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El Betis se impone a un Levante reñido con los palos

Los locales estrellan tres balones a la madera en un encuentro decidido por un tempranero gol de Rubén Castro

Roger se lamenta tras fallar una ocasión.
Roger se lamenta tras fallar una ocasión.Juan Carlos Cárdenas (EFE)

Rubén Castro es el gol en Betis. Todo el trabajo del conjunto verdiblanco cobra sentido cuando el esférico le llega al delantero canario, un ratón del área. Rubén Castro en una acción muy suya, mil veces repetidas, marcó nada más iniciarse el partido. El octavo tanto que consigue el jugador de Las Palmas, que lleva conseguidos dos tercios de los goles de su equipo (12) en la presente temporada. Le fue suficiente al conjunto de Pepe Mel bendecido lejos del Benito Villamarín, donde ha logrado 14 de los 18 puntos en disputa.

Los palos también se aliaron con el equipo bético, hasta en tres ocasiones evitaron el gol del Levante inagotable en el esfuerzo, con escasa fortuna con los postes donde Deyverson estrelló dos disparos, el primero un bochornoso error del brasileño. La recuperación del conjunto de Rubi, evidente en el juego, no tuvo esta vez su recompensa en el marcador.

Levante, 0 - Betis, 1

Levante: Rubén; Pedro López, David Navarro, Feddal, Toño; Simao; Morales, Verza (Ghilas, m. 73), Camarasa, Rubén García (Víctor Casadesús, m. 59); Deyverson (Roger, m. 68). No utilizados: Mariño; Lerma, Juanfran, Xumetra y Ghilas.

Betis: Adán; Piccini, Westermann, Bruno, Varela; N'Diaye, Petros; Joaquín (Molinero, m. 91), Ceballos (Jordi Figueras, m. 83), Cejudo (Van der Vaart, m. 74); y Rubén Castro. No utilizados: Dani Giménez; Xavi Torres, Jorge Molina y Portillo.

Goles: 0-1. M. 4. Rubén Castro.

Árbitro: Sánchez Martínez. Expulsó a Westermann por doble cartulina amarilla (m. 78) y Juanfran (estando en el banquillo, m. 80) Amonestó a Deyverson, Cejudo, N'Diaye, Verza, Feddal, Roger, Pedro López, Varela y Adán.

12.000 espectadores en el Ciutat de València.

La veteranía es un grado. Se acumula experiencia y se gana en sabiduría. Si el físico aguanta pasada la treintena, en el fútbol resulta un valor añadido. En primer saque de esquina que contó el Betis, logró estrenar el marcador. Mientras la defensa granota esperaba el clásico centro al área, Joaquín y Rubén Castro, ambos con 34 años, se juntaron en la esquina para inventar el gol verdiblanco tras adentrarse en el área el del Puerto de Santamaría para ceder el esférico al delantero, certero con su habitual disparo combado de izquierda a derecha. El octavo gol de Rubén Castro, incombustible el canario.

La pasividad defensiva del Levante le condenaba desde el inicio, no cumplido el cuarto minuto. Un fallo de Bruno, el central bético pudo concederle la igualada. Pero no. Hay errores incomprensibles, imperdonables. Se plantó Verza frente a Adán tras un mal control de Bruno y una peor cesión a su portero, y el exjugador del Almería envío con sutileza el esférico al palo. El rechace le cayó a Deyverson, solo, en el área pequeña, confiado en marcar fácilmente a puerta vacía. Y el esférico terminó ¡en el larguero!, ante la incredulidad de la grada.

El Levante no bajó los brazos. Y obligó al Betis a replegarse, incómodo el conjunto de Pepe Mel defendiendo, no así contragolpeando, con Rubén Castró como destinatario del último pase. El partido tenía su miga, intensidad e intención por parte del Levante, organización en el Betis y detalles, como el repertorio inagotable de fintas de Joaquín o los gestos técnicos de Dani Ceballos. Solo el descanso concedió un respiro a los dos equipos comprometidos con el fútbol, bien dirigidos desde el banquillo.

No era la noche de Deyverson. Ya en la segunda mitad, antes de cumplirse los diez minutos de juego, el brasileño volvió a encontrar el travesaño como enemigo, después de un plástico disparo de volea. El Levante no se dio nunca por vencido, cuestionando la victoria al Betis obligado a realizar un gran esfuerzo defensivo, dedicado a contener al conjunto granota lanzado hacia la portería de Adán, sin embargo poco exigido y al que los palos ejercieron su trabajo. En el último tramo aparecieron los nervios, las fricciones y la expulsión de Westermann. Y el asedio final del Levante sin premio.

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