calendario muy exigente que contemplaba visitas a San Mamés, Calderón, Bernabéu, Sánchez Pizjuán, Balaídos y Mestalla. La duda está en si mantendrá la misma ambición y exigencia en la abundancia después del gatillazo final en Valencia, cuando se dedicó a administrar y gestionar más que a cerrar un partido que, por otra parte, abrió con un gol en fuera de juego de Suárez minutos después que el uruguayo se jugara la expulsión por un pisotón a Abdennour.

Al Barcelona, camaleónico por excelencia, capaz de adaptar su juego al rival y a las circunstancias sin perder estilo, le faltó contundencia para cerrar el partido y ponerse a salvo de cualquier jugada, buena o mala, y tampoco supo descansar con el balón, ser paciente y preciso, tener la pausa que antes encontraba con Xavi.

Las rotaciones

El partido dejó además un detalle sorprendente: Luis Enrique no hizo ningún cambio cuando se notaba el cansancio de jugadores como Neymar y Messi. No se daba una situación igual desde el 7 de febrero de 1999 cuando el Barça de Van Gaal ganó al Extremadura de Rafa Benítez por 1-2, goles de Kluivert y curiosamente de Luis Enrique. El técnico no recurrió ni a Sandro ni a Munir, goleadores en la Copa ante el Villanovense, circunstancia que reabrió el debate del Camp Nou: Luis Enrique busca para enero a un delantero y la junta solo admite una cesión para no complicar el presupuesto. El entrenador, que tiene muy bien calculados los minutos de cada futbolista, siempre fue partidario de las rotaciones y aspira a descargar de minutos al tridente ante las distintas competiciones que afronta el Barça. El año pasado se trataba de cambiar hasta dar con el mejor equipo y ahora la cuestión es que el mejor equipo no se relaje como en Mestalla.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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