El Athletic toca y se va en La Línea
Dos goles en los primeros 20 minutos liquidan el partido y luego dan alas a la 'Balona'
No es lo mismo. Unos juegan para reivindicarse y otros para acariciar la gloria. En el Athletic solo jugaba un titular, Laporte, porque está expulsado en la Liga (si no prospera el recurso a su tarjeta roja en Vallecas); en la Balona todos estaban deseando jugar: los que jugaron y los que no jugaron y todos soñando con jugar el partido de vuelta en San Mamés porque el destino es menos caprichoso que el azar y quién sabe cuándo volverá darse otra coincidencia entre ambos equipos tan oportuna para sus intereses.
Linense, 0 - Athletic, 2
Balompédica Linense: Soler; Palancar, León, Joe, Olmo; Ismael Chico, José Ramón, Forner (Guerra, m.68), Canario (Mauri, m.57), Zamorano; y Espinar (Copi, m.65).
Athletic Club: Herrerín, Bóveda, Elustondo, Laporte, Lekue (De Marcos, m.87); Iturraspe (San José, m.75), Rico, Eraso, Sabín (Aketxe, m.72), Viguera; y Sola.
Goles: 0-1. Minuto 13. Sola. 0-2. Minuto 18. Laporte.
Árbitro: Velasco Carballo (colegio madrileño). Sin amonestados.
Incidencias: Partido de ida de dieciseisavos de final de la Copa del Rey, disputado en el estadio Municipal de La Línea ante unos 9.000 espectadores.
Valverde dio descanso a los de siempre, lo que significa que les dijo a los de casi nunca o a los de a veces, que ahí estaban, que era su día, que el rival, estaba dos escalones por debajo y, por lo tanto, así habría que juzgar su examen. Difícil evaluación.
A los 13 minutos ya ganaba el Athletic porque Chimo Forner se equivocó en su cesión al portero desmemoriada y le dejó el balón a Kike Sola para batir a Lolo. Fue un regalo, una desatención, una distracción... llámese energía. Pero Kike Sola desenvolvió el regalo con delicadeza como se merecía tamaña atención. Fue listo y golpeó con el exterior del pie derecho, al palo contrario. Es decir, lo que había que hacer. Un gol para alguien que vive desde el banquillo o la grada los goles de Aduriz. O sea, un placer inesperado.
Seis minutos después Laporte, que la busca y la busca en la Liga sin encontrarla, halló un libre indirecto de Iturraspe para cabecear a placer. O sea, el estanque dorado para un partido que no se sabe donde se va a mover. Antes de la media hora, la discusión estaba clara.
Clara en el resultado. No en la actitud ni en el juego. Cierto que el Athletic había marcado dos goles en la primera mitad, casi sin darse cuenta. Pero no es menos cierto que la Balompédica Linense tuvo dos, tres, cuatro ocasiones en la segunda mitad para haber dado rienda suelta a su felicidad y afear la conducta transigente e insípida del Athletic. La tuvo el argentino Zamorano tras un gran pase de Espinar que le dejó solo ante Herrerín. Se puso nervioso. Y la tuvo Espinar que midió mal el bombeo sobre Herrerín, otra vez vendido por su defensa. Y de poco sorprende desde casi medio campo Guerra a Herrerín en un acto reflejo.
A cambio el Athetic solo asustó con un pase de Eraso a Sola que el navarro no aprovechó. Nada más. Resistir. Aguantar. Conservar. Se quedará la Balona con su ímpetu, con sus oportunidades perdidas. Se quedará el Athletic con el resultado. Poco más sacarán en limpio unos y otros.
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