El Atlético se impone al Espanyol con un gol de Griezmann y una revolución
El Atlético deja los tres puntos en el Calderón tras sobrevivir a un partido trabado con sus canteranos más jóvenes en la sala de máquinas
Primero con una alineación revolucionaria y después mediante una supervivencia con los cuatro centrocampistas más jóvenes de su vivero, el Atlético se deshizo del Espanyol. La lesión de Tiago y la baja por sanción de Gabi provocó que los rojiblancos tuvieran que desempeñarse durante muchos minutos con Saúl, Koke y Óliver en la sala de máquinas. Por primera vez los tres centrocampistas que dibujan el eje del futuro del club tuvieron que apañarse en medio de la responsabilidad de sacar un partido complejo adelante sin los dos timones principales sobre el campo. Tiene el Atlético a tres de los centrocampistas con más proyección del fútbol español, tres pilares sobre los que sostenerse en los próximos años. El trío es una reivindicación de la cantera rojiblanca, más prolífica que mediática. A ellos se sumó en la última media hora Thomas para blindar el resultado ante un Espanyol que no hizo grandes cosas en ataque, pero que tampoco se descompuso. Estuvo siempre en el partido, aunque solo fuera desde el despliegue físico. No le apareció Asensio, al que se le cayó encima el gran cartel con el que se presentaba. Tampoco Hernán Pérez ni Víctor Álvarez dieron señales de vida. De eso también tuvo mucha culpa esa capacidad del Atlético para lograr que sus rivales parezcan menos de lo que son. Una vez más le faltaron gol y cierta continuidad en el juego con balón, pero la solidez defensiva le da para sobrevivir con un simple gol.
ATLÉTICO, 1; ESPANYOL, 0
Atlético: Oblak; Juanfran, Giménez, Godín, Filipe Luis; Óliver (Torres, m. 75), Tiago (Carrasco, m. 32), Saúl, Koke; Vietto (Thomas, m. 56) y Griezmann. No utilizados: Moyá; Gámez, Savic, y Correa.
Espanyol: Pau López; Javi López Álvaro, Enzo Roco, Fuentes; Abraham , Diop (Cañas, m. 55); Hernán Pérez, Asensio, Víctor Álvarez (Mamadou, m. 85); y Caicedo. No utilizados: Bardi, Duarte, Burgui y Jordán.
Goles: 1-0. M. 2. Griezmann.
Árbitro: Bikandi Garrido. Amonestó a Álvaro, Diop, Javi López y Fuentes Vicente Calderón. Unos 45.000 espectadores.
De saque, Simeone sorprendió con la titularidad de Vietto y de Óliver. Dos sorpresas mayúsculas. La primera supuso la suplencia de Fernando Torres y presentó a un equipo poco visto en la era del Cholo, sin un nueve de referencia. La segunda variante fue la entrada de Óliver por el eléctrico Carrasco. El plan consistía en jugar mucho por dentro. Y por ahí vino el gol que valió el partido. Fue una gran maniobra de Óliver. Listo para llevarse a su marcador metiendo la punta de la bota para zafarse de él y preciso para asistir a Griezmann, que también tiró de puntera para anticiparse y cruzar un remate que se endiabló hasta la base del poste. De nuevo, el francés volvió a marcar un tanto que abre partido y cierra partido. Ante la falta de gol de los delanteros puros, esa idea de jugar sin una referencia que venía macerando Simeone desde hace tiempo la puede hacer realidad Griezmann.
Óliver jugó 75 minutos y estuvo en el centro de todas las modificaciones tácticas a los que se vio obligado Simeone. Primero partió desde la derecha en una vuelta al 4-4-2 tras un par de partidos en el que se había impuesto el 4-3-3. Con la lesión de Tiago, tuvo que regresar Simeone a ese último dibujo por un cambio ambicioso. Al portugués le reemplazó Carrasco. Con Saúl haciendo de Tiago, Koke y Óliver le escoltaron por delante. De todos fue Óliver el jugador más clarividente con la pelota, aunque perdió algún que otro balón. En la mayoría de sus pases siempre hubo una intención y estuvo con esa querencia de ser una solución para el compañero que tiene el balón. El chico, que tras comenzar el curso como titular ha pasado a la segunda unidad, también tuvo despliegue defensivo. De alguna manera, le mostró a su entrenador lo que este busca. Que cuando sea preciso está para algo más que salir a dormir los partidos con el marcador a favor. Cuando entró Thomas por Vietto, volvió a la banda derecha y allí también se hizo notar. Antes de retirarse ovacionado pudo marcar el 2-0 con un derechazo cercano a la escuadra que le sacó Pau López.
Sí Oliver fue el más brillante con la pelota dentro de un partido trabado y con poca continuidad, Saúl fue creciendo a medida que empezó a simplificar su juego y a tomar mejor su posición. Koke guerreó y Thomas consolidó el medio. En las alas, Juanfran y Filipe además de contener a sus pares le dieron profundidad durante varios tramos al partido. Quizá el que más notó la falta de ritmo fue Vietto, generoso para ofrecerse entrelíneas pero falto de esa punta de velocidad que lo hacía letal en el Villarreal. Con esos argumentos al Atlético le dio para que Oblak no tuviera que intervenir en todo el partido y para generar ocasiones que ni Griezmann, ni Carrasco, ni Koke aprovecharon. Un cabezazo al palo de Godín confirmó esa pelea con el gol que tiene el Atlético. Uno le basta para ganar porque defensivamente está al nivel con el que conquistó la Liga hace dos temporadas.
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